30.08.2016 Views

America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

grabada esta inscripción: “Aquí se consigue pl<strong>en</strong>a remisión de todos los pecados” (ibíd., cap. 5). En todo<br />

tiempo acudían peregrinos a visitar el santuario de <strong>la</strong> virg<strong>en</strong>, pero <strong>en</strong> el día de <strong>la</strong> gran fiesta anual de su<br />

consagración v<strong>en</strong>ían multitudes de toda Suiza y hasta de Francia y Alemania. Zuinglio, muy afligido al<br />

ver estas cosas, aprovechó <strong>la</strong> o<strong>por</strong>tunidad para proc<strong>la</strong>mar <strong>la</strong> libertad <strong>por</strong> medio del evangelio a aquel<strong>la</strong>s<br />

almas esc<strong>la</strong>vas de <strong>la</strong> superstición.<br />

“No p<strong>en</strong>séis—decía—que Dios esté <strong>en</strong> este templo de un modo más especial que <strong>en</strong> cualquier otro<br />

lugar de <strong>la</strong> creación. Sea <strong>la</strong> que fuere <strong>la</strong> comarca que vosotros habitáis, Dios os rodea y os oye [...]. ¿Será<br />

acaso con obras muertas, <strong>la</strong>rgas peregrinaciones, ofr<strong>en</strong>das, imág<strong>en</strong>es, <strong>la</strong> invocación de <strong>la</strong> virg<strong>en</strong> o de los<br />

santos, con lo que alcanzaréis <strong>la</strong> gracia de Dios? [...] ¿De qué sirve el conjunto de pa<strong>la</strong>bras de que<br />

formamos nuestras oraciones? ¿Qué eficacia ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>la</strong> rica capucha del fraile, <strong>la</strong> cabeza rapada, hábito<br />

<strong>la</strong>rgo y bi<strong>en</strong> ajustado, y <strong>la</strong>s zapatil<strong>la</strong>s bordadas de oro? ¡Al corazón es a lo que Dios mira, y nuestro<br />

corazón está lejos de Dios!” “Cristo—añadía— , que se ofreció una vez <strong>en</strong> <strong>la</strong> cruz, es <strong>la</strong> hostia y <strong>la</strong> víctima<br />

que satisfizo eternam<strong>en</strong>te a Dios <strong>por</strong> los pecados de todos los fieles” (ibíd.).<br />

Muchos de los que le oían recibían con desagrado estas <strong>en</strong>señanzas. Era para ellos un amargo<br />

des<strong>en</strong>gaño saber que su p<strong>en</strong>oso viaje era absolutam<strong>en</strong>te inútil. No podían compr<strong>en</strong>der el perdón que se les<br />

ofrecía de gracia <strong>por</strong> medio de Cristo. Estaban conformes con el antiguo camino del cielo que Roma les<br />

había marcado. Rehuían <strong>la</strong> perplejidad de buscar algo mejor. Era más fácil confiar <strong>la</strong> salvación de sus<br />

almas a los sacerdotes y al papa que buscar <strong>la</strong> pureza de corazón.<br />

Otros, <strong>en</strong> cambio, recibieron con alegría <strong>la</strong>s nuevas de <strong>la</strong> red<strong>en</strong>ción <strong>por</strong> Cristo. Las observancias<br />

establecidas <strong>por</strong> Roma no habían infundido paz a su alma y, ll<strong>en</strong>os de fe, aceptaban <strong>la</strong> sangre del Salvador<br />

<strong>en</strong> propiciación <strong>por</strong> sus pecados. Estos regresaron a sus hogares para reve<strong>la</strong>r a otros <strong>la</strong> luz preciosa que<br />

habían recibido. Así fue llevada <strong>la</strong> verdad de aldea <strong>en</strong> aldea, de pueblo <strong>en</strong> pueblo, y el número de<br />

peregrinos que iban al santuario de <strong>la</strong> virg<strong>en</strong>, disminuyó notablem<strong>en</strong>te. M<strong>en</strong>guaron <strong>la</strong>s ofr<strong>en</strong>das, y <strong>en</strong><br />

consecu<strong>en</strong>cia <strong>la</strong> preb<strong>en</strong>da de Zuinglio m<strong>en</strong>guó también, <strong>por</strong>que de aquel<strong>la</strong>s sacaba su subsist<strong>en</strong>cia. Pero<br />

s<strong>en</strong>tíase feliz al ver quebrantarse el poder del fanatismo y de <strong>la</strong> superstición. Las autoridades de <strong>la</strong> iglesia<br />

no ignoraban <strong>la</strong> obra que Zuinglio estaba realizando, pero <strong>en</strong> aquel mom<strong>en</strong>to no p<strong>en</strong>saron interv<strong>en</strong>ir.<br />

136

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!