Pease-Allan El lenguaje del-Cuerpo1
locará el vaso o la taza en el lado contrario de su cuerpo, formando con ello una barrera con un solo brazo. Cuando esa persona esté aceptando lo que se le dice, colocará el vaso o taza en el lado del cuerpo correspondiente a la mano con que la sujeta, mostrando con ello una actitud abierta o de aceptación. Sentarse con los codos apoyados en el reposabrazos de una silla es una posición de poder que transmite una imagen fuerte y directa. Las personas humildes y derrotadas dejan los brazos caídos dentro del reposabrazos de la silla. Evite siempre esta postura a menos que su objetivo sea parecer derrotado. El poder del tacto Tocar a una persona con la mano izquierda mientras le da un apretón de manos con la derecha es un gesto que puede generar importantes resultados. Investigadores de la Universidad de Minnesota llevaron a cabo un experimento que se dio a conocer como «El test de la cabina telefónica». Consistía en colocar una moneda en un extremo de la cabina, esconderse detrás de un árbol y esperar a que alguien entrara y la encontrara. Cuando esto sucedía, uno de los investigadores se le acercaba y le decía: «¿Por casualidad no habrá visto usted la moneda que se me ha caído en esta cabina? Tengo que realizar otra llamada». Sólo el veintitrés por ciento de los individuos admitía haberla encontrado y la devolvía. En la segunda parte del estudio se volvía a colocar la moneda en la cabina, pero cuando los investigadores se acercaban a la persona que la había cogido, la tocaban ligeramente en el codo durante un tiempo que no se prolongaba más de tres segundos y preguntaban entonces por la moneda. Esta vez, el sesenta y ocho por ciento admitía tener la moneda, se sentía violento y decía cosas del tipo: «Estaba mirando a ver si encontraba a su propietario». Tocar el codo con destreza puede multiplicar por tres la probabilidad de obtener lo que queremos. Esta técnica funciona por tres motivos: en primer lugar, el codo está considerado como un espacio público y queda muy alejado de las partes más íntimas del cuerpo; en segundo lugar, en la mayoría de los países no se considera aceptable tocar a desconocidos, de modo que ese toque genera una impresión, y en tercer lugar, un contacto con el codo de tres segundos de duración genera un vínculo momentáneo entre dos personas. Cuando repetimos este experimento para un programa de televisión, descubrimos que el porcentaje de devo- - 78 -
lución de la moneda variaba de cultura en cultura, dependiendo de cuál fuese la frecuencia normal de contacto en cada sitio en particular. Por ejemplo, tocando el codo, se obtuvo la devolución de la moneda por parte de un setenta y dos por ciento de los australianos, un setenta por ciento de los ingleses, un ochenta y cinco por ciento de los alemanes, un cincuenta por ciento de los franceses y un veintidós por ciento de los italianos. Este resultado muestra que tocar el codo funciona mejor en los lugares donde el contacto no es la norma cultural. Hemos tomado nota de la frecuencia de contacto físico entre personas en cafés de muchos de los países que visitamos con regularidad y concluido con doscientos veinte contactos por hora en Roma, ciento cuarenta y dos por hora en París, veinticinco por hora en Sydney, cuatro por hora en Nueva York y cero por hora en Londres. Esto confirma que cuanto más británica o alemana sea la herencia, menos probable es que se toque a los demás y, por lo tanto, mayor éxito se conseguirá tocando el codo. Si es usted de origen británico o alemán, es más fácil que sea una víctima del contacto que cualquier otro. En general, hemos descubierto que las mujeres presentan cuatro veces más probabilidades de tocar a otra mujer que un hombre de tocar a otro hombre. En muchos lugares, tocar a un desconocido por encima o por debajo del codo no produce los mismos resultados positivos que tocando directamente el codo y, a menudo, genera reacciones negativas. Tocar durante más de tres segundos recibe también una respuesta negativa y la persona tocada mira, automáticamente, la mano de quien la toca para saber qué está haciendo. Toque también su mano Otro estudio se realizó con bibliotecarias que cada vez que entregaban un libro a quien lo solicitaba, acariciaban ligeramente la mano de la persona que lo recibía. Fuera de la biblioteca se entrevistaba a los receptores de los libros y se les solicitaba su impresión sobre el servicio ofrecido por la biblioteca. Los que habían recibido la caricia respondían más favorablemente a todas las preguntas formuladas y recordaban mejor el nombre de la bibliotecaria. Estudios llevados a cabo en supermercados británicos donde se tocaba ligeramente la mano de los clientes en el momento de entregarles el cambio, mostraron respuestas similarmente positivas. El mismo experimento se ha realizado también en Estados Unidos con camareras que obtienen una buena parte de sus ingresos a partir de las propinas que reciben. Las camareras que tocaban el codo y la mano de sus clientes masculinos recibieron un treinta y seis por ciento más de propinas que las que no los tocaban y los camareros hombres aumentaron sus ganancias en un veintidós por ciento, independientemente del sexo de las personas que tocaron. La próxima vez que conozca a alguien y le estreche la mano, extienda su brazo izquierdo, tóquele ligeramente el codo o la mano mientras da la mano, repita el nombre de esa persona para confirmar que lo ha oído correctamente y observe su reacción. No sólo conseguirá que esa persona se sienta importante, sino que además le ayudará a recordar su nombre gracias a la repetición. Tocar el codo y la mano, siempre que se haga con discreción, llama la atención, refuerza un comentario, aumenta su influencia sobre los demás, subraya un concepto, hace que los demás lo recuerden mejor y genera impresiones positivas. - 79 -
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locará el vaso o la taza en el lado contrario de su cuerpo, formando con ello una barrera con<br />
un solo brazo. Cuando esa persona esté aceptando lo que se le dice, colocará el vaso o taza<br />
en el lado <strong>del</strong> cuerpo correspondiente a la mano con que la sujeta, mostrando con ello una<br />
actitud abierta o de aceptación.<br />
Sentarse con los codos apoyados en el reposabrazos de una silla es una posición de poder<br />
que transmite una imagen fuerte y directa. Las personas humildes y derrotadas dejan los<br />
brazos caídos dentro <strong>del</strong> reposabrazos de la silla. Evite siempre esta postura a menos que su<br />
objetivo sea parecer derrotado.<br />
<strong>El</strong> poder <strong>del</strong> tacto<br />
Tocar a una persona con la mano izquierda mientras le da un apretón de manos con la derecha<br />
es un gesto que puede generar importantes resultados.<br />
Investigadores de la Universidad de Minnesota llevaron a cabo un experimento que se<br />
dio a conocer como «<strong>El</strong> test de la cabina telefónica». Consistía en colocar una moneda en un<br />
extremo de la cabina, esconderse detrás de un árbol y esperar a que alguien entrara y la<br />
encontrara. Cuando esto sucedía, uno de los investigadores se le acercaba y le decía: «¿Por<br />
casualidad no habrá visto usted la moneda que se me ha caído en esta cabina? Tengo que<br />
realizar otra llamada». Sólo el veintitrés por ciento de los individuos admitía haberla encontrado<br />
y la devolvía.<br />
En la segunda parte <strong>del</strong> estudio se volvía a colocar la moneda en la cabina, pero cuando<br />
los investigadores se acercaban a la persona que la había cogido, la tocaban ligeramente en<br />
el codo durante un tiempo que no se prolongaba más de tres segundos y preguntaban entonces<br />
por la moneda. Esta vez, el sesenta y ocho por ciento admitía tener la moneda, se<br />
sentía violento y decía cosas <strong>del</strong> tipo: «Estaba mirando a ver si encontraba a su propietario».<br />
Tocar el codo con destreza puede multiplicar por tres la probabilidad<br />
de obtener lo que queremos.<br />
Esta técnica funciona por tres motivos: en primer lugar, el codo está considerado como<br />
un espacio público y queda muy alejado de las partes más íntimas <strong>del</strong> cuerpo; en segundo<br />
lugar, en la mayoría de los países no se considera aceptable tocar a desconocidos, de modo<br />
que ese toque genera una impresión, y en tercer lugar, un contacto con el codo de tres segundos<br />
de duración genera un vínculo momentáneo entre dos personas. Cuando repetimos<br />
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