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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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al fin, v<strong>en</strong>cido <strong>por</strong> el temor de <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>mas, consintió <strong>en</strong> convertirse <strong>en</strong> traidor de sus hermanos. Precedido<br />

<strong>por</strong> <strong>la</strong> hostia, y rodeado de una compañía de sacerdotes, monaguillos, frailes y soldados, Morin, el policía<br />

secreto del rey, junto con el traidor,recorrían despacio y sigilosam<strong>en</strong>te <strong>la</strong>s calles de <strong>la</strong> ciudad. Era aquello<br />

una ost<strong>en</strong>sible demostración <strong>en</strong> honor del “santo sacram<strong>en</strong>to” <strong>en</strong> desagravio <strong>por</strong> el insulto que los<br />

protestantes <strong>la</strong>nzaran contra <strong>la</strong> misa. Aquel espectáculo, sin embargo, no servía más que para disfrazar los<br />

aviesos fines. Al pasar fr<strong>en</strong>te a <strong>la</strong> casa de un luterano, el traidor hacía una señal, pero no pronunciaba<br />

pa<strong>la</strong>bra alguna. La procesión se det<strong>en</strong>ía, <strong>en</strong>traban <strong>en</strong> <strong>la</strong> casa, sacaban a <strong>la</strong> familia y <strong>la</strong> <strong>en</strong>cad<strong>en</strong>aban, y <strong>la</strong><br />

terrible compañía seguía ade<strong>la</strong>nte <strong>en</strong> busca de nuevas víctimas. “No perdonaron casa, grande ni chica, ni<br />

los departam<strong>en</strong>tos de <strong>la</strong> universidad de París [...]. Morin hizo temb<strong>la</strong>r <strong>la</strong> ciudad [...]. Era el reinado del<br />

terror” (ibíd.).<br />

Las víctimas sucumbían <strong>en</strong> medio de terribles torm<strong>en</strong>tos, pues se había ord<strong>en</strong>ado a los verdugos<br />

que <strong>la</strong>s quemas<strong>en</strong> a fuego l<strong>en</strong>to para que se prolongara su agonía. Pero morían como v<strong>en</strong>cedores. No<br />

m<strong>en</strong>guaba su fe, ni desmayaba su confianza. Los perseguidores, vi<strong>en</strong>do que no podían conmover <strong>la</strong><br />

firmeza de aquellos fieles, se s<strong>en</strong>tían derrotados. “Se erigieron cadalsos <strong>en</strong> todos los barrios de <strong>la</strong> ciudad<br />

de París y se quemaban herejes todos los días con el fin de sembrar el terror <strong>en</strong>tre los partidarios de <strong>la</strong>s<br />

doctrinas heréticas, multiplicando <strong>la</strong>s ejecuciones. Sin embargo, al fin <strong>la</strong> v<strong>en</strong>taja fue para el evangelio.<br />

Todo París pudo ver qué c<strong>la</strong>se de hombres eran los que abrigaban <strong>en</strong> su corazón <strong>la</strong>s nuevas <strong>en</strong>señanzas.<br />

No hay mejor púlpito que <strong>la</strong> hoguera de los mártires. El gozo ser<strong>en</strong>o que iluminaba los rostros de aquellos<br />

hombres cuando [...] se les conducía al lugar de <strong>la</strong> ejecución, su heroísmo cuando eran <strong>en</strong>vueltos <strong>por</strong> <strong>la</strong>s<br />

l<strong>la</strong>mas, su mansedumbre para perdonar <strong>la</strong>s injurias, cambiaba no pocas veces, el <strong>en</strong>ojo <strong>en</strong> lástima, el odio<br />

<strong>en</strong> amor, y hab<strong>la</strong>ba con irresistible elocu<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> pro del evangelio” (Wylie, lib. 13, cap. 20).<br />

Con el fin de atizar aun más <strong>la</strong> furia del pueblo, los sacerdotes hicieron circu<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s más terribles<br />

calumnias contra los protestantes. Los culpaban de querer asesinar a los católicos, derribar al gobierno y<br />

matar al rey. Ni sombra de evid<strong>en</strong>cia podían pres<strong>en</strong>tar <strong>en</strong> apoyo de tales asertos. Sin embargo resultaron<br />

siniestras profecías que iban a t<strong>en</strong>er su cumplimi<strong>en</strong>to, pero <strong>en</strong> circunstancias difer<strong>en</strong>tes y <strong>por</strong> muy diversas<br />

causas. Las crueldades que los católicos infligieron a los inoc<strong>en</strong>tes protestantes acumu<strong>la</strong>ron <strong>en</strong> su contra<br />

<strong>la</strong> debida retribución, y <strong>en</strong> siglos posteriores se verificó el juicio que habían predicho que sobrev<strong>en</strong>dría<br />

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