Edición No.12 Agosto 2016

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Esta noche, un espléndido claro de luna descubre
nuestros cuerpos. Tumbados en la arena, un rumor
de olas atenúa el sonido de nuestros besos. Un ir
y venir de olas acompañan nuestros movimientos.
Tus caderas acariciadas por mis manos y el viento.
Claro de luna que se posa sobre mis pensamientos
y tu largo pelo. Tu cuerpo y el mío, desnudos en un
rítmico acompañamiento, nos hace suspirar acelerando
nuestros corazones y alientos. En este claro
de luna, nos amamos a cuerpos descubiertos. Suspiros
y lamentos, que con la brisa se diluyen en el
viento. La noche, con su manto oscuro, envuelve
nuestros despreocupados sentimientos, mientras
los blancos rayos de este claro de luna, son testigos
de lo mucho que nos amamos, sin que nuestras
almas sientan frío. Con este claro de luna te
voy diciendo lo mucho que te quiero, amor mío. No
hay en el mundo un cariño más grande que éste,
tuyo y mío, amor. No hay sobre la tierra dos seres
que se quieran tanto como nos queremos tú y yo.
¡Cómo te amo, amor! ¡Cómo te amo! No me cansaría
nunca de amarte, amor. Te quiero tanto, que
hasta yo mismo me espanto de esta forma de querer.
¡Cómo te quiero, amor! ¡Cómo te amo! No sé si
reír o romper en llanto. Claro de luna alumbrando
nuestros pies descalzos en movimiento. En la blanca
arena, detrás de ti y de mí, nuestras huellas se
van perdiendo. Pececillos de plata, cabalgando
sobre olas nos van siguiendo. Como yo sigo acariciando
tus manos, cabeza y cuerpo.
De Amores