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Claudio Castillo: <strong>TEATRO</strong> <strong>COMPLETO</strong><br />
Eladio (Apartándose del grupo): ¡Qué buena vaina nos echaron con<br />
esta mujercita del carajo!<br />
La Petrica (Llega hasta Eladio): ¡Tú lo vas a hacer! (Se lleva las manos<br />
de Eladio al cuello) ¡Deja ya los muertos en paz y vas a ir apretando poco a<br />
poco; ponme la flor en el pecho y la flor en la mano, que le voy a preguntar a<br />
Dios por qué se olvidó de nosotros!<br />
Eladio (Disgustado llega hasta Zoilo y Lucilo): ¡Mira, Zoilo, quítale<br />
esa vaina a esa loca del coño… Yo no sigo en esta vaina!<br />
(Zoilo le hace señas para que se calle. La Petrica ha comenzado a llorar).<br />
Zoilo: Comencemos, ya es la hora… Vienen los ventarrones de las calles<br />
y se llenarán las calles de ventarrones de cada uno..<br />
La Petrica: Nadie quiere por sus hijos, hay que hacerlo y decirlo<br />
todo…<br />
(La Petrica se arrodilla y comienza a rodar por el piso).<br />
La Petrica: ¡Dios, Dios, déjame escupir mis hijos en la rajadura del<br />
mundo! (Llorosa) ¡Suena la campana, Lucilo, suénala!… La tierrita en las<br />
manos… Estamos como las piedras, las piedras.<br />
(La Petrica queda como muerta. Los demás se le acercan curiosos).<br />
Zoilo: Ha muerto soñando…<br />
Eladio: Sí, tiene la veladura en los ojos… se ha quedado quieta.<br />
Lucilo: ¡Sí, creo que ya está. Era lo que ella quería…, la pobre! Bueno,<br />
Petrica, le preguntas a Dios que cómo hacemos para conseguir una tierrita<br />
y una bandera para los pobres.