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www.visionuniversal-magazine.com.mx 56 N ALMAS, ALMAS SIN ROSTROS. Dolores Moreno Herrera. Es una noche fría, tumbada en el helado suelo y tapada con una vieja manta que alguien me dio cuando llegué a este lugar trato en vano de dormir, mi estomago ruge de hambre, la comida de hoy apenas si alcanzó para todos, aprieto los ojos obligándome conciliar el sueño y apartar las imágenes que durante mucho tiempo me causan pesadillas. Quiero olvidar a mi padre abatido en la puerta de mi humilde casa. El agotamiento tras las largas caminatas en las que perdí hasta las suelas de mis zapatos. Deseo apartar de mi cerebro a mi madre cuyo cuerpo, tras protegerme de un maldito ataque, quedó olvidado junto con otros en un devastador paisaje de muerte. O los largos meses en el que ese gran grupo de almas errantes, donde yo como otros muchos era un ánima huérfana, anduvimos campo a través siguiendo riachuelos, senderos, vías de tren…, asustados hasta del aleteo de una insignificante mariposa. Estoy sumida en mis tristes pensamientos cuando alguien tira de mí y me alza en vilo, quiero gritar pero una gran mano me tapa la boca, mientras me alejan de mi pequeño refugio. Aunque no entiendo que dicen, no conozco su lengua, sé que son tres hombres. Caminan durante un largo trecho y me dejan caer de malos modos en la tierra, mi cuerpo, apenas soy piel sobre huesos, cruje por el impacto. Ellos hablan, ríen mientras me sujetan, los brazos y siguen manteniéndome en silencio, otro me va despojando de lo que queda de mi pobre ropa, se tumba sobre mi, puedo ver su sonrisa lobuna y sus ojos brillantes mientras me abre las piernas y de repente un dolor intenso me invade como si me partiera en dos, me agito tratando en vano de apartarlo, lucho y él más se ríe. Cuando parece que todo acaba cambia su posición con otro y todo comienza de nuevo…, una y otra vez. Al final se ponen en pie mientras me contemplan durante un instante. Vuelven a decir algo antes de sentir fuerte un puntapié en el costado que hunde mis costillas clavándolas en el pulmón. Me quedo ahí tirada, apenas puedo respirar, me duele el bajo vientre y noto un líquido viscoso resbalar por mis muslos. No puedo moverme, así que me quedo quieta viendo las estrellas llorar, mientras las lágrimas escapan de mis ojos y ruedan por mis sienes, soy consciente que no volveré a ver el sol pero, he aprendido que hay cosas peor que la muerte. Por cierto antes de marcharme me gustaría presentarme me llamo Dhana, tengo 8 años y nací en un pueblo cerca Ariha (Siria). Jamás quise venir a Europa, solo deseaba tener una familia, un hogar y ser una niña feliz. Deseo borrar la cara de pena de la gente que nos vio llegar derrotados, harapientos y las de odio de los que nos ven como una amenaza… ©María Dolores Moreno Herrera