Rocktopía Mx - Número 4 - Febrero 2016

Fruto de esa
reconciliación nació
su hijo Sean
Lennon el 9 de
octubre de 1975, el
día del cumpleaños
número 35 de John.
En ese momento se
inició una nueva
etapa en la vida de
la pareja, que decidió
recluirse en el
apartamento del
edificio Dakota,
situado en un lateral
de Central Park para
alejarse de tod@s y
de todo, incluida la
música a la que
tanto amaban. Desde
ese momento John se
convirtió en un
laborioso amo de
casa cuya mayor
alegría era cuidar de
su bebé. Durante
cinco años sus
comparecencias en
público fueron
escasas y parecía
que había abandonado su pasión, hasta que, en 1980, cuando nadie lo esperaba, salió de su autoimpuesto
retiro y regresó con DOUBLE FANTASY, en este pregonaba eterno amor por su esposa e hijo, mediante
simples y pegadizos estribillos que pronto se convertirían en un gran éxito.
Sobre ese tiempo apartado de todo el cantante confesaría: “En estos cinco años de silencio he aprendido
a liberarme de mi intelecto, de la imagen de mí mismo que yo tengo. Las canciones que hago surgen de
forma natural, espontánea, sin pensar conscientemente en ellas. En cierta forma, es como volver al
comienzo. Tengo la sensación de que estoy ante mi primer disco." Apenas pudo disfrutar de su regreso ya
que, tres semanas después de ese lanzamiento, fue asesinado en la entrada de su casa donde lo estaba
esperando Mark David Chapman, quien le disparó cuatro balazos en la espalda, mismos que pusieron fin a
su vida, el compositor inglés tenía 40 años de edad. Al día siguiente Yoko emitió una declaración diciendo:
“No hay funeral para John. John amaba y rezaba por la raza humana. Por favor, recen por lo mismo”. La
viuda de Lennon esparció las cenizas del músico en el Central Park de Nueva York, donde después se creó
el monumento conmemorativo Strawberry Fields, cita ineludible para todos los fans de John.
Esta historia de amor plagada de excentricidades fue la representación de toda una época, marcada por
el nacimiento de la cultura hippie y las manifestaciones pro paz. Influyeron el uno en el otro de tal
manera que solos no se sentían capaces de enfrentarse al mundo. De hecho, el Beatle decía: "Yoko es mi
diosa del amor, ella llena mi vida".