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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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miseria g<strong>en</strong>eral del pueblo. El rey decidió reformar <strong>la</strong> iglesia y el estado y acogió cordialm<strong>en</strong>te a esos<br />

valiosos auxiliares <strong>en</strong> su lucha contra Roma. En pres<strong>en</strong>cia del monarca y de los hombres principales de<br />

Suecia, O<strong>la</strong>f Petri def<strong>en</strong>dió con mucha habilidad <strong>la</strong>s doctrinas de <strong>la</strong> fe reformada, contra los campeones<br />

del romanismo. Manifestó que <strong>la</strong>s doctrinas de los padres de <strong>la</strong> iglesia no debían aceptarse sino cuando<br />

concordas<strong>en</strong> con lo que dice <strong>la</strong> Sagrada Escritura, y que <strong>la</strong>s doctrinas es<strong>en</strong>ciales de <strong>la</strong> fe están expresadas<br />

<strong>en</strong> <strong>la</strong> Biblia de un modo c<strong>la</strong>ro y s<strong>en</strong>cillo, que todos pued<strong>en</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der. Cristo dijo:<br />

“Mi <strong>en</strong>señanza no es mía, sino de Aquel que me <strong>en</strong>vió” (Juan 7:16, VM); y Pablo dec<strong>la</strong>ró que si<br />

predicara él otro evangelio que el que había recibido, sería anatema. Gá<strong>la</strong>tas 1:8. “Por lo tanto—preguntó<br />

el reformador—, ¿cómo pued<strong>en</strong> otros formu<strong>la</strong>r dogmas a su antojo e imponerlos como cosas necesarias<br />

para <strong>la</strong> salvación?” (Wylie, lib. 10, cap. 4). Probó que los decretos de <strong>la</strong> iglesia no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> autoridad cuando<br />

están <strong>en</strong> pugna con los mandami<strong>en</strong>tos de Dios, y sostuvo el gran principio protestante de que “<strong>la</strong> Biblia y<br />

<strong>la</strong> Biblia so<strong>la</strong>” es <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> de fe y práctica.<br />

Este debate, si bi<strong>en</strong> se desarrolló es un esc<strong>en</strong>ario comparativam<strong>en</strong>te oscuro, sirve “para dar a<br />

conocer <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de hombres que formaban <strong>la</strong>s fi<strong>la</strong>s de los reformadores. No eran controversistas ruidosos,<br />

sectarios e indoctos, sino hombres que habían estudiado <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios y eran diestros <strong>en</strong> el manejo<br />

de <strong>la</strong>s armas de que se habían provisto <strong>en</strong> <strong>la</strong> armería de <strong>la</strong> Biblia. En cuanto a erudición, estaban más<br />

ade<strong>la</strong>ntados que su época. Cuando nos fijamos <strong>en</strong> los bril<strong>la</strong>ntes c<strong>en</strong>tros de Witt<strong>en</strong>berg y Zúrich, y <strong>en</strong> los<br />

nombres ilustres de Lutero y Me<strong>la</strong>nchton, de Zuinglio y Eco<strong>la</strong>mpadio, se nos suele decir que estos eran<br />

los jefes del movimi<strong>en</strong>to de <strong>la</strong> Reforma, y que sería de esperar <strong>en</strong> ellos un poder prodigioso y gran acopio<br />

de saber, pero que los subalternos no eran como ellos. Pues bi<strong>en</strong>, si echamos una mirada sobre el oscuro<br />

teatro de Suecia y, y<strong>en</strong>do de los maestros a los discípulos, nos fijamos <strong>en</strong> los humildes nombres de O<strong>la</strong>f<br />

y Lor<strong>en</strong>zo Petri, ¿qué <strong>en</strong>contramos? [...] Pues maestros y teólogos; hombres que <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a fondo todo<br />

el sistema de <strong>la</strong> verdad bíblica, y que ganaron fáciles victorias sobre los sofistas de <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s y sobre<br />

los dignatarios de Roma” (ibíd.).<br />

Como consecu<strong>en</strong>cia de estas discusiones, el rey de Suecia aceptó <strong>la</strong> fe protestante, y poco después<br />

<strong>la</strong> asamblea nacional se dec<strong>la</strong>ró también <strong>en</strong> favor de el<strong>la</strong>. El Nuevo Testam<strong>en</strong>to había sido traducido al<br />

idioma sueco <strong>por</strong> O<strong>la</strong>f Petri, y <strong>por</strong> deseo del rey ambos hermanos empr<strong>en</strong>dieron <strong>la</strong> traducción de <strong>la</strong> Biblia<br />

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