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Esclavos-del-franquismo-Trabajos-forzados_VAL

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elevadas penas que recibían por ser “rojos”. Sin embargo, a partir de 1944 la población penal<br />

fue reduciéndose fruto de los sucesivos indultos. Como afirmó el jefe del Servicio, general<br />

López Díaz:<br />

“Puede decirse que [empezó] el período de transición del Servicio entre su misión<br />

fundamental, que tenía al crearse, de facilitar por el trabajo la redención de los penados y<br />

la que la realidad práctica le impone actualmente, de ser un Organismo ejecutor de las<br />

obras que, por diversas causas, conviene a la Administración del Estado encomendarle”<br />

(21) .<br />

Eso sí, falto el SCPM de su inicial misión de tutelar y redimir a los vencidos en la<br />

Cruzada de Liberación, no dudó en continuar con su abnegada labor contratando a los ya<br />

libres para “facilitarles su incorporación a la vida civil”. De tal forma que, desde 1946, fue la<br />

1ª Agrupación, la encargada de la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir, la que<br />

concentró a todos los penados. Aunque en el fondo daba igual que los trabajadores fueran<br />

penados o libres. En 1958, la mentalidad de los vencedores continuaba siendo la de disponer<br />

de la nación, de sus habitantes, como si fuera un cuartel. Es lo que se deduce de la<br />

interpretación que el general López Díaz hacía, en 1958, de las continuas adjudicaciones de<br />

obras que el SCPM había recibido a partir del momento en que el número de presos había<br />

descendido notablemente. Hombre disciplinado opinaba que era consecuencia de la necesidad<br />

que sentía el Estado de contar con un organismo tan “flexible” que pudiera afrontarlas obras,<br />

nuevas o reanudarlas, con la máxima rapidez.<br />

Sobre todo aquellas que fueren urgentes, que estuvieran alejadas de centros habitados,<br />

o mal comunicados, que su ritmo no estuviera de acorde con el de las exigencias económicas<br />

o de la empresa privada o, finalmente, en cualquier caso, aquellas que considerara oportuno la<br />

Administración no encomendar a empresas particulares (22) .<br />

Parece evidente que las máximas instancias del estado franquista, recordemos que el<br />

SCPM dependía directamente de la presidencia de gobierno que ocupaba el almirante Carrero<br />

Blanco, no estaban dispuestas a perder una fuente de beneficios tan suculentos. Casi 87<br />

millones de pesetas en 1957. En el estado actual de mis conocimientos ignoro por qué las<br />

gestiones de traspasar el SCPM al INI terminaran abruptamente en 1958. Seguramente algo<br />

tuvo que ver el cambio de política económica que significó el cambio ministerial de febrero<br />

de 1957. Los nuevos ministros de Hacienda y Comercio, Mariano Navarro Rubio y Alberto<br />

Ullastres Calvo, respectivamente, pretendían terminar con el organismo que mejor<br />

representaba la autarquía de la postguerra: el INI. La empresa privada se veía ya con la<br />

suficiente fuerza para pedir que el todopoderoso Instituto se rigiera por las reglas del juego<br />

del mercado de capitales. Ese año iba a quedarse fuera de los presupuestos generales del<br />

Estado y se iban a enfrentar por el Plan de Estabilización (23) .<br />

En este contexto la expansión de la división de construcción del INI, en base a viejos<br />

privilegios obtenidos en 1939, la idea no iba a contar con el apoyo de las nuevas fuerzas<br />

emergentes en el franquismo. Atrás quedaban casi dos décadas durante las que la<br />

regeneración moral del vencido, uno de los objetivos permanentes del nacional-catolicismo,<br />

la humillación y persecución de los recalcitrantes estuvo acompañada por su explotación<br />

económica más brutal. Tomando el título del libro publicado por el por Rafael Torres, fueron

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