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Pease-Allan El lenguaje del-Cuerpo1

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Los inconvenientes de la altura<br />

Pero ser alto no siempre es positivo. Mientras que la gente alta suele inspirar más respeto<br />

que la baja, la altura puede también resultar perjudicial en determinados aspectos de la<br />

comunicación personal, por ejemplo, cuando hay necesidad de «hablar al mismo nivel», o<br />

de tener una discusión «mirándose a los ojos» con otra persona y no quiere ser percibido<br />

como «demasiado imponente».<br />

En Gran Bretaña, Philip Heincy, un visitador médico de dos metros de altura, fundó el<br />

Club de las Personas Altas para promocionar las necesidades prácticas, médicas y sociales<br />

de los miembros más altos de la sociedad. Descubrió que su altura resultaba amenazante<br />

para sus clientes, que tenían la sensación de que quería imponerles sus ideas y no se concentraban<br />

en sus explicaciones. Descubrió que cuando ofrecía una presentación de ventas<br />

sentado, el entorno de comunicación no sólo mejoraba, sino que, además, la desaparición<br />

de la amenaza física aumentaba sus ventas en un escandaloso sesenta y dos por ciento.<br />

¿De qué manera bajar el cuerpo puede hacer subir el estatus?<br />

Existen determinadas circunstancias en las que bajar el cuerpo puede ser una señal de<br />

dominio. Esto sucede cuando nos repantigamos y nos ponemos cómodos en el asiento de<br />

una casa ajena, mientras el propietario permanece en pie. Lo que comunica la actitud dominante<br />

o agresiva es la informalidad total en el territorio de la otra persona.<br />

Todos nos sentimos superiores y protectores cuando estamos en nuestro territorio, sobre<br />

todo, cuando estamos en nuestra casa, y por ello los gestos y el comportamiento sumiso en<br />

nuestro territorio hace que los demás se pongan de nuestro lado.<br />

¿De qué manera pueden ganar votos los políticos en televisión?<br />

Llevamos casi tres décadas asesorando a personajes públicos para que los demás los consideren<br />

personas creíbles y dignas de crédito. Estos personajes van desde estrellas <strong>del</strong> rock y<br />

políticos hasta hombres <strong>del</strong> tiempo y primeros ministros. En una ocasión dos líderes políticos<br />

recibieron una invitación para desarrollar dos debates televisivos en los que tenían que<br />

explicar cómo dirigirían el país. Uno de los candidatos, al que llamaremos candidato A,<br />

medía un metro setenta y cinco centímetros y los votantes lo tenían por más bajo debido a su<br />

forma de ser suave y tranquila. <strong>El</strong> otro, el candidato B, medía un metro noventa y el electorado<br />

lo percibía como más alto debido a su actitud enérgica y autoritaria. Después <strong>del</strong><br />

primer debate el candidato más bajo había perdido muchos puntos frente al más alto. <strong>El</strong><br />

candidato A nos llamó para que lo asesoráramos y le sugerimos diversas estrategias, destacando<br />

entre ellas la de recortarle diez centímetros a su atril, lo que le proporcionaría la<br />

misma distancia visible entre la parte superior <strong>del</strong> atril y la barbilla que la que tenía el<br />

candidato B. Le sugerimos también que pidiera que la cámara que lo filmara se situara un<br />

poco más baja, de modo que lo filmara desde abajo y, gracias a ello, le proporcionara el<br />

aspecto de una persona más alta de lo que en realidad era. Le dijimos que dirigiera su<br />

mensaje directamente a la cámara para que todos los votantes tuvieran la sensación de que<br />

se dirigía personalmente a ellos. Funcionó. Después <strong>del</strong> segundo debate, el candidato A fue<br />

considerado por el público como el claro vencedor y los medios de comunicación informaron<br />

de que había cobrado «un nuevo sentido de la autoridad y el liderazgo». <strong>El</strong> candidato<br />

A se convirtió en el líder <strong>del</strong> país después de las elecciones. La lección a aprender en este<br />

ejemplo es que, en general, los votantes no están muy interesados en lo que se les dice, y<br />

recuerdan poco lo que los políticos explican en sus discursos electorales. Los votantes basan<br />

su voto final en la creencia de que el ganador es el que está mejor preparado para ser líder.<br />

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