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LA FOTOSÍNTESIS - TECNLOGIA DE INFORMACION.docx

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La Fotosíntesis<br />

Distribución de la fotosíntesis en el GLOBO TERRAQUEO; mostrando<br />

Tanto la llevada a cabo por el FITOP<strong>LA</strong>CTON oceánico como por la vegetación terrestre.<br />

La fotosíntesis es la conversión de materia inorgánica en materia orgánica<br />

gracias a la energía que aporta la luz. En este proceso la energía lumínica<br />

se transforma en energía química estable, siendo el adenosin trifosfato<br />

(ATP) la primera molécula en la que queda almacenada esta energía<br />

química. Con posterioridad, el ATP se usa para sintetizar moléculas<br />

orgánicas de mayor estabilidad. Además, se debe tener en cuenta que la<br />

vida en nuestro planeta se mantiene fundamentalmente gracias a la<br />

fotosíntesis que realizan las algas, en el medio acuático, y las plantas en el<br />

medio terrestre, que tienen la capacidad de sintetizar materia orgánica,<br />

partiendo de la luz y la materia inorgánica. De hecho, cada año los<br />

organismos fotosintetizadores fijan en forma de materia orgánica en torno a<br />

100 000 millones de toneladas de carbono.<br />

Los orgánulos citoplasmáticos encargados de la realización de la<br />

fotosíntesis son los cloroplastos, unas estructuras polimorfas y de color<br />

verde (esta coloración es debida a la presencia del pigmento clorofila)<br />

propias de las células vegetales. En el interior de estos orgánulos se halla<br />

una cámara que contiene un medio interno llamado estroma, que alberga<br />

diversos componentes, entre los que cabe destacar enzimas encargadas de<br />

la transformación del dióxido de carbono en materia orgánica y unos<br />

sáculos aplastados denominados tilacoides o lamelas, cuya membrana<br />

contiene pigmentos fotosintéticos. En términos medios, una célula foliar<br />

tiene entre cincuenta y sesenta cloroplastos en su interior.


Historia del estudio de la fotosíntesis<br />

Desde la Antigua Grecia hasta el siglo XIX<br />

Ya en la Antigua Grecia, el filósofo Aristóteles propuso una hipótesis que<br />

sugería que la luz solar estaba directamente relacionada con el desarrollo<br />

del color verde de las hojas de las plantas, pero esta idea no trascendió en<br />

su época, quedando relegada a un segundo plano. A su vez, la idea de que<br />

las hojas de las plantas asimilaban el aire fue propuesta por Empédocles,7 y<br />

descartada por Aristóteles y su discípulo Teofrasto, quien sostenía que todo<br />

el «alimento» de las plantas provenía de la tierra.8 De hecho, esas ideas no<br />

volvieron a ser recuperadas hasta el siglo XVII, cuando el considerado<br />

padre de la fisiología vegetal, Stephen Hales, hizo mención a las citadas<br />

hipótesis, y afirmó que el aire que penetraba por las hojas en las plantas era<br />

empleado por ellas como fuente de alimento.<br />

Siglo XX<br />

En 1905, Frederick Frost Blackman midió la velocidad a la que se produce<br />

la fotosíntesis en diferentes condiciones. En un primer momento se centró<br />

en observar como variaba la tasa de fotosíntesis modificando la intensidad<br />

lumínica, apreciando que cuando la planta era sometida a una luz tenue<br />

cuya intensidad se iba incrementando hasta convertirse en moderada,<br />

aumentaba la tasa fotosintética, pero cuando se alcanzaban intensidades<br />

mayores no se producía un aumento adicional. Con posterioridad investigó<br />

el efecto combinado de la luz y de la temperatura sobre la fotosíntesis, de<br />

modo que obtuvo los siguientes resultados: si bien, en condiciones de luz<br />

tenue un aumento en la temperatura no tenía repercusión alguna sobre el<br />

proceso fotosintético, cuando la intensidad luz y los grados aumentaban la<br />

tasa de fotosíntesis sí que experimentaba una variación positiva.


Finalmente, cuando la temperatura superaba los 30 °C, la fotosíntesis se<br />

ralentizaba hasta que se sobrevenía el cesamiento del proceso.<br />

El cloroplasto<br />

De todas las células eucariotas, únicamente las fotosintéticas presentan<br />

cloroplastos, unos orgánulos que usan la energía de la luz para impulsar la<br />

formación de ATP y NADPH, compuestos utilizados con posterioridad para<br />

el ensamblaje de azúcares y otros compuestos orgánicos. Al igual que las<br />

mitocondrias, cuentan con su propio ADN y se han originado a partir<br />

bacterias simbióticas intracelulares (Teoría endosimbiótica).En las células<br />

meristemáticas se encuentran proplastos, que son orgánulos que no tienen<br />

ni membrana interna, ni clorofila, ni ciertos enzimas requeridos para llevar a<br />

cabo toda la fotosíntesis. En angiospermas y gimnospermas el desarrollo de<br />

los cloroplastos es desencadenado por la luz, puesto que bajo iluminación<br />

se generan los enzimas en el interior del proplasto o se extraen del citosol,<br />

aparecen los pigmentos encargados de la absorción lumínica y se producen<br />

con gran rapidez las membranas, dando lugar a los grana y las lamelas del<br />

estroma.<br />

A pesar de que las semillas suelen germinar en el suelo sin luz, los<br />

cloroplastos son una clase de orgánulos que exclusivamente se desarrollan<br />

cuando el vástago queda expuesto a la luz. Si la semilla germina en<br />

ausencia de luz, los proplastos se diferencian en etioplastos, que albergan<br />

una agrupación tubular semicristalina de membrana llamada cuerpo<br />

prolamelar. En vez de clorofila, estos etioplastos tienen un pigmento de<br />

color verde-amarillento que constituye el precursor de la misma: es la<br />

denominada protoclorofila.


Fase luminosa o fotoquímica<br />

La energía lumínica que absorbe la clorofila excita a los electrones externos<br />

de la molécula, los cuales pueden pasar a otra molécula adyacente<br />

(separación de cargas), y producen una especie de corriente eléctrica<br />

(transporte de electrones) en el interior del cloroplasto a través de la cadena<br />

de transporte de electrones. La energía (procedente de la luz) de los<br />

electrones que se transportan es empleada indirectamente en la síntesis de<br />

ATP mediante la fotofosforilación (precisa transporte de protones desde el<br />

estroma al lumen tilacoidal), y directamente en la síntesis de NADPH (el<br />

NADP recibe los electrones procedentes del agua, al final de la cadena de<br />

transporte y se reduce a NADPH). Ambos compuestos son necesarios para<br />

la siguiente fase o Ciclo de Calvin, donde se sintetizarán los primeros<br />

azúcares que servirán para la producción de sacarosa y almidón. Los<br />

electrones que ceden las clorofilas son repuestos mediante la oxidación del<br />

H2O, proceso en el cual se genera el O2 que las plantas liberan a la<br />

atmósfera.<br />

Existen dos variantes de fotofosforilación: acíclica y cíclica, según el<br />

tránsito que sigan los electrones a través de los fotosistemas. Las<br />

consecuencias de seguir un tipo u otro estriban principalmente en la<br />

producción o no de NADPH y en la liberación o no de O2


Fotofosforilación acíclica (oxigénica)<br />

El proceso de la fase luminosa, supuesto para dos electrones, es el<br />

siguiente: Los fotones inciden sobre el fotosistema II, excitando y liberando<br />

dos electrones, que pasan al primer aceptor de electrones, la feofitina. Los<br />

electrones los repone el primer dador de electrones, el dador Z, con los<br />

electrones procedentes de la fotólisis del agua en el interior del tilacoide (la<br />

molécula de agua se divide en 2H+ + 2e- + 1/2O2). Los protones de la<br />

fotólisis se acumulan en el interior del tilacoide, y el oxígeno es liberado.<br />

Los electrones pasan a una cadena de transporte de electrones, que<br />

invertirá su energía liberada en la síntesis de ATP. ¿Cómo? La teoría<br />

quimioosmótica nos lo explica de la siguiente manera: los electrones son<br />

cedidos a las plastoquinonas, las cuales captan también dos protones del<br />

estroma. Los electrones y los protones pasan al complejo de citocromos bf,<br />

que bombea los protones al interior del tilacoide. Se consigue así una gran<br />

concentración de protones en el tilacoide (entre éstos y los resultantes de la<br />

fotólisis del agua), que se compensa regresando al estroma a través de las<br />

proteínas ATP-sintasas, que invierten la energía del paso de los protones en<br />

sintetizar ATP. La síntesis de ATP en la fase fotoquímica se denomina<br />

fotofosforilación.


Fase luminosa cíclica (Fotofosforilación anoxigénica)<br />

En la fase luminosa o fotoquímica cíclica interviene de forma exclusiva el<br />

fotosistema I, generándose un flujo o ciclo de electrones que en cada vuelta<br />

da lugar a síntesis de ATP. Al no intervenir el fotosistema II, no hay fotólisis<br />

del agua y, por ende, no se produce la reducción del NADP+ ni se<br />

desprende oxígeno (anoxigénica). Únicamente se obtiene ATP.<br />

El objetivo que tiene la fase cíclica tratada es el de subsanar el déficit de<br />

ATP obtenido en la fase acíclica para poder afrontar la fase oscura<br />

posterior.<br />

Cuando se ilumina con luz de longitud de onda superior a 680 nm (lo que se<br />

llama rojo lejano) sólo se produce el proceso cíclico. Al incidir los fotones<br />

sobre el fotosistema I, la clorofila P700 libera los electrones que llegan a la<br />

ferredoxina, la cual los cede a un citocromo bf y éste a la plastoquinona<br />

(PQ), que capta dos protones y pasa a (PQH2). La plastoquinona reducida<br />

cede los dos electrones al citocromo b, seguidamente a la plastocianina y<br />

de vuelta al fotosistema I. Este flujo de electrones produce una diferencia de<br />

potencial en el tilacoide que hace que entren protones al interior.<br />

Posteriormente saldrán al estroma por la ATP-sintetasa fosforilando ADP en<br />

ATP. De forma que únicamente se producirá ATP en esta fase.


Fase oscura o biosintética<br />

En la fase oscura, que tiene lugar en la matriz o estroma de los cloroplastos,<br />

tanto la energía en forma de ATP como el NADPH que se obtuvo en la fase<br />

fotoquímica se usa para sintetizar materia orgánica por medio de sustancias<br />

inorgánicas. La fuente de carbono empleada es el dióxido de carbono,<br />

mientras que como fuente de nitrógeno se utilizan los nitratos y nitritos, y<br />

como fuente de azufre, los sulfatos. Esta fase se llama oscura, no porque<br />

ocurra de noche, sino porque no requiere de energía solar para poder<br />

concretarse.<br />

Síntesis de compuestos de carbono: descubierta por el bioquímico<br />

norteamericano Melvin Calvin, por lo que también se conoce con la<br />

denominación de Ciclo de Calvin, se produce mediante un proceso de<br />

carácter cíclico en el que se pueden distinguir varios pasos o fases.<br />

Síntesis de compuestos orgánicos nitrogenados: gracias al ATP y<br />

al NADPH obtenidos en la fase luminosa, se puede llevar a cabo la<br />

reducción de los iones nitrato que están disueltos en el suelo en tres<br />

etapas.


Síntesis de compuestos orgánicos con azufre: partiendo del<br />

NADPH y del ATP de la fase luminosa, el ion sulfato es reducido a ion<br />

sulfito, para finalmente volver a reducirse a sulfuro de hidrógeno. Este<br />

compuesto químico, cuando se combina con la acetilserina produce el<br />

aminoácido cisteína, pasando a formar parte de la materia orgánica<br />

celular.<br />

Fotorrespiración<br />

La piña (Ananas comosus), que pertenece a la familia Bromeliaceae, tiene<br />

un metabolismo de tipo CAM, que poseen muchas plantas crasuláceas.<br />

Este proceso, que implica el cierre de los estomas de las hojas como<br />

medida preventiva ante la posible pérdida de agua, se sobreviene cuando el<br />

ambiente es cálido y seco. Es entonces cuando el oxígeno generado en el<br />

proceso fotosintético comienza a alcanzar altas concentraciones.


Fotosistemas y pigmentos fotosintéticos<br />

Los fotosistemas<br />

Los pigmentos fotosintéticos se hallan alojados en unas proteínas<br />

transmembranales que forman unos conjuntos denominados fotosistemas,<br />

en los que se distinguen dos unidades diferentes: la antena y el centro de<br />

reacción.<br />

En la antena, que también puede aparecer nombrada como LHC<br />

(abreviatura del inglés Light Harvesting Complex), predominan los<br />

pigmentos fotosintéticos sobre las proteínas. De hecho, existen entre<br />

doscientas y cuatrocientas moléculas de pigmentos de antena de varios<br />

tipos y tan sólo dos proteínas intermembranales. Sin embargo, la antena<br />

carece de pigmento diana.<br />

En el centro de reacción, mentado en algunas ocasiones como CC<br />

(abreviatura del inglés Core Complex), las proteínas predominan sobre los<br />

pigmentos. En el centro de reacción es donde está el pigmento diana, el<br />

primer aceptor de electrones y el primer dador de electrones. En término<br />

generales, se puede decir que existe una molécula de pigmento diana, unas<br />

cuantas de pigmentos no diana, una de primer dador de electrones y una de<br />

primer aceptor. Mientras existen entre dos y cuatro proteínas de membrana.<br />

Fotosistema I y Fotosistema II<br />

• El Fotosistema I (PSI) capta la luz cuya longitud de onda es menor o igual<br />

a 700 nm y en las plantas superiores, su antena se caracteriza por encerrar<br />

dentro de sí una gran proporción de clorofila α, y una menor de clorofila β.<br />

En el centro de reacción, la molécula diana es la clorofila αI que absorbe a<br />

700 nm, siendo llamada por ello clorofila P700. El aceptor primario de<br />

electrones se denomina aceptor A0 y el dador primario es la plastocianina.<br />

Sobre todo, se hallan presentes en los tilacoides del estroma.<br />

•El Fotosistema II (PSII) capta luz cuya longitud de onda es menor o igual a<br />

680 nm.<br />

Los pigmentos fotosintéticos y la absorción de la luz<br />

Los pigmentos fotosintéticos son lípidos unidos a proteínas presentes en<br />

algunas membranas plasmáticas, y que se caracterizan por presentar


alternancia de enlaces sencillos con enlaces dobles. Esto se relaciona con<br />

su capacidad de aprovechamiento de la luz para iniciar reacciones<br />

químicas, y con poseer color propio. En las plantas estos pigmentos son las<br />

clorofilas y los carotenoides, en las cianobacterias y las algas rojas también<br />

existe ficocianina y ficoeritrina, y, finalmente, en las bacterias fotosintéticas<br />

está la bacterioclorofila.


Factores externos que influyen en el proceso<br />

Mediante la comprobación experimental, los científicos han llegado a la<br />

conclusión de que la temperatura, la concentración de determinados gases<br />

en el aire (tales como dióxido de carbono y oxígeno), la intensidad luminosa<br />

y la escasez de agua son aquellos factores que intervienen aumentando o<br />

disminuyendo el rendimiento fotosintético de un vegetal.<br />

•La temperatura: cada especie se encuentra adaptada a vivir en un<br />

intervalo de temperaturas. Dentro de él, la eficacia del proceso oscila de tal<br />

manera que aumenta con la temperatura, como consecuencia de un<br />

aumento en la movilidad de las moléculas, en la fase oscura, hasta llegar a<br />

una temperatura en la que se sobreviene la desnaturalización enzimática, y<br />

con ello la disminución del rendimiento fotosintético.<br />

•La concentración de dióxido de carbono: si la intensidad luminosa es<br />

alta y constante, el rendimiento fotosintético aumenta en relación directa con<br />

la concentración de dióxido de carbono en el aire, hasta alcanzar un<br />

determinado valor a partir del cual el rendimiento se estabiliza.<br />

•La concentración de oxígeno: cuanto mayor es la concentración de<br />

oxígeno en el aire, menor es el rendimiento fotosintético, debido a los<br />

procesos de fotorrespiración.<br />

•La intensidad luminosa: cada especie se encuentra adaptada a<br />

desarrollar su vida dentro de un intervalo de intensidad de luz, por lo que<br />

existirán especies de penumbra y especies fotófilas. Dentro de cada<br />

intervalo, a mayor intensidad luminosa, mayor rendimiento, hasta<br />

sobrepasar ciertos límites, en los que se sobreviene la fotooxidación<br />

irreversible de los pigmentos fotosintéticos. Para una igual intensidad<br />

luminosa, las plantas C4 (adaptadas a climas secos y cálidos) manifiestan<br />

un mayor rendimiento que las plantas C3, y nunca alcanzan la saturación<br />

lumínica.<br />

•El tiempo de iluminación: existen especies que desenvuelven una mayor<br />

producción fotosintética cuanto mayor sea el número de horas de luz,<br />

mientras que también hay otras que necesitan alternar horas de iluminación<br />

con horas de oscuridad.


•La escasez de agua: ante la falta de agua en el terreno y de vapor de<br />

agua en el aire disminuye el rendimiento fotosintético. Esto se debe a que la<br />

planta reacciona, ante la escasez de agua, cerrando los estomas para evitar<br />

su desecación, dificultando de este modo la penetración de dióxido de<br />

carbono. Además, el incremento de la concentración de oxígeno interno<br />

desencadena la fotorrespiración. Este fenómeno explica que en condiciones<br />

de ausencia de agua, las plantas C4 sean más eficaces que las C3.<br />

•El color de la luz: la clorofila α y la clorofila β absorben la energía lumínica<br />

en la región azul y roja del espectro, los carotenos y xantofilas en la azul, las<br />

ficocianinas en la naranja y las ficoeritrinas en la verde. Estos pigmentos<br />

traspasan la energía a las moléculas diana. La luz monocromática menos<br />

aprovechable en los organismos que no tienen ficoeritrinas y ficocianinas es<br />

la luz. En las cianofíceas, que si poseen estos pigmentos anteriormente<br />

citados, la luz roja estimula la síntesis de ficocianina, mientras que la verde<br />

favorece la síntesis de ficoeritrina. En el caso de que la longitud de onda<br />

superase los 680 nm, no actúa el fotosistema II con la consecuente<br />

reducción del rendimiento fotosintético al existir únicamente la fase luminosa<br />

cíclica.


Fotosíntesis anoxigénica o bacteriana<br />

Las bacterias únicamente son poseedoras de fotosistemas I, de manera<br />

que, al carecer de fotosistemas II, no pueden usar al agua como dador de<br />

electrones (no hay fotólisis del agua), y en consecuencia, no producen<br />

oxígeno al realizar la fotosíntesis. En función de la molécula que emplean<br />

como dador de electrones y el lugar en el que acumulan sus productos, es<br />

posible diferenciar tres tipos de bacterias fotosintéticas: las sulfobacterias<br />

purpúreas, que se caracterizan por emplear sulfuro de hidrógeno (H2S)<br />

como dador de electrones y por acumular el azufre en gránulos de azufre en<br />

su interior; las sulfobacterias verdes, que también utilizan al sulfuro de<br />

hidrógeno, pero a diferencia de las purpúreas no acumulan azufre en su<br />

interior; y finalmente, las bacterias verdes carentes de azufre que usan<br />

materia orgánica, tal como ácido láctico, como donadora de electrones.<br />

Fotosíntesis artificial<br />

Actualmente, existe un gran número de proyectos químicos destinados a la<br />

reproducción artificial de la fotosíntesis, con la intención de poder capturar<br />

energía solar a gran escala en un futuro no muy lejano. A pesar de que<br />

todavía no se ha conseguido sintetizar una molécula artificial capaz de<br />

perdurar polarizada durante el tiempo necesario para reaccionar de forma<br />

útil con otras moléculas, las perspectivas son prometedoras y los científicos<br />

son optimistas.<br />

Intentos de imitación de la estructura fotosintética<br />

Desde hace cuatro décadas, en el ambiente científico se ha extendido el<br />

interés por la creación de sistemas artificiales que imiten a la fotosíntesis.<br />

Con frecuencia, lo que se hace es reemplazar a la clorofila por una<br />

amalgama de compuestos químicos, ya sean orgánicos o inorgánicos, que<br />

tienen la capacidad de captar la luz. Sin embargo, se desconoce lo que se<br />

debe de hacer con los electrones liberados en el proceso fotosintético.


Molécula de fullereno C60, llamada buckminsterfullereno, con forma igual a la de una pelota de<br />

fútbol.<br />

En el año 1981 fue fabricado el primer cloroplasto artificial, constituido por<br />

una mezcla de compuestos orgánicos sintéticos relacionados con la clorofila<br />

y que, al iluminarse, tenía la capacidad de llevar a cabo la reacción de<br />

fotólisis del agua, generando hidrógeno y oxígeno en estado gaseoso. El<br />

tamaño físico del cloroplasto artificial era mucho mayor que el de los<br />

cloroplastos naturales, y además, su eficacia de conversión de energía<br />

lumínica en química era notablemente inferior. Este primer experimento fue<br />

todo un hito y supuso el primer paso hacia la construcción de un dispositivo<br />

fotosintético obtenido artificialmente que funcionara.<br />

En 1998, el equipo de Thomas Moore, profesor de química del Centro de<br />

Bioenergía y Fotosíntesis de la Universidad Estatal de Arizona, decidió<br />

incorporar al cloroplasto artificial desarrollado años antes, una vesícula<br />

rodeada de una cubierta parecida a las membranas de los cloroplastos<br />

naturales. En ella se hallaban las clorofilas tratadas sintéticamente, junto<br />

con otros compuestos que se añadieron con la intención de generar una<br />

acumulación de iones H+ en la parte interna de la membrana. Pero el hecho<br />

más destacable del experimento fue la incorporación de la enzima ATPsintetasa,<br />

principal responsable del aprovechamiento del desequilibrio en la<br />

concentración de H+ para producir ATP. Con estas modificaciones, Moore<br />

consiguió un comportamiento similar al de los cloroplastos reales,<br />

sintetizando ATP a partir de energía solar, pero con un número más<br />

reducido de componentes que la cadena fotosintética natural.


Célula de Grätzel<br />

Las células de Grätzel son dispositivos fotovoltaicos de dióxido de titanio<br />

nano estructurado sensitivizado con colorante, cuyos mecanismos para la<br />

transferencia electrónica se caracterizan por ser parecidos a los que se<br />

producen en la planta durante el proceso fotosintético. De hecho, el<br />

colorante, que puede ser de naturaleza sintética o natural, permite el<br />

empleo de la clorofila para este tipo de dispositivos.<br />

A pesar de que ya en 1972, el alemán Helmunt Tributsch había creado<br />

células solares foto electroquímicas sensibilizadas con colorante, con<br />

capacidad para producir electricidad, usando electrodos densos<br />

convencionales. Los desarrollos con electrodos de óxidos sensibilizados<br />

generaron eficiencias próximas al 2,5 % limitadas por la reducida superficie<br />

fotoactiva de estos electrodos.<br />

La principal traba de este proyecto es su eficiencia, que se sitúa en torno al<br />

11 % en un laboratorio, pero si se extrapola a un nivel industrial disminuye<br />

de forma notoria. Es por ello por lo que investigadores de todo el mundo<br />

(algunos ejemplos son el grupo de trabajo encabezado por el Michael<br />

Grätzel en Lausanne o los científicos de la Universidad Pablo de Olavide)<br />

trabajan para incrementar la eficiencia, así como para descubrir<br />

configuraciones alternativas y más prácticas.

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