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aCTO ÚNICO<br />
La Petrica<br />
Zoilo: ¡Es el ruido que viene, que nunca se va a acabar!<br />
Eladio: ¡Son los muertos que se están sonando la barriga!<br />
Lucilo: ¿Y esas voces?<br />
Zoilo: ¡Están haciendo un fusilote!<br />
La Petrica (Alejándose del grupo): Pobrecito el hombre o los hombres<br />
que se encaramaron… ¡Ay, ay, Zoilo…, pobrecitos los nietos de mi carajita<br />
muerta!… (Recoge la bandera y se pone a contemplarla con soberbia) ¡Ven<br />
santo, ven hombre, y quítame la bandera!… ¡Aquí estoy con los hijos de<br />
los vivos y los muertos tuyos: los que has asesinado y los que viven asesinados!…<br />
¡Ven, para que te montes en mis piernas!… ¡Maldito tú, y malditos<br />
los que te siguen! (Tierna) Hija, hija, ¿te acuerdas de aquella canción que<br />
cantábamos para espantar el hambre? ¡Ahora nos va a servir para espantar<br />
el miedo!… ¡Malditos! (Llorosa) ¡Malditos!…<br />
Zoilo: ¿Oyeron bien?<br />
(Los demás están como oyendo un ruido lejano).<br />
Eladio: ¿Son tambores o caballos?<br />
Lucilo: ¡Son así como viejas llamando hombres!… ¡Tienen ganas de<br />
singar!<br />
La Petrica: Dejen de oír lo que no suena.<br />
(Pausa).<br />
La Petrica: ¿Zoilo, para qué han servido las oraciones?<br />
(La Petrica está sentada en el piso y Zoilo llega hasta ella).