30.08.2016 Views

America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

el vicario, dijo: ‘Mi reino no es de este mundo’. El reino de un vicario ¿se ext<strong>en</strong>dería más allá que el de<br />

su Señor?” (D’Aubigné, lib. 6, cap. 3).<br />

Hab<strong>la</strong>ndo de <strong>la</strong>s universidades, decía: “Temo mucho que <strong>la</strong>s universidades sean unas anchas<br />

puertas del infierno, si no se aplican cuidadosam<strong>en</strong>te a explicar <strong>la</strong> Escritura Santa y grabar<strong>la</strong> <strong>en</strong> el corazón<br />

de <strong>la</strong> juv<strong>en</strong>tud. Yo no aconsejaré a nadie que coloque a su hijo donde no reine <strong>la</strong> Escritura Santa. Todo<br />

instituto donde los hombres no están constantem<strong>en</strong>te ocupados con <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios se corromperá”<br />

(ibíd.). Este l<strong>la</strong>mami<strong>en</strong>to circuló con rapidez <strong>por</strong> toda Alemania e influyó poderosam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el ánimo del<br />

pueblo. La nación <strong>en</strong>tera se s<strong>en</strong>tía conmovida y muchos se apresuraban a alistarse bajo el estandarte de <strong>la</strong><br />

Reforma. Los opositores de Lutero que se consumían <strong>en</strong> deseos de v<strong>en</strong>ganza, exigían que el papa tomara<br />

medidas decisivas contra él. Se decretó que sus doctrinas fueran cond<strong>en</strong>adas inmediatam<strong>en</strong>te. Se concedió<br />

un p<strong>la</strong>zo de ses<strong>en</strong>ta días al reformador y a sus correligionarios, al cabo de los cuales, si no se retractaban,<br />

serían todos excomulgados.<br />

Fue un tiempo de crisis terrible para <strong>la</strong> Reforma. Durante siglos <strong>la</strong> s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de excomunión<br />

pronunciada <strong>por</strong> Roma había sumido <strong>en</strong> el terror a los monarcas más poderosos, y había ll<strong>en</strong>ado los más<br />

soberbios imperios con desgracias y deso<strong>la</strong>ciones. Aquellos sobre qui<strong>en</strong>es caía <strong>la</strong> cond<strong>en</strong>ación eran<br />

mirados con espanto y horror; quedaban incomunicados de sus semejantes y se les trataba como a bandidos<br />

a qui<strong>en</strong>es se debía perseguir hasta exterminarlos. Lutero no ignoraba <strong>la</strong> tempestad que estaba a punto de<br />

des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>arse sobre él; pero se mantuvo firme, confiando <strong>en</strong> que Cristo era su escudo y fortaleza. Con<br />

<strong>la</strong> fe y el valor de un mártir, escribía: “¿Qué va a suceder? No lo sé, ni me interesa saberlo [...]. Sea donde<br />

sea que estalle el rayo, permanezco sin temor; ni una hoja del árbol cae sin el b<strong>en</strong>eplácito de nuestro Padre<br />

celestial; ¡cuánto m<strong>en</strong>os nosotros! Es poca cosa morir <strong>por</strong> el Verbo, pues que este Verbo se hizo carne y<br />

murió <strong>por</strong> nosotros; con él resucitaremos, si con el morimos; y pasando <strong>por</strong> donde pasó, llegaremos<br />

adonde llegó, y moraremos con él durante <strong>la</strong> eternidad” (ibíd., cap. 9).<br />

Cuando tuvo conocimi<strong>en</strong>to de <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> papal, dijo: “La desprecio y <strong>la</strong> ataco como impía y m<strong>en</strong>tirosa<br />

[...]. El mismo Cristo es qui<strong>en</strong> está cond<strong>en</strong>ado <strong>en</strong> el<strong>la</strong> [...]. Me regocijo de t<strong>en</strong>er que sobrellevar algunos<br />

males <strong>por</strong> <strong>la</strong> más justa de <strong>la</strong>s causas. Me si<strong>en</strong>to ya más libre <strong>en</strong> mi corazón; pues sé finalm<strong>en</strong>te que el papa<br />

es el Anticristo, y que su sil<strong>la</strong> es <strong>la</strong> de Satanás” (ibíd.). Sin embargo el decreto de Roma no quedó sin<br />

108

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!