30.08.2016 Views

America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Lutero. Dec<strong>la</strong>raba que, al colocar <strong>la</strong> autoridad de <strong>la</strong> Escritura <strong>en</strong> sustitución de <strong>la</strong> del papa, los<br />

reformadores no hacían más que establecer una nueva forma de papado. Y se dec<strong>la</strong>raba divinam<strong>en</strong>te<br />

comisionado para llevar a efecto <strong>la</strong> verdadera reforma. “El que ti<strong>en</strong>e este espíritu—decía Munzer—posee<br />

<strong>la</strong> verdadera fe, aunque ni <strong>por</strong> una so<strong>la</strong> vez <strong>en</strong> su vida haya visto <strong>la</strong>s Sagradas Escrituras” (ibíd., lib. 10,<br />

cap. 10).<br />

Los maestros del fanatismo se abandonaban al influjo de sus impresiones y consideraban cada<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to y cada impulso como voz de Dios; <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, se fueron a los extremos. Algunos<br />

llegaron hasta quemar sus Biblias, exc<strong>la</strong>mando: “La letra mata, el Espíritu es el que da vida”. Las<br />

<strong>en</strong>señanzas de Munzer ape<strong>la</strong>ban a <strong>la</strong> afición del hombre a lo maravilloso, y de paso daban ri<strong>en</strong>da suelta a<br />

su orgullo al colocar <strong>en</strong> realidad <strong>la</strong>s ideas y <strong>la</strong>s opiniones de los hombres <strong>por</strong> <strong>en</strong>cima de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de<br />

Dios. Mil<strong>la</strong>res de personas aceptaban sus doctrinas. Pronto llegó a cond<strong>en</strong>ar el ord<strong>en</strong> <strong>en</strong> el culto público<br />

y dec<strong>la</strong>ró que obedecer a los príncipes era querer servir a Dios y a Belial. El pueblo que com<strong>en</strong>zaba a<br />

emanciparse del yugo del papado, tascaba el fr<strong>en</strong>o bajo <strong>la</strong>s restricciones de <strong>la</strong> autoridad civil. Las<br />

<strong>en</strong>señanzas revolucionarias de Munzer, con su presunta aprobación divina, los indujeron a sublevarse<br />

contra toda sujeción y a abandonarse a sus prejuicios y a sus pasiones. Siguiéronse <strong>la</strong>s más terribles<br />

esc<strong>en</strong>as de sedición y conti<strong>en</strong>da y los campos de Alemania se empaparon de sangre.<br />

La angustia de corazón que Lutero había experim<strong>en</strong>tado hacía tanto tiempo <strong>en</strong> Erfurt, se apoderó<br />

de él nuevam<strong>en</strong>te con redob<strong>la</strong>da fuerza al ver que los resultados del fanatismo eran considerados como<br />

efecto de <strong>la</strong> Reforma. Los príncipes papistas dec<strong>la</strong>raban—y muchos estaban dispuestos a dar crédito al<br />

aserto—que <strong>la</strong> rebelión era fruto legítimo de <strong>la</strong>s doctrinas de Lutero. A pesar de que estos cargos carecían<br />

del más leve fundam<strong>en</strong>to, no pudieron m<strong>en</strong>os que causar honda p<strong>en</strong>a al reformador. Parecíale inso<strong>por</strong>table<br />

que se deshonrase así <strong>la</strong> causa de <strong>la</strong> verdad id<strong>en</strong>tificándo<strong>la</strong> con tan grosero fanatismo. Por otra parte, los<br />

jefes de <strong>la</strong> revuelta odiaban a Lutero no solo <strong>por</strong>que se había opuesto a sus doctrinas y se había negado a<br />

reconocerles autorización divina, sino <strong>por</strong>que los había dec<strong>la</strong>rado rebeldes ante <strong>la</strong>s autoridades civiles. En<br />

v<strong>en</strong>ganza le l<strong>la</strong>maban vil impostor. Parecía haberse atraído <strong>la</strong> <strong>en</strong>emistad tanto de los príncipes como del<br />

pueblo.<br />

149

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!