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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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imaginaron haber recibido reve<strong>la</strong>ciones especiales del cielo, y se dieron <strong>por</strong> designados divinam<strong>en</strong>te para<br />

llevar a feliz término <strong>la</strong> obra de <strong>la</strong> Reforma, <strong>la</strong> cual, según ellos, había sido débilm<strong>en</strong>te iniciada <strong>por</strong> Lutero.<br />

En realidad, lo que hacían era deshacer <strong>la</strong> obra que el reformador había realizado. Rechazaban el gran<br />

principio que era <strong>la</strong> base misma de <strong>la</strong> Reforma, es a saber, que <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios es <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> perfecta de<br />

fe y práctica; y <strong>en</strong> lugar de tan infalible guía sustituían <strong>la</strong> norma variable e insegura de sus propios<br />

s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos e impresiones. Y así, <strong>por</strong> haberse despreciado al único medio seguro de descubrir el <strong>en</strong>gaño<br />

y <strong>la</strong> m<strong>en</strong>tira se le abrió camino a Satanás para que a su antojo dominase los espíritus.<br />

Uno de estos profetas aseveraba haber sido instruido <strong>por</strong> el ángel Gabriel. Un estudiante que se le<br />

unió abandonó los estudios, dec<strong>la</strong>rándose investido de poder <strong>por</strong> Dios mismo para exponer su Pa<strong>la</strong>bra. Se<br />

les unieron otros, de <strong>por</strong> sí inclinados al fanatismo. Los procederes de estos iluminados crearon mucha<br />

excitación. La predicación de Lutero había hecho s<strong>en</strong>tir al pueblo <strong>en</strong> todas partes <strong>la</strong> necesidad de una<br />

reforma, y algunas personas de bu<strong>en</strong>a fe se dejaron extraviar <strong>por</strong> <strong>la</strong>s pret<strong>en</strong>siones de los nuevos profetas<br />

Los cabecil<strong>la</strong>s de este movimi<strong>en</strong>to fueron a Witt<strong>en</strong>berg y expusieron sus exig<strong>en</strong>cias a Me<strong>la</strong>nchton y a sus<br />

co<strong>la</strong>boradores. Decían: “Somos <strong>en</strong>viados <strong>por</strong> Dios para <strong>en</strong>señar al pueblo. Hemos conversado<br />

familiarm<strong>en</strong>te con Dios, y <strong>por</strong> lo tanto, sabemos lo que ha de acontecer. Para decirlo <strong>en</strong> una pa<strong>la</strong>bra: somos<br />

apóstoles y profetas y ape<strong>la</strong>mos al doctor Lutero” (ibíd., cap. 7).<br />

Los reformadores estaban atónitos y perplejos. Era este un factor con que nunca habían t<strong>en</strong>ido que<br />

habérse<strong>la</strong>s y se hal<strong>la</strong>ban sin saber qué partido tomar. Me<strong>la</strong>nchton dijo: “Hay <strong>en</strong> verdad espíritus<br />

extraordinarios <strong>en</strong> estos hombres; pero ¿qué espíritus serán? [...] Por una parte debemos precavernos de<br />

contristar el Espíritu de Dios, y <strong>por</strong> otra, de ser seducidos <strong>por</strong> el espíritu de Satanás” (ibíd.). Pronto se dio<br />

a conocer el fruto de toda esta <strong>en</strong>señanza. El pueblo fue inducido a descuidar <strong>la</strong> Biblia o a rechazar<strong>la</strong> del<br />

todo. Las escue<strong>la</strong>s se ll<strong>en</strong>aron de confusión. Los estudiantes, despreciando todas <strong>la</strong>s sujeciones,<br />

abandonaron sus estudios y se separaron de <strong>la</strong> universidad. Los hombres que se tuvieron a sí mismos <strong>por</strong><br />

compet<strong>en</strong>tes para reavivar y dirigir <strong>la</strong> obra de <strong>la</strong> Reforma, lograron solo arrastrar<strong>la</strong> al borde de <strong>la</strong> ruina.<br />

Los romanistas, recobrando confianza, exc<strong>la</strong>maban alegres: “Un esfuerzo más, y todo será nuestro”<br />

(ibíd.).<br />

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