Se solicita novio... urgente!(1) (1)
piel de mis brazos y su acelerada respiración golpeaba contra mi mejilla. –Yo lo siento muchísimo... –¿De verdad lo sientes? No sabes lo mucho que duele, ni siquiera te lo puedes imaginar. Claro que me lo podía imaginar, yo misma estaba hecha pedazos. –Perdóname... –¿Por qué esperaste tanto tiempo para decírmelo? -me interrumpió él –¿Por qué justo hoy? –Porque ya no quería seguir engañándote. 178 Sus bonitos ojos verdes parecían nublados, su rostro estaba enrojecido y a juzgar por su mandíbula, estaba ejerciendo bastante presión contra sus dientes. Pasó de verme al rostro y su mirada se enfocó en mi cuello, más específicamente a mi estrella. Mis dedos tenían la urgencia de palparla pero Christian aun me tenía sujetada contra su pecho. –Todavía tienes el descaro de usar eso cuando estás conmigo -dijo, su mirada se concentraba demasiado en el collar. Entonces, soltando uno de mis brazos, llevó su mano hacia la mitad de mi estrella y de un solo tirón la arrancó de mi cuello. Era consciente de un ligero dolor en mi nuca pero lo que más me dolía era ver lo herido y contrariado que se encontraba Christian. Su mano aferraba la cadena de plata con demasiada fuerza y parecía que quería romperla en el acto. –Pensé que querías estar conmigo porque me amabas, no porque me verías como un seguro pasatiempo mientras esperabas por Daniel. –Yo nunca te vi como un pasatiempo –me apresuré a decir, aunque estaba claro que jamás lo haría cambiar de opinión -eres muy importante para mí... Yo te amo. –Claro que no me amas, uno no daña a las personas que ama. Alzó la cadena en el aire y luego la lanzó hasta dar al otro lado de la azotea; mi mente seguía procesando lo que acababa de ocurrir cuando de repente sus manos empezaron a apretar cada vez con más fuerza mis brazos; me atrajo contra su pecho nuevamente y de pronto acercó sus labios a los míos y comenzó a besarme con una furia desatada. No eran los besos cariñosos que solía darme; estos eran besos más bruscos y violentos. Sus labios presionaban contra los míos y sus dedos me apretaban tanto que creí que traspasarían mi piel.
Mordió mis labios hasta el punto de partirlos y comencé a saborear rastros de mi propia sangre. Empezaba a marearme y me faltaba el aire, traté de separarme pero era inútil pues me tenía sujetada con demasiada fuerza. Segundos después me soltó. Respirábamos pesadamente y luego él pegó su frente contra la mía. Yo era toda una tonta por hacerle esto. –Yo si te amo Jade... –dijo y volvió a besar mis labios pero esta vez lo hizo de forma suave. Yo moría por dentro. Se separó de mí con mucha dificultad y se sentó en una de las sillas que había preparado para celebrar nuestro primer, y ahora único, mes juntos. Parecía más tranquilo, intenté acercarme a él lentamente. Mis ojos no dejaron de llorar en ningún momento y mis mejillas estaban empapadas. –¿Christian...? –Ya no tienes nada que hacer aquí Jade. Te libero de tu compromiso conmigo. Ahora era él quien se rehusaba a verme. –No me voy a ir hasta que las cosas se aclaren entre los dos –dije firmemente. Él alzó la vista y la agonía mezclada con aflicción recorrían sus ojos. –Las cosas ya quedaron bien en claro para mí. Tú amas a Daniel y yo me tengo que apartar del camino. –Déjame hablar por favor, solo pido que me escuches. –Jade... Vete de aquí –no lo dijo de forma fuerte, sonaba más bien cansado. Seguro estaba harto de mí. –No, no me voy. –Bien. Me voy yo entonces, –y con eso se levantó de su asiento y comenzaba a marcharse pero antes de que se fuera lo tomé del brazo. No quería que las cosas quedaran tan mal entre nosotros. –Christian por favor perdóname –le supliqué. Él ni siquiera me daba la cara. –Ahora no puedo Jade... Ahora no. Yo comencé a llorar de nuevo mientras lo veía alejarse. Lo había herido demasiado y era muy probable que nunca en su vida me volviera a dirigir la palabra o a perdonar. Desde ya me hacía una falta enorme y mi corazón dolía demasiado. Si era así para mí, no digamos para Christian, prácticamente lo destrocé. Apenas treinta días de novios y no pudimos llegar a más por mi culpa. Simplemente no merecía tanto amor. 179
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piel de mis brazos y su acelerada respiración golpeaba contra mi mejilla.<br />
–Yo lo siento muchísimo...<br />
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Claro que me lo podía imaginar, yo misma estaba hecha pedazos.<br />
–Perdóname...<br />
–¿Por qué esperaste tanto tiempo para decírmelo? -me interrumpió él –¿Por qué justo<br />
hoy?<br />
–Porque ya no quería seguir engañándote.<br />
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Sus bonitos ojos verdes parecían nublados, su rostro estaba enrojecido y a juzgar por su<br />
mandíbula, estaba ejerciendo bastante presión contra sus dientes.<br />
Pasó de verme al rostro y su mirada se enfocó en mi cuello, más específicamente a mi<br />
estrella.<br />
Mis dedos tenían la urgencia de palparla pero Christian aun me tenía sujetada contra su<br />
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–Todavía tienes el descaro de usar eso cuando estás conmigo -dijo, su mirada se<br />
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Entonces, soltando uno de mis brazos, llevó su mano hacia la mitad de mi estrella y de un<br />
solo tirón la arrancó de mi cuello.<br />
Era consciente de un ligero dolor en mi nuca pero lo que más me dolía era ver lo herido y<br />
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Su mano aferraba la cadena de plata con demasiada fuerza y parecía que quería romperla<br />
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–Pensé que querías estar conmigo porque me amabas, no porque me verías como un<br />
seguro pasatiempo mientras esperabas por Daniel.<br />
–Yo nunca te vi como un pasatiempo –me apresuré a decir, aunque estaba claro que<br />
jamás lo haría cambiar de opinión -eres muy importante para mí... Yo te amo.<br />
–Claro que no me amas, uno no daña a las personas que ama.<br />
Alzó la cadena en el aire y luego la lanzó hasta dar al otro lado de la azotea; mi mente<br />
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pronto acercó sus labios a los míos y comenzó a besarme con una furia desatada.<br />
No eran los besos cariñosos que solía darme; estos eran besos más bruscos y violentos.<br />
Sus labios presionaban contra los míos y sus dedos me apretaban tanto que creí que<br />
traspasarían mi piel.