Entre tots 3

lo hacen por obligación o por gusto. "
Señala Tamayo. .
El problema, coinciden todos los
expertos, es que estamos asistiendo a la
sustitución progresiva de la relación
personal Piel-Con-Piel entre padres e 'hijos
por la relación entre ambos a través de un
objeto material. Y les niños adoran los
objetos. Cuantos más tienen más quieren.
Pero necesitan algo más. "Los niños, si los
padres les dicen ven lo dejan todo"
remarca el pediatra Luís Martín.
Necesitan alguien a quien querer,
admirar e imitar, alguien que les ponga
límites, que les señale el. territorio y les
enseñes lo que está bien y lo que está mal.
Sin embargo, piensan los
profesionales, hemos pasado del modelo
cuartelario - muchos hijos, jerarquía por
edades, padre autoritario y madre-sargento
entre condescendiente y regañona - a una
especie de ultraliberalismo educativo mal
entendido en las relaciones padres-hijos
expresado en un dejar hacer, dejar pasar
de imprevisibles consecuencias : "Como mis
padres me reprimieron y no me dejaban
hacer nada, no voy a pennitír que pase lo
mismo con mi hijo, que haga lo que quiera,
ya tendrá tiempo de que le repriman sus
jefes.
Así opina Teodoro Herranz . "En el
fondo, tanto autoritarismo exacerbado como
la permisividad total son muy parecidos.
Los niños así o se rebelan y se vuelven muy
violentos, porque sacan la rabia y la
impotencia ente sus padres contra todo el
mundo, o se retraen y se encierran en su
mundo.
Muchos padres tienen organizada la
vida de sus hijos como si les estuvieran
preparando para candidatos al Novel: de 9 a
5 el colegio, de 5 a 6 inglés, de 6 a 7 ballet,
de 7 a 8 informática. Y los fines de semana
entrenamiento de fútbol y excursiones
culturales. Un ritmo que no envidiaría
ningún ejecutivo estresado. Otra vez la
relación con los hijos a través de un objeto.
Estos padres creen que jugar o,
simplemente, no hacer nada, estar junto a
sus hijos porque sí, es una pérdida de tiempo
por la que la sociedad va a pasar factura en
el futuro. Intentan fabricar el hombre
perfecto. Aquél que ellos quisieran ser.
Este es otro de los errores en que
según los especialistas, están cayendo
muchos padres novatos. Considerar a Jos
niños como adultos bajitos. "Los
convertimos en hombres pequeñitos y, a la
vez, nosotros nos volvemos como niños
indefensos ante ellos. Ahi está la
explicación del no puedo con él. "
Y todo tiene su lógica. Según
algunos estamos asistiendo a la última
revolución del siglo. Después de la
revolución de la mujeres, de la revolución
sexual, de la revolución de los estudiantes,
ahora estalla la revolución de la infancia. En
pocas décadas, los niños han pasado de ser
considerados casi objetos, meros
aprendices, proyectos de hombre a los que
no era necesario hacer felices, sino casi sólo
alimentar y esperar que no murieran en el
camino hacia la adultez, a ser supersujetos
en todos los ámbitos de la sociedad.
Texto: Luz Sánchez-Mellado