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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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La más terrible am<strong>en</strong>aza que haya sido jamás dirigida a los mortales se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra cont<strong>en</strong>ida <strong>en</strong><br />

el m<strong>en</strong>saje del tercer ángel. Debe ser un pecado horr<strong>en</strong>do el que atrae <strong>la</strong> ira de Dios sin mezc<strong>la</strong> de<br />

misericordia. Los hombres no deb<strong>en</strong> ser dejados <strong>en</strong> <strong>la</strong> ignorancia tocante a esta im<strong>por</strong>tante cuestión; <strong>la</strong><br />

amonestación contra este pecado debe ser dada al mundo antes que los juicios de Dios caigan sobre él,<br />

para que todos sepan <strong>por</strong> qué deb<strong>en</strong> consumarse, y para que t<strong>en</strong>gan o<strong>por</strong>tunidad para librarse de ellos.<br />

La profecía dec<strong>la</strong>ra que el primer ángel hará su proc<strong>la</strong>mación “a cada nación, y tribu, y l<strong>en</strong>gua, y<br />

pueblo”. El aviso del tercer ángel, que forma parte de ese triple m<strong>en</strong>saje, no t<strong>en</strong>drá m<strong>en</strong>os alcance. La<br />

profecía dice de él que será proc<strong>la</strong>mado <strong>en</strong> alta voz <strong>por</strong> un ángel que vuele <strong>por</strong> medio del cielo; y<br />

l<strong>la</strong>mará <strong>la</strong> at<strong>en</strong>ción del mundo.<br />

Al final de <strong>la</strong> lucha, toda <strong>la</strong> cristiandad quedará dividida <strong>en</strong> dos grandes categorías: <strong>la</strong> de los<br />

que guardan los mandami<strong>en</strong>tos de Dios y <strong>la</strong> fe de Jesús, y <strong>la</strong> de los que adoran <strong>la</strong> bestia y su imag<strong>en</strong> y<br />

recib<strong>en</strong> su marca. Si bi<strong>en</strong> <strong>la</strong> iglesia y el estado se unirán para obligar a “todos, pequeños y grandes, así<br />

ricos como pobres, así libres como esc<strong>la</strong>vos”, a que t<strong>en</strong>gan “<strong>la</strong> marca de <strong>la</strong> bestia” (Apocalipsis 13:16,<br />

VM), el pueblo de Dios no <strong>la</strong> t<strong>en</strong>drá. El profeta de Patmos vio que “los que habían salido victoriosos<br />

de <strong>la</strong> prueba de <strong>la</strong> bestia, y de su imag<strong>en</strong>, y del número de su nombre, estaban sobre aquel mar de<br />

vidrio, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do arpas de Dios”, y cantaban el cántico de Moisés y del Cordero. Apocalipsis 15:2, 3<br />

(VM).<br />

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