30.08.2016 Views

America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mundo se gozaba <strong>en</strong> confesar. En otros escritos exponía los abusos y <strong>la</strong> corrupción del papado. Revocar<br />

lo que había dicho sobre el particu<strong>la</strong>r equivaldría a infundir nuevas fuerzas a <strong>la</strong> tiranía de Roma y a abrir<br />

a tan grandes impiedades una puerta aun más ancha. Finalm<strong>en</strong>te había una tercera categoría de escritos <strong>en</strong><br />

que atacaba a simples particu<strong>la</strong>res que querían def<strong>en</strong>der los males reinantes. En cuanto a esto confesó<br />

francam<strong>en</strong>te que los había atacado con más acritud de lo debido. No se dec<strong>la</strong>ró inoc<strong>en</strong>te, pero tampoco<br />

podía retractar dichos libros, sin <strong>en</strong>val<strong>en</strong>tonar a los <strong>en</strong>emigos de <strong>la</strong> verdad, dándoles ocasión para<br />

despedazar con mayor crueldad al pueblo de Dios.<br />

“Sin embargo—añadió—, soy un simple hombre, y no Dios; <strong>por</strong> consigui<strong>en</strong>te me def<strong>en</strong>deré como<br />

lo hizo Jesucristo al decir: ‘Si he hab<strong>la</strong>do mal, dadme testimonio del mal’. [...] Os conjuro <strong>por</strong> el Dios de<br />

<strong>la</strong>s misericordias, a vos, ser<strong>en</strong>ísimo emperador y a vosotros, ilustres príncipes, y a todos los demás, de<br />

alta o baja alcurnia, a que me probéis, <strong>por</strong> los escritos de los profetas y de los apóstoles, que he errado.<br />

Así que me hayáis conv<strong>en</strong>cido, retractaré todos mis errores y seré el primero <strong>en</strong> echar mano de mis escritos<br />

para arrojarlos a <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>mas.<br />

“Lo que acabo de decir muestra c<strong>la</strong>ram<strong>en</strong>te que he considerado y pesado bi<strong>en</strong> los peligros a que<br />

me expongo; pero lejos de acobardarme, es para mí motivo de gozo ver que el evangelio es hoy día lo que<br />

antes, una causa de disturbio y de discordia. Este es el carácter y el destino de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios. ‘No<br />

vine a traeros paz, sino guerra,’ dijo Jesucristo. Dios es admirable y terrible <strong>en</strong> sus juicios; temamos que<br />

al pret<strong>en</strong>der reprimir <strong>la</strong>s discordias, persigamos <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios, y hagamos caer sobre nosotros un<br />

diluvio de irresistibles peligros, desastres pres<strong>en</strong>tes y deso<strong>la</strong>ciones eternas [...]. Yo pudiera citar ejemplos<br />

sacados de <strong>la</strong> Sagrada Escritura, y hab<strong>la</strong>ros de Faraón, de los reyes de Babilonia y de los de Israel, qui<strong>en</strong>es<br />

jamás obraron con más eficacia para su ruina, que cuando <strong>por</strong> consejos <strong>en</strong> apari<strong>en</strong>cia muy sabios, p<strong>en</strong>saban<br />

consolidar su imperio. Dios ‘remueve <strong>la</strong>s montañas y <strong>la</strong>s derriba antes que lo perciban’” (ibíd.).<br />

Lutero había hab<strong>la</strong>do <strong>en</strong> alemán; se le pidió que repitiera su discurso <strong>en</strong> <strong>la</strong>tín. Y aunque r<strong>en</strong>dido<br />

<strong>por</strong> el primer esfuerzo, hizo lo que se le pedía y repitió su discurso <strong>en</strong> <strong>la</strong>tín, con <strong>la</strong> misma <strong>en</strong>ergía y c<strong>la</strong>ridad<br />

que <strong>la</strong> primera vez. La provid<strong>en</strong>cia de Dios dirigió este asunto. La m<strong>en</strong>te de muchos de los príncipes<br />

estaba tan cegada <strong>por</strong> el error y <strong>la</strong> superstición que <strong>la</strong> primera vez no apreciaron <strong>la</strong> fuerza de los<br />

argum<strong>en</strong>tos de Lutero; pero al repetirlos el orador pudieron darse mejor cu<strong>en</strong>ta de los puntos desarrol<strong>la</strong>dos<br />

123

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!