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Bolet%C3%ADn-63-Julio-2016

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Figura 1. D e izquierda a derecha Vicent Arbona (profesor<br />

visitante), Jose Julian, Borja Belda, Pedro Rodriguez,<br />

Alberto Coego, Marta Peirats y Jorge Lozano.<br />

AB A no es un grupo sueco de música<br />

El ABA desempeña un papel central para coordinar<br />

la respuesta de las plantas en situaciones de estrés<br />

hídrico, así como para regular el crecimiento vegetal<br />

y el desarrollo (Cutler et al., 2010). El estrés abiótico<br />

por sequía, salinidad o fluctuaciones de temperatura<br />

puede reducir entre un 50-80% la productiv idad de<br />

las plantas. La acción del ABA es f undamental para<br />

organizar la respuesta adaptativa de la planta en<br />

estas situaciones, lo que justifica el interés de la<br />

biotecnología de plantas en esta hormona.<br />

Químicamente, el ABA (C15H20O4) es un<br />

sesquiterpenoide derivado de la unidad isopentenil<br />

pirof osf ato sintetizada en el cloroplasto a trav és de<br />

la ruta 2C-metil-D-eritritol-4-fosfato (MEP) (Nambara<br />

and Marion-Poll, 2005). El ABA contiene un átomo<br />

de carbono asimétrico en C1’, la f orma natural es S<br />

(+) ABA y la cadena lateral de la molécula presenta<br />

isomería 2-cis, 4-trans (Figura 2). Podemos def inir<br />

un plano de simetría a través del carbono asimétrico<br />

de f orma que las dos mitades de la molécula dif ieran<br />

sólo en que el C6' tiene dos grupos metilo mientras<br />

el C2' tiene uno y un doble enlace. En consecuencia,<br />

el enantiómero (-), no natural, sólo se dif erencia<br />

estructuralmente en estas posiciones respecto al<br />

enantiómero (+) (Milborrow et al., 1974)<br />

Figura 2. Estructura 2D y3D del ABA y de la pirabactina.<br />

La inv estigación sobre las rutas de<br />

transducción de señal de las hormonas v egetales se<br />

benef ició enormemente del análisis genético llev ado<br />

a cabo en Arabidopsis. Por ejemplo, hoy conocemos<br />

los mecanismos de percepción de las hormonas<br />

v egetales en gran medida gracias a la identif icación<br />

de mutantes alterados en la respuesta hormonal y<br />

su posterior caracterización molecular (Santer y<br />

Estelle, 2009). Sin embargo, este abordaje no tuv o<br />

el éxito esperado en la ruta del ABA (en cuanto a la<br />

identif icación de sus receptores), a pesar de los<br />

numerosos rastreos realizados para buscar<br />

mutantes insensibles a la hormona. No obstante,<br />

estos rastreos sí identificaron los represores PP2C<br />

de la ruta a partir de la caracterización molecular de<br />

los mutantes abi1-1D y abi2-1D (Leung et al., 1994;<br />

Mey er et al., 1994; Leung et al., 1997; Rodriguez et<br />

al., 1998a). Las PP2Cs, cual ov illo de Ariadna,<br />

sirv ieron para salir del laberinto del ABA, ya que han<br />

sido una pieza clav e para elucidar el mecanismo de<br />

percepción y señalización de la hormona.<br />

La ciencia no es un camino de rosas. Problemas<br />

varios en las cuatro publicaciones que describieron<br />

supuestos receptores de ABA: FCA, CHLH/ABAR,<br />

GCR2, GTG1/GTG2<br />

Las primeras aproximaciones “exitosas”<br />

para identif icar los receptores de ABA utilizaron<br />

técnicas bioquímicas que buscaban proteínas que<br />

se uniesen al ABA. Lamentablemente, el alto índice<br />

de impacto de estas publicaciones (Nature, Science,<br />

Cell) no ha ido acompañado de una equiv alente<br />

solidez científ ica, por ejemplo, la primera publicación<br />

que describió un receptor de ABA (FCA, publicado<br />

en Nature por Razem et al., 2006) fue retirada<br />

(Razem et al., 2008) y cuestionada (Risk et al.,<br />

2008). La segunda publicación también utilizó<br />

técnicas bioquímicas para identificar una proteína de<br />

unión a ABA, CHLH/ABAR/GUN5 (Shen et al.,<br />

2006), prev iamente descrita como la subunidad H de<br />

la Mg-quelatasa encargada de introducir el Mg++ en<br />

el precursor de la clorof ila. Esta publicación utilizó el<br />

acoplamiento del ABA a trav és de su grupo carboxilo<br />

con una resina de Sef arosa para identificar proteínas<br />

de unión al ABA. En la práctica, ello supone inactiv ar<br />

el grupo carboxilo del ABA, el cual es requerido para<br />

la bioactiv idad de la hormona y la unión a los<br />

receptores genuinos PYR/PYL/RCAR (Figura 3). No<br />

es de extrañar por tanto que la f unción de<br />

CHLH/ABAR como receptor de ABA hay a sido<br />

cuestionada y no reproducida (Muller y Hansson<br />

2009; Tsuzuki et al., 2011). En tercer lugar se<br />

describió GCR2 como receptor de ABA (Liu et al.,<br />

2007), un supuesto receptor transmembrana<br />

acoplado a proteína G, que ha sido muy cuestionado<br />

por la f alta de reproducibilidad de los f enotipos<br />

descritos en los mutantes de pérdida de función gcr2<br />

(Johnston et al., 2007; Gao et al., 2007; Guo et al.,<br />

2008; Risk et al., 2009). Y en cuarto lugar<br />

encontramos a los supuestos receptores de ABA<br />

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