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de piel, que en su época era de mala educación mostrar las manos fuera de los bolsillos, que<br />
si tenía un cáncer de pecho, que si tenía la mano deformada, que si guardaba en el chaleco un<br />
saquito perfumado que esnifaba de vez en cuando, que si jugaba con su cuerpo y que si a los<br />
pintores no les gustaba pintar manos. La verdadera historia es que en 1738, bastante antes de<br />
que naciese Napoleón, Franqoi Nivelon publicó Un libro sobre el comportamiento gentil en<br />
el que describía esta postura: «(...) la mano guardada era una postura común entre hombre de<br />
clase y de osadía varonil, atemperada con la modestia». Cuando Napoleón vio aquel retrato<br />
le dijo al artista: «Me has comprendido, querido David». De modo que era un gesto cuyo<br />
objetivo era transmitir estatus.<br />
Los libros de historia muestran que Napoleón no tenía este gesto incluido en su repertorio<br />
regular. De hecho, ni siquiera posó para el famoso retrato donde aparece así representado,<br />
sino que el artista lo pintó de memoria y lo representó con este gesto. Pero la notoriedad<br />
de este gesto de 1a mano destaca de qué modo el artista, Jacques-Louis David,<br />
comprendía la autoridad que la posición de la mano y el pulgar proyectaría.<br />
Napoleón medía 1,64 metros, pero los que lo pintaron<br />
lo percibían como si midiese 1,85.<br />
¿De qué modo hablan las manos?<br />
Durante miles de años el nivel de estatus que una persona tenía en la sociedad determinaba el<br />
orden de prioridad de palabra que podía mantener en una conversación. Cuanto más poder o<br />
autoridad tenías, más tenían que permanecer los demás en silencio mientras hablabas. Por<br />
ejemplo, la historia de Roma explica que una persona de clase baja podía ser ejecutada por<br />
interrumpir a Julio César. En la actualidad la mayoría vive en sociedades en las que existe<br />
libertad para hablar y en las que, normalmente, cualquiera que tenga una opinión puede<br />
expresarla. En Gran Bretaña, Australia y Estados Unidos está incluso permitido interrumpir<br />
al presidente o al primer ministro para dar una opinión. En muchos países las manos han<br />
adoptado el papel de «marcas de puntuación» para regular los turnos de habla en una conversación.<br />
<strong>El</strong> gesto de la mano alzada ha sido tomado prestado de los italianos y los franceses,<br />
los principales usuarios de la «conversación manual», aunque es todavía excepcional<br />
verlo en Inglaterra, donde mover las manos mientras se habla se considera incorrecto o de<br />
poca clase.<br />
En Italia el orden en la conversación es sencillo: la persona con las manos levantadas<br />
tiene el turno y habla. La persona que escucha mantendrá las manos bajadas o detrás de la<br />
espalda. De modo que el truco consiste en intentar mantener las manos en el aire cuando se<br />
quiere obtener el turno de palabra, algo que se puede hacer apartando la vista y levantándolas<br />
a continuación, o tocando el brazo de la otra persona para bajarle las manos mientras usted<br />
levanta las suyas. Mucha gente da por sentado que cuando los italianos conversan lo hacen<br />
amigablemente o de forma íntima porque se tocan continuamente cuando, en realidad, lo que<br />
cada uno intenta es restringir las manos <strong>del</strong> otro y coger el turno de conversación.<br />
En este capítulo evaluaremos algunos de los gestos más comunes con las manos y el<br />
dedo pulgar.<br />
Atele la mano a la espalda a un italiano y se quedará sin decir nada.<br />
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