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Ijʉ́múᵻelle akehso úgúbojú<br />
Despertando la educación indígena Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>–<br />
por una abuela del clan oso hormiguero
Ijʉ́múᵻelle akehso úgúbojú<br />
Despertando la educación indígena Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>–<br />
por una abuela del clan oso hormiguero<br />
Con el apoyo de
© Autores<br />
Aurelia Jifichiu de Negedeka<br />
Aurelio Gifichiu Kumimarima<br />
Ángel Miguel Arcángel Gómez<br />
Elio ʉjkavaba Miraña<br />
Gustavo Ángel Hichamon Kuyuedo<br />
© Ilustraciones<br />
Natalia Arcángel González & Jesús Nejedeka Jifichiu<br />
© Portada<br />
Aurelio Gifchiu Kumimarima y Dina Luz Arcángel González<br />
Mapa<br />
Aurelio Gifichiu Kumimarima<br />
Edición<br />
Camila María Pérez Cubillos<br />
Sofia Cordero Romero<br />
Kornelis van Vliet (Kees)<br />
Diagramación<br />
Kornelis van Vliet (Kees) & Sofia Cordero Romero<br />
ISBN: 978-958-46-8297-0<br />
Primera Edición <strong>2016</strong><br />
Leticia, Amazonas – Colombia<br />
Contacto: boramuinane@gmail.com<br />
Este libro se realizó con el equipo “Ijʉ́múᵻelle akehso úgúbojú” que quiere decir<br />
“Despertando la educación indígena Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>–, por una abuela del clan oso<br />
hormiguero.”, grupo ganador de la convocatoria Estímulos 2015 del Ministerio de Cultura,<br />
en la categoría “Reconocimiento para el fortalecimiento de las lenguas indígenas en riesgo<br />
en Colombia por medio de la Resolución 2257 del 29 de Julio de 2015.<br />
Los contenidos fueron pensados para contribuir con la protección de los pueblos étnicos<br />
y la conservación del patrimonio cultural inmaterial nativo amazónico, que es sin duda<br />
también, patrimonio de toda la humanidad.<br />
2
A nuestro Padre Creador –Piíve Bañehe–, que sembró y entregó<br />
estas palabras de consejo a las primeras personas…<br />
A nuestros abuelos y abuelas, que durante muchas noches y días<br />
transmitieron estas palabras de consejo a sus nietos, hasta nuestros días…<br />
3
Presentación<br />
Estos cuentos son el resultado de varias noches<br />
y días de conversación entre las abuelas, los<br />
abuelos, nietos y amigos en nuestros espacios<br />
como la chagra y el mambeadero, conversaciones<br />
surgidas por la necesidad sentida de salvaguardar<br />
nuestra cultura Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>– a través del<br />
recordar y traer a la memoria colectiva todos<br />
nuestros saberes para que sean usados en la<br />
educación formal y en casa.<br />
Estos recuerdos se materializaron en relatos<br />
contados por la abuela sabedora Aurelia Jifichiu,<br />
relatos que son palabras de consejo que deben<br />
ser transmitidos de mujeres a hijos y nietos, para<br />
aprender a vivir en armonía con la gente que<br />
vemos (nuestros semejantes), con los que no<br />
vemos (seres espirituales) y con la naturaleza.<br />
De estas palabras de consejo se escogieron tres<br />
cuentos, la abuela los narró a los nietos en lengua<br />
Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>– de la misma forma como se ha<br />
hecho siempre, luego fueron escritos y traducidos<br />
al español, paralelamente se ilustraron los<br />
momentos de cada cuento; y cuidadosamente la<br />
familia bajo el pensamiento de la abuela, ajustaron<br />
cada uno de los detalles, como gramática,<br />
alfabeto, palabras, significados, consejos y dibujos.<br />
Este proceso se nutrió de dos componentes para<br />
hacer amanecer esta palabra de consejo en los<br />
albores del siglo XXI. El primero, la lengua como<br />
eje transversal de aprendizaje, comunicación,<br />
curación, ceremonias y transmisión de nuestros<br />
saberes; y el segundo, la metodología o manera<br />
de enseñar las palabras, especialmente las que<br />
educan en valores de vida.<br />
Estos dos componentes se basan en el recuerdo<br />
que estas palabras de consejo fueron entregadas<br />
por Nuestro Padre Creador –Piíve Bañehe– a las<br />
primeras personas, a nuestros abuelos y abuelas,<br />
desde el momento mismo en que ordenó el<br />
mundo.<br />
Estas palabras cuyo fin son ser transmitidos para<br />
aprender a vivir en armonía. Nuestros abuelos<br />
cuentan que con el tiempo estas palabras fueron<br />
difíciles de entender por las generaciones<br />
posteriores, por esto se usan hechos y episodios<br />
de nuestra historia para enseñar con ejemplos<br />
sencillos a los nietos, como en este libro.<br />
Nuestros nietos deben prepararse<br />
para vivir en esta tierra donde<br />
el padre creador nos dejó como<br />
cuidadores.<br />
En la realidad actual en donde la cultura ancestral<br />
ha sido permeada, transformando el modo y<br />
el espacio de transmisión de estas enseñanzas,<br />
decidimos no ser indiferentes a esta realidad.<br />
4
Agradecimientos<br />
Por esto aportamos toda nuestra energía en este<br />
libro, usando nuestra lengua y una nueva forma de<br />
transmitir las palabras de consejo a través de la<br />
escritura para así afrontar estos cambios.<br />
Fueron dos grandes retos que implicaron<br />
dedicación y tiempo de nuestras labores diarias,<br />
pero que permitieron usar nuestra idioma,<br />
escuchar a la abuela, conversar y recordar.<br />
Además encontrar otra forma de difundir nuestros<br />
saberes a través de la escritura, las ilustraciones y<br />
las nuevas tecnologías. Justamente para que sigan<br />
vivos nuestros saberes y valores, compartiéndolos<br />
con nuestros familiares, otras familias indígenas y<br />
no indígenas.<br />
Sí usted está interesado en conocer más sobre<br />
este proyecto lo invitamos a escribirnos al correo<br />
electrónico boramuinane@gmail.com<br />
y visitar nuestra pagina web:<br />
lenguaindigena.wix.com/boramuinane<br />
A cada uno de los participantes en este trabajo<br />
por su entrega, compromiso y responsabilidad<br />
agradecemos, por aportar su conocimiento, su<br />
experiencia y sobre todo su tiempo. Especialmente<br />
a los que acompañaron de manera permanente al<br />
grupo como: Aniceto Nejedeka, y sus hijos Celimo,<br />
Jesus , Gory y Willer, además a Julio, a Etelvina<br />
y sus hijos, Isbelia Ruiz e hijos, María González<br />
e hijas, Esteban Carrillo, Abel Santos e Isabel<br />
Romero.<br />
Agradecemos que la lectura de este libro<br />
sea realizada con afecto y atención. Para así,<br />
aumentar la lealtad y orgullo del Pueblo Ʉmɨjɨjte<br />
–<strong>Bora</strong>– Nietos del tabaco de vida, en aras de la<br />
permanencia de la transmisión de lo que hay en<br />
las memorias de las personas que lo hablan y en<br />
la conservación de los mensajes de quienes las<br />
escuchan y reconocen.<br />
Si quieres acceder a la versión<br />
digital de este libro –con audio–<br />
visita nuestra página web<br />
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Ubicación<br />
de nuestro pueblo<br />
El pueblo indígena Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>– Nietos de<br />
tabaco de vida, se encontraba originalmente en la<br />
región amazónica del departamento del Amazonas<br />
en Colombia.<br />
Desde el siglo XX, este pueblo se vio forzado a<br />
desplazarse de sus tierras ancestrales por las<br />
problematicas territoriales y sociales generadas<br />
por el auge del caucho, conflicto armado, y<br />
bonanzas cocalera y minera en la Amazonia. Estos<br />
hechos generaron mulitples desplazamientos<br />
que aislaron el sistema educativo propio;<br />
estableciendo una situacion de incertidumbre en<br />
razón de la dispersión de sus integrantes.<br />
Actualmente el pueblo Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>– se ubica<br />
en su mayoría en el bajo Igaráparaná y en las<br />
cabeceras del Río Cahuinarí, afluentes del Río<br />
Putumayo y el Río Caquetá, ubicados en los<br />
corregimientos Arica y La Chorrera. También se<br />
encuentran en el corregimiento Tarapacá y en los<br />
municipios de Leticia y Puerto Nariño; y al sur del<br />
Río Putumayo, en Perú, por las orillas de los ríos<br />
Ampiyacu y Yaguasyacu.<br />
Según el Censo de 2005, la población en Colombia<br />
del grupo indígena Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>– era de 933<br />
personas, y a la actualidad no ha aumentado<br />
significativamente.<br />
La familia de la abuela Aurelia y los demás autores<br />
y colaboradores han llegado paulatinamente hace<br />
25 años al municipio de Leticia. En este municipio<br />
no se encuentran organizados colectivamente,<br />
sino que conviven con otras etnias que son<br />
mayoritarias.<br />
La abuela Aurelia Jifichiu, su hermano Aurelio,<br />
sus hijos y sobrinos, Miguel Arcángel y Natalia<br />
Arcángel hacen parte de la familia Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>–.<br />
Este grupo etnico ha sido<br />
identificado a nivel nacional<br />
en riesgo de extinción, por su<br />
dispersión geográfica y por la<br />
extinción cultural a partir de la<br />
pérdida de su lengua.<br />
La lengua Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>–<br />
sostiene la comprensión del<br />
espacio físico y espiritual, la<br />
concepción del mundo<br />
y la singularidad de sus<br />
costumbres.<br />
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1<br />
Daallimʉ ʉʉballe<br />
Los micos perezosos<br />
Tsʉ́ ʉ́ kájáʉvʉváa,<br />
tsáj keemélle íkyaijkyah ííye ihjári,<br />
ɨ ́ɨ ́ tsɨɨme chiélle.<br />
Hace mucho tiempo, vivía una<br />
anciana en su maloka, apartada del<br />
lugar donde vivían sus hijos y nietos.<br />
Maloka,<br />
es una casa tradicional<br />
indígena. Aquí vivimos,<br />
enseñamos y celebramos<br />
nuestras fiestas<br />
tradicionales.<br />
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Aalléváa,<br />
nɨ́jɨpa pillíyíkyohijkyáhi papéjkova.<br />
Ella se dedicaba en las noches a<br />
entorchar fibras de cumáre.<br />
“Nɨ ́ jɨpa” o cumáre<br />
es una palma, de las hojas<br />
nuevas sacamos fibras<br />
para hacer hamacas y<br />
mochilas.<br />
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Tsápejkováa,<br />
mɨŕʉʉgua kájtʉkʉvah tʉjkénʉ<br />
mɨámʉnáajpihdyʉ, guakímeílledívʉ.<br />
Ʉkáávebe dílloteh:<br />
― ¿Táálle, ɨɨnáh ʉ méénʉhijkyáhi?<br />
―Tsáha llíhi, nɨ́jɨpa o pillíyíkyohijkyáhi,<br />
tah guááyba nójkanʉjʉkóónelliíhe o bóónenʉki.<br />
― ¡Aa táálle! guáyeééveííkye.<br />
Ʉ guáyeéévenehajchóta, ooke tah níguaʉ<br />
lliiyílliyi.<br />
Una noche ella se encontraba entretenida trabajando,<br />
cuando apareció un cucarrón de mojojoy,<br />
transformado en persona.<br />
El cucarrón entró y preguntó:<br />
― ¿Abuela qué haces?<br />
―Nieto, he estado entorchando fibra de cumáre,<br />
para reemplazar mí hamaca, que ya está vieja ―respondió<br />
la anciana.<br />
― ¡Qué bueno, abuela! Mientras descansa dale vueltas a mi<br />
cabeza ―dijo el cucarrón.<br />
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Aabéváa<br />
diílle kʉbáákʉj piɨnévʉ akʉ́ ʉ́ véébe<br />
níguaʉ tallíyíkyohíjkyalléváa.<br />
Aane diílle, tábahjyʉ́ ʉ́ kʉ́ jʉ́ koiyonáa,<br />
Ihjyʉ́ kʉ́ nʉ́ ijkyaábe:<br />
― ¡Táálle táálle! ooke tah níguaʉ ʉ<br />
tábahjyʉ́ kʉ́ jʉ́ koói.<br />
Aane í íllityénema ákádsɨ́jkaállohijkyálle.<br />
Al decirlo se sentó y se acomodó entre las piernas<br />
de la abuela. Ella empezó a darle vueltas a la<br />
cabeza del cucarrón, y cada vez que él sentía que<br />
estaba a punto de arrancarle la cabeza, gritaba con<br />
desesperación:<br />
― ¡Abuela, abuela! Me vas a arrancar la cabeza.<br />
Asustada, de inmediato ella lo soltaba,<br />
e iniciaba de nuevo.<br />
“Mɨŕʉʉgua”<br />
o cucarrón de mojojoy<br />
es un escarabajo que<br />
pone sus huevos en<br />
troncos de palmas.<br />
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Ehdʉváa<br />
í óóchévejtsohíjkyachíhdyʉ nehíjkyaabe:<br />
―Táálle o pejʉkóóh.<br />
―Ʉʉjʉ́ hde llíhi ―néhíjkyalle.<br />
Áchihdyʉ chiíñe, í guakimeíyi íjkyalleháa.<br />
Después de estar cansada y aburrida de darle vueltas<br />
a la cabeza, el cucarrón le decía:<br />
―Abuela, ya me voy.<br />
―Bueno nieto ―respondía la anciana.<br />
Luego, ella continuaba entorchando<br />
fibra de cumáre.<br />
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Kóójɨ pañévʉ pehtsóko<br />
kájtʉ́ kʉ́ teebe dílloteh:<br />
―Táálle, ¿ɨnáh ʉ méénʉhijkyáhi?<br />
―Tsáha llíhi, nɨ́jɨṕa o pillíyíkyohijkyáhi.<br />
― ¡Aa táálle! ―ʉ guáyeéévedʉ kana<br />
ooke nodsáárah.<br />
Más tarde en la misma noche, aparecía el búho<br />
como persona. Llegaba y preguntaba:<br />
―Abuela ¿qué estás haciendo?<br />
Y la anciana respondía:<br />
―Nieto estoy entorchando fibra de cumáre.<br />
― ¡Qué bueno abuela! ―contestaba el búho.<br />
“Pehtsóko”<br />
es un búho <strong>pequeño</strong><br />
nocturno. Su canto es<br />
“Murucuu-murucutuu”<br />
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Aabéváa<br />
― Diílle kʉbaj pɨɨnévʉ í ákʉ́ ʉ́ veneh,<br />
guapɨrááveébeké dódákohíjkalle,<br />
kóójɨ pañévʉréjʉko.<br />
Ehdʉváa í óóchévejtsochíhdyʉ nehíjkyaabe:<br />
―Táálle o pejʉkóóhi.<br />
―ʉʉ́ ju llíhi.<br />
Ehdʉváa papéjkovadʉ<br />
mavaríjchohijkyaábe diílleke.<br />
Luego, le decía a la abuela:<br />
―Descansa un rato y mientras tanto sácame los piojos.<br />
Rápidamente se acomodaba entre las piernas de la<br />
abuela, y ella obedeciendo se dedicaba a quitarle los<br />
piojos hasta la madrugada.<br />
Después de sentir que ella estaba aburrida y cansada<br />
de quitarle los piojos, el búho le decía:<br />
―Abuela ya me voy.<br />
―Bueno nieto ―, respondía la abuela.<br />
Varias noches el búho y el cucarrón<br />
hicieron lo mismo para molestarla.<br />
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Aanéváa<br />
kóójɨ pañévʉ daallímʉ dílloteh:<br />
― ¿Táálle ɨɨnáh ʉ méénʉhijkyáh?<br />
Áánellííheváa diítyéke neélle:<br />
―Nɨ́jɨpa o pillíyíkyohijkyáhi<br />
―¡Aa táálle! Dɨ́hvejtsoííkeh aane guáyeééve,<br />
ʉ guáyeéévenéhajchóta kana métsʉ me guáhtsɨki.<br />
―Mʉhdʉ llíhímʉha, ta mɨḿokoone ávyeh neélle<br />
amʉ́ ʉ́ hama o guáhtsɨíya.<br />
― ¡Tsáha táálle! mʉʉha me májchivane ʉ añʉ́ jkʉki,<br />
ʉʉke káámevʉ mʉʉha<br />
me ihbañʉʉ́ hi kóhpene<br />
―Ʉʉ́ ju ta íaáchimʉ.<br />
Más tarde cuando estaba amaneciendo,<br />
llegaban los micos perezosos como personas y le preguntaban:<br />
― ¿Abuela qué haces?<br />
―Estoy entorchando fibra de cumáre ―les respondía.<br />
― ¡Bien abuela!, suspende tu trabajo y descansa, mientras<br />
descansas vamos a bailar ―decían los micos perezosos.<br />
― ¿Cómo así nietos? ¡Con los dolores de rodilla que tengo! no<br />
puedo bailar con ustedes.<br />
― ¡No abuela!, para que nos puedas acompañar, te vamos a<br />
sostener fuertemente con nuestros brazos.<br />
―Está bien nietos ―, dijo la abuela.<br />
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Ahdʉ́ jʉkováa í ñeene diílleke,<br />
í kapáávyene diítye guáhtsɨtsóme<br />
machivahijkyahi:<br />
― Amyereakane<br />
táállereakane mʉʉha<br />
avyejʉʉbeke kʉʉrimʉtsʉjɨɨke<br />
dojʉʉhi dojʉʉhi jej jeeje.<br />
Aalléváa<br />
diítye májchivadʉ áñʉjkʉlleíikye.<br />
Áchihdyʉváa<br />
í pavyéénʉjʉkoonellihé,<br />
í íaáchimʉ́ chikeréjeko diílle<br />
kéévahíjkyáne í añʉ́ jkʉpañétʉ:<br />
―Tsaííñʉko bekoo jej jeeje<br />
Tsaííñʉko bekoo jej jeeje<br />
Aáneváa í lleeboneh,<br />
daallímʉ májchivame néhijkyáhi:<br />
― Mʉ́ hdʉráa táálle<br />
táálléʉ mʉʉhakye.<br />
ʉ áñʉjkʉ́ hi jej jeeje.<br />
y así, alzándola empezaron a bailar y a<br />
cantar en la lengua de ellos, diciendo:<br />
―Esta abuela fue la que comió<br />
comió a nuestro jefe<br />
kʉʉrimʉtsʉjɨɨke jej jeeje.<br />
La abuela se unió a bailar y a cantar con<br />
ellos. Al sentirse cansada y agotada de<br />
varias noches, con las mismas tres visitas.<br />
Llamó a sus dos nietos cantando:<br />
―Nietos vengan, jej jeeje.<br />
Nietos vengan, jej jeeje.<br />
Al escuchar esto, los micos perezosos<br />
cantaron en su lengua:<br />
―¡Abuela, abuela!<br />
nos estás acompañando<br />
con otras palabras jej jeeje.<br />
“Daallímʉ”<br />
o micos perezosos.<br />
Son mamíferos que se<br />
mueven lento pero seguro<br />
por los árboles.<br />
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Áánellííheváa áñʉjkʉhíjkyálle:<br />
―Mʉhdʉ llíhimʉha<br />
kʉguáhañe mavááriih<br />
jej jeeje<br />
Tsʉkah me tsɨtsɨ́ɨ ́vejekóónetʉ́ va,<br />
daallímʉ pejʉkohíjkyáhi.<br />
Entonces, ella respondía cantando,<br />
diciendo:<br />
―El cansancio y el sueño<br />
hacen que yo cante diferente a<br />
ustedes jej jeeje.<br />
Luego en la madrugada,<br />
los micos perezosos salían de la maloka.<br />
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Tehdʉváa<br />
ááhɨvéme óóchévejtsohíjkyáhi,<br />
guajyámʉnʉhíjkyáme diílleke, papéjkova.<br />
Aanéváa diítye pééne boóne kʉ́ guávelle,<br />
kʉ́ guahijkyáhi kojɨájchóta.<br />
Tsajkóójɨváa diílle kʉ́ guahijkanáa í<br />
íaáchimʉ́ chi, ááhɨvetémʉ́ chiváa neetéh:<br />
― ¡Táálle Táálle! ¿mʉhdʉh kóójɨhañe<br />
kʉguári ʉ́ ʉ́ ?<br />
Así, estos visitantes la aburrían y<br />
fastidiaban todas las noches.<br />
Cada mañana cansada y trasnochada, la abuela se<br />
acostaba y dormía profundamente todo el día.<br />
Un día, mientras ella dormía dos nietos<br />
llegaron a visitarla. Al verla dormida se<br />
sorprendieron, y la despertaron preguntándole:<br />
― ¡Abuela, abuela!<br />
¿Por qué estás durmiendo de día?<br />
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―Tsáha llihímʉchi,<br />
mʉʉtáhjaʉ́ bah tsááme ooke<br />
kʉ́ guavétsopekovehíjkyahi.<br />
Tʉjkénʉ guájtsɨɨbe ooke nehíjkyáh:<br />
―Tahniguaʉ ooke lliiyílliyi,<br />
aabe pékójpɨɨne pehíjkyahi.<br />
Bóónetʉ guájtsɨibe nehíjkyáh:<br />
―Ooke nodsáárah, aabe kóójɨpañe<br />
pehíjkyah.<br />
Nihñéréjʉko pívameva tsááme<br />
ooke guáhtsɨ́tsóhijkyah, me<br />
tsitsɨ́ɨ ́vejekóónetʉ pehíjkyame.<br />
Diílle ʉʉbálle, í ɨ́jtsochihdyʉ<br />
neemʉ́ chih:<br />
―Táálle tsah mɨamʉ́ na,<br />
iaaméreh ʉʉke mavaríjchohijkyáhi.<br />
Ihñíguaʉ tallíyijkyótsohijkyaabe,<br />
mírʉʉgua. Ooke nodsáárah<br />
nehíjkyaábe, pehtsóko. Ʉʉke<br />
guáhtsɨ́tsóhijkyame, daallímʉ.<br />
La abuela respondió:<br />
―No sé quiénes llegan todas las<br />
noches y me hacen trasnochar.<br />
El primero llega y me dice:<br />
―Dale vueltas a mi cabeza y a media<br />
noche se va.<br />
Después llega otra persona y me dice:<br />
―Abuela sácame los piojos, y cerca<br />
de la madrugada se va.<br />
Y por último, llegan otras personas<br />
que me obligan a cantar y a bailar<br />
hasta el amanecer.<br />
Después de escuchar el relato,<br />
con atención le dijeron:<br />
― ¡Abuela, no son personas!<br />
son animales los que te molestan.<br />
Él que te dice que le des vueltas a la<br />
cabeza, es el cucarrón de mojojoy.<br />
Él que te dice sácame los piojos es<br />
el búho. Y los que te obligan a bailar<br />
son los micos perezosos.<br />
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Áchihdyʉváa neemʉ́ chih:<br />
―Chiíñe tʉjkénʉ tsáábe ooke tah<br />
níguaʉ lliiyílliyi néhájchiijʉ,<br />
tallíyíjkyóne tábahjyʉ́ kʉ.<br />
Chijpi tsáábe ooke nodsáárah<br />
néhájchiijʉ, nííkyemɨbari<br />
tatsájkoko diíbye í ʉ́ ʉ́ vene í<br />
guááménétʉki;<br />
Nihñeéjte tsááme ʉʉke<br />
guáhtsɨtsókooka,<br />
tsɨ́jpane ʉ añʉjkʉ́ ʉ́ hi,<br />
mʉ́ hchike kéévallere,<br />
mʉhchi me lléébone me tsáákii.<br />
Mʉhchi me guajtsɨńé<br />
állʉeja me péétetsoohi.<br />
Ʉ guaajákʉ́ neh díjchiveko aane<br />
tsɨ́jpane kohpéjtso llééhogua.<br />
Diítye í aííveki tééja pañévʉ.<br />
Ehdʉváa diílleke iñéneh<br />
oómimʉ́ chih.<br />
Después, le dijeron los nietos:<br />
―Cuando llegue el cucarrón<br />
y te diga dale vueltas a mi cabeza,<br />
dale vueltas hasta arrancársela.<br />
Cuando aparezca el búho<br />
y te diga sácame los piojos,<br />
úntalo con resina de juan soco<br />
en las alas para que quede atrapado<br />
y no pueda volar más;<br />
Y al llegar los micos perezosos<br />
a obligarte a bailar y a cantar,<br />
acompáñalos cantando fuerte,<br />
y así podremos escucharte<br />
y salir a ayudarte. Cuando lleguemos,<br />
quemaremos la maloka desde afuera.<br />
Abuela, apenas te des cuenta que<br />
estamos afuera, sal rápido<br />
y asegura bien la puerta.<br />
Así, ellos no podrán salir<br />
y se quemaran adentro.<br />
Esto, le dijeron los propios nietos<br />
y se fueron.<br />
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Ahdʉ́ jʉkováa téjkoojɨ<br />
ííjyʉ́ nʉjʉkóónellihe,<br />
téhmelle diítyéke.<br />
Mɨŕʉʉgua tsáábeke<br />
ihñíguaʉ í talliyíjkyone<br />
tábahjyʉ́ kʉlle.<br />
Cuando empezó la noche,<br />
ella esperó a los visitantes.<br />
Al llegar el cucarrón de mojojoy,<br />
ella le dio vueltas a la cabeza<br />
y se la arrancó.<br />
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Aane boonétʉváá pehtsóko tsáábeke<br />
nííkyemɨbari í ʉ́ ʉ́ vetsóóbeke lliihánʉlle.<br />
Luego, apareció el búho,<br />
y la abuela le puso resina de juan soco en las alas<br />
para que no pudiera volar más.<br />
“Nííkyemɨbari”<br />
o resina de juan soco es un<br />
latex de color blanco que<br />
sacamos de un árbol.<br />
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Téchihdyʉ daallímʉ kájtʉkʉtéváme<br />
diílleke guáhtsɨtsóme, tsɨtsɨṕañe majchívámeke<br />
tsɨ́jpane añʉ́ jkʉlle í íaáchimʉ́ chike kéévallere:<br />
― ¡Tsaííñʉko bekoo jej jeeje!<br />
¡Tsaííñʉko bekoo jej jeeje!<br />
Aamʉ́ chiváa<br />
í lléébone tsáámʉchi tééja pétetsoh állʉeja,<br />
í guaajákʉ́ nemaváá ijchívelle í llééhogua kóhpejtsóh,<br />
tehdʉváa daallímʉ aiivéh tééja pañévʉ.<br />
Luego, al amanecer, llegaron los micos perezosos<br />
y la hicieron bailar. Mientras ella los acompañaba,<br />
cantó fuerte llamando a sus dos nietos:<br />
― ¡Nietos vengan, jej jeeje!<br />
¡Nietos vengan, jej jeeje!<br />
Los nietos al escuchar la canción en forma de gritos,<br />
llegaron e inmediatamente le prendieron fuego a la maloka.<br />
La abuela, al darse cuenta que los nietos habían llegado,<br />
salió de allí y tranco con fuerza la puerta.<br />
Así se quemaron los micos perezosos en la maloka.<br />
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Ááne boonétʉváa<br />
í íaáchimʉ́ chi íítyaálleke tsajtyeh<br />
iʉ́ niʉ́ vʉréjʉko.<br />
Áchihdyʉváa tsáhajako chiíñe iaame<br />
diílleke mavaríjchotʉne<br />
mɨámʉnáadʉh.<br />
Después de esto,<br />
los nietos se llevaron a la abuela a vivir a su lado.<br />
Y así no volvieron a molestarla animales en forma<br />
de personas como el cucarrón, el búho y los<br />
micos perezosos.<br />
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Ʉguáábojʉ<br />
Iñé ʉ́ ʉ́ balléjʉ ta íaáchimʉ́<br />
meéke ʉguááboh, méjkeemémʉakye<br />
me kavahajchiijʉ, me guájyʉme,<br />
me ʉ́ niʉ́ vu me píkyooneh.<br />
Me tejmeh diítyéke<br />
chiéllevʉ́ ɨdáátsomeke ííye tsah mʉ́ ʉ<br />
me pikyóótune, téhdʉre me keemévehi<br />
chijtye ímityʉne ɨɨbʉ́ guama íjkyame,<br />
ɨdátsóh tsɨjpátʉmeke í ʉkʉbááratʉ́ ki.<br />
Palabra de consejo<br />
Nietos, este cuento nos está aconsejando:<br />
Apreciemos a nuestros abuelos,<br />
quedémonos cerca para cuidarlos.<br />
No debemos dejarlos solos,<br />
ellos pueden estar indefensos.<br />
Acompañados, personas de corazón malo no podrán<br />
maltratarlos ni lastimarlos. Debemos recordar que<br />
nosotros también llegaremos a ser ancianos.<br />
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2<br />
Chiihéko ʉʉbálle<br />
El cuento de la chicharra<br />
Tsʉ́ ʉ́ kájáʉvʉváa<br />
Tsájari, íjkyaijkyamʉ́ chi<br />
kaanímʉ́ chi í tsɨɨméma.<br />
Ílli amíaabeváa mítyane kʉ́ guapihíjkyah.<br />
Aabékeváa<br />
péjkoretʉ́ re kaanímʉ́ chi ákyetsóhijkya,<br />
diíbye í majchojókooki diítye í guakímeítyeki.<br />
Ááronáakaváa tsah diíbye ákyehijkyatʉ́ ne.<br />
Hace mucho tiempo en una maloka,<br />
vivió una pareja con sus hijos.<br />
Al hijo mayor le gustaba dormir mucho.<br />
“Chiihéko” o chicharra<br />
es un insecto que cuando hace<br />
frotar dos partes de su cuerpo<br />
produce el sonido o canto:<br />
vivi vivi vivi vivi.<br />
Todas las mañanas los papás<br />
lo despertaban a desayunar,<br />
para luego salir a trabajar.<br />
Pero el hijo mayor no se despertaba.<br />
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Áánetʉváa íjkyamʉ́ chi<br />
péjékohijkyáhi í guakímeívʉ<br />
í ʉmɨhevʉ.<br />
Aanéváa<br />
kʉʉvépañe guatsɨ́hijkyamʉ́ chi.<br />
Un día al ver que él seguía durmiendo,<br />
decidieron irse a trabajar a la chagra.<br />
En la tarde ellos regresaron.<br />
“Ʉmɨhe” o chagra<br />
es donde sembramos nuestro<br />
alimento. Es ahí donde se<br />
concentra la fuente alimenticia<br />
de la familia. Nos brinda vida<br />
y abundancia.<br />
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Chiíjʉríidye<br />
ákyejtsohijkyaromʉ́ chi péjkoretʉ́ re,<br />
tsáhaváa diíbye ákyehijkyatʉ́ ne,<br />
ehdʉváa paijyʉ́ vare.<br />
Áánetʉváa<br />
íllʉʉréjeko kaanímʉ́ chi,<br />
diíbyedityʉ óóchévene.<br />
Al otro día en la mañana,<br />
como todos los días trataron de despertarlo<br />
pero él no se despertó, …como siempre.<br />
Por esta razón, los padres se aburrieron.<br />
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Áánemáváa íjkyamʉ́ chi nééhii:<br />
― ¡Éeh!<br />
Májoh me píkyoíñʉki diíbyeke,<br />
í ímillenéhajchota diíbye í<br />
kʉ́ guaijkyaki.<br />
Iiváa iñéénema<br />
diíbyeke ihjávʉ́ guáoiñʉ́ mʉ́ chi.<br />
Áánemáváa<br />
ʉ́ mɨ́vajakoomʉ́ chi diíbedityʉ.<br />
Y en ese momento se dijeron enojados:<br />
― ¡Eeh!<br />
Vámonos, dejémoslo solo,<br />
que duerma todo el tiempo que él<br />
quiera.<br />
En consecuencia, decidieron abandonar<br />
la maloka, dejando solo a su hijo.<br />
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Aabéváa<br />
kʉʉvépañe ajkyevaróóbea<br />
tsah kaanimʉ́ chi íjkyajákootʉ́ ne,<br />
iavajáréjeko.<br />
En la tarde<br />
cuando el hijo se despertó,<br />
los padres ya no estaban,<br />
la maloka estaba vacía.<br />
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Aabéváa irevojkámeillóneh<br />
áachivʉ́ ijchíveiñʉ́ ʉ́ be nééhii:<br />
“¿Aane kiavʉ́ ha iñe llihíʉmʉ́ chi peéhii?”<br />
Iñééronema lláhajtsɨ́ ʉ́ niʉ́ vʉ<br />
í peenéma ihjyʉ́ kʉ́ nuteébe.<br />
Kéévateróóbe, tsah daíhañe.<br />
Chiíñeváa kéévaróóbe,<br />
kéévaróóbe daíhañe,<br />
tsah mʉʉha áñʉjkʉtʉ́ ne.<br />
Él miró hacia todos los lados,<br />
y decidió salir de la maloka, allí pensó:<br />
“¿A dónde se irían mis padres?”<br />
En aquel momento,<br />
caminó y se fue al otro extremo del patio,<br />
desde allí comenzó a llamarlos,<br />
pero solo encontró silencio.<br />
Llamó, llamó y llamó<br />
y todo seguía en silencio.<br />
“Lláhajtsɨ ́” o patio<br />
es una zona sin pasto<br />
ni hierbas alrededor<br />
de la maloka.<br />
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Áánemáváa íjkyaábe nééhii:<br />
―Ijʉ́ ʉ́ riʉ́ bahjane llihíʉmʉ́ chi<br />
peéhii. Iñéénemaváa peébe.<br />
Échíhdyʉváa tʉjkévajʉ́ koobe<br />
í kéévane:<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ!<br />
Tsah, daíhañe.<br />
Áánemáváa peébe ehníñegʉʉ́ vʉ,<br />
chiíñe pɨʉ́ vateroobe:<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ! vivi vivi vivi…<br />
Íllʉʉréjekováa diíbye<br />
tʉjkévaneh í pííveteíñeréjeko<br />
chiihékodivʉ.<br />
Áchihdyʉváa chiíñe ehníñegʉʉ́ vʉ<br />
ihjyʉ́ kʉ́ nʉteébe:<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ!<br />
vivi vivi vivi… tsah.<br />
Entonces, al sentir que nadie contestaba,<br />
se dijo así mismo:<br />
―Por este camino creo que se fueron<br />
mis padres. Y empezó a caminar.<br />
Más adelante los llamo gritando:<br />
― ¡Mamá, papá!<br />
Pero todo a su alrededor seguía en<br />
silencio, nadie le contestaba.<br />
En el mismo camino, mas adelante<br />
volvió a llamar llorando:<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi…<br />
Allí comenzó a expresarse con<br />
el lenguaje de un ser encantado.<br />
Asimismo, el siguió caminando<br />
y más adelante, otra vez grito llorando:<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi vivi…,<br />
y nadie le contestaba.<br />
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Chiíñeváa peéroobe<br />
jʉʉva pirʉ́ ʉ́ vechihdyʉ<br />
oómiíbye ahɨ́vʉ́ guajtsɨ́hi.<br />
Aabéváa téchihdyʉ keeváhi:<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ! vivi vivi vivi…―tsah.<br />
― Ijʉ́ ʉ́ riʉ́ bahjane peemʉ́ chi ―iiváa<br />
iñéénema peéroobe.<br />
Al llegar al final del camino,<br />
regresó nuevamente a la maloka.<br />
De nuevo gritó:<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi ―y nada.<br />
Ahí él se dijo así mismo:<br />
―se pudieron ir por este otro camino.<br />
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Teejʉri kéévaterah:<br />
― ¡Guávháromʉʉʉ! vivi vivi vivi…<br />
Ehdʉváa pehíjkyaróóbe:<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ! vivi vivi vivi…<br />
Chiíñeidye peéroobe ihjyʉ́ kʉ́ nʉhi:<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ! vivi vivi vivi…―tsah.<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ! vivi vivi vivi…<br />
¿Kiavʉ́ hamíñee ámʉha me peeh?<br />
vivi vivi vivi…<br />
Diciendo esto, él siguió el otro camino y adelante grito:<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi…<br />
Llorando de nuevo llamaba:<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi…<br />
Más adelante otra vez gritaba:<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi…―y nadie contestaba.<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi….<br />
¿Para dónde ustedes se fueron?<br />
vivi vivi vivi…<br />
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Chiíñe oómiíbye nééhi:<br />
―Llihíʉmʉ́ chiʉbah guajtsɨjʉkóo ahɨ́vʉ́ .<br />
Í guajtsɨńée, ɨɨtéronáa tsah<br />
diítyechi íjkyatʉ́ ne.<br />
Él regreso de nuevo y dijo:<br />
―Creo que mis padres ya llegaron a la maloka.<br />
Cuando llegó allí, ellos no estaban.<br />
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Áchihdyʉváa ijchíveébe nééhi:<br />
―Ijʉ́ ʉ́ riʉ́ bahmitya peemʉ́ chi.<br />
Í peerónemaváaidye<br />
chiíñe ehchíhdyʉ kéévaabe:<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ! vivi vivi vivi…<br />
Chiíñeváidye ehníñegʉʉ́ tʉ:<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ! vivi vivi vivi…<br />
¿Kiavʉ́ hami ámʉhchi me peeh? vivi vivi vivi…<br />
Chiíñeváidye peéroobe:<br />
― ¡Guáháromʉʉʉ! vivi vivi vivi…<br />
Entonces se dijo:<br />
―Creo que por este otro camino ellos se fueron.<br />
Camino y más adelante llamó otra vez:<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi…<br />
Más adelante volvió a llamar:<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi…<br />
¿Para dónde ustedes se fueron? vivi vivi vivi…<br />
De nuevo llamaba:<br />
― ¡Mamá, papá! vivi vivi vivi…<br />
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Ehdʉrílleváa<br />
kéévaabére íllʉʉréjeko,<br />
chiihékodivʉ píívyetene.<br />
Aabéváa<br />
bajʉháñepañérejéko<br />
ihjyʉ́ kʉ́ nʉʉbére, kéévaabére<br />
íllʉʉréjeko mʉ́ jtaavéne.<br />
Y siguió buscándolos para siempre,<br />
gritando y llorando convertido en chicharra.<br />
Y se fue por el monte, gritando y llamando,<br />
perdido y encantado por siempre.<br />
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Ʉguáábojʉ<br />
Iñe ʉ́ ʉ́ balléjʉ meéke<br />
ʉguááboh gualléémʉke,<br />
tsɨɨméke me ʉguááboki.<br />
Tʉjkénʉjʉko tsɨɨju tsɨɨméneke,<br />
ɨ ́ɨ ḱʉ́ i me ákyejtsójokóone.<br />
Me avʉ́ hkʉ́ tekóokajako<br />
me tsójtsotéjeko mʉ́ jkojʉ́ vʉ,<br />
ókajidyʉ guajpi í tsɨ́jpaki.<br />
Tsáhava mʉʉne gualléjtsɨɨméne<br />
kachiñívetʉ ávʉjkʉlle.<br />
Ítʉmejlli, nʉ́ jpakyo í vaʉkʉ́ tʉki<br />
í kéémevétʉki, í llollóóvetʉki<br />
me bóijkyʉh, me ʉguááboh.<br />
Tehdʉ me uguáábotʉnej tsɨɨméne<br />
ehdʉréjeko kéémene óveheh,<br />
kʉ́ guapih, iñe ʉ́ ʉ́ balléjʉ néhdʉ.<br />
Palabra de consejo<br />
Este cuento aconseja especialmente,<br />
a las mujeres para que ellas<br />
eduquen a sus hijos e hijas.<br />
Muy temprano es deber levantarse<br />
y despertar a los hijos, para así<br />
tomar un baño en la quebrada.<br />
Así quitar la pereza,<br />
no envejecer rápido<br />
y coger ánimo de trabajo.<br />
Las niñas deben<br />
bañarse con cuidado<br />
y sin brincar al agua,<br />
para que no despierte<br />
a temprana edad la primera luna.<br />
Los niños al contrario deben brincar<br />
y así empezar a tomar<br />
la fuerza de la danta.<br />
A los niños y niñas que no sean<br />
aconsejados, crecerán perezosos,<br />
como en este cuento.<br />
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3<br />
Ʉ́ ʉ́kʉmemʉ́ ʉʉbálle<br />
Los tintines<br />
Ʉ́ ʉ́ kʉmemʉ́ chiváa<br />
illimʉ́ chima í kyʉguábapañe<br />
íjkyaijkya.<br />
En tiempos atrás, una pareja de tintines<br />
vivía con sus dos hijos dentro de su<br />
dormidero en el hueco de un palo.<br />
Un tintín<br />
es un roedor <strong>pequeño</strong> que<br />
vive en la selva en huecos en<br />
la tierra o palos caídos.<br />
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Amíábe memeváa Boguákyo,<br />
boneébeváa Emeʉ́ mɨ́ɨ ́he.<br />
Kaanímʉ́ chiváa ʉ́ mɨhevʉ í peéki,<br />
diítyéchikye píkyoíñʉijkyah<br />
í kyʉguábapañévʉ.<br />
El hijo mayor se llamaba Boguákyo,<br />
y el menor Emeʉ́mɨɨ́<br />
́he.<br />
Los padres cuando salían a la chagra,<br />
dejaban a los dos hijos en el dormidero<br />
donde ellos vivían.<br />
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Aamʉ́ chiváa pééneboóne,<br />
amíabe kʉ́ guátsoijkya í boneébeke:<br />
―Emeʉ́ mɨ́ɨ ́heee kʉ́ guajʉ́ ʉ́ ,<br />
meékeva íbajʉ́ jɨḿʉ́ naájpi…<br />
aákoho guadsɨŕohokoba dohdíñeee...<br />
―Emeʉ́ mɨ́ɨ ́heee kʉ́ guajʉ́ ʉ́ ―nehíjkyaabeváa.<br />
Después que se iban los papás,<br />
el hijo mayor hacia dormir a su hermano menor<br />
cantándole:<br />
―Emeʉ́mɨɨ́<br />
́heee duérmase ya,<br />
cuidado con el dueño de este monte...<br />
la boa cachetona nos puede comer...<br />
―Emeʉ́mɨɨ́<br />
́heee duérmase ya ―cantaba arrullándolo.<br />
La boa arco iris<br />
es una serpiente<br />
estranguladora, de color<br />
marrón naranja<br />
con pintas oscuras.<br />
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Aabéváa chiíñe kʉ́ guátsoijkya:<br />
―Emeʉ́ mɨ́ɨ ́he tahdíñeee,<br />
meékenii íbajʉ́ jɨ<br />
mʉ́ naáhpi…<br />
aákoho guadsɨŕohokoba<br />
dohdíñeee…<br />
Emeʉ́ mɨ́ɨ ́he kʉ́ guajʉ́ ʉ́<br />
―kʉ́ guátsoijkyaábe í<br />
boneébeke.<br />
Haciéndole dormir, cantaba nuevamente:<br />
―Emeʉ́mɨɨ́<br />
́he no llores,<br />
cuidado con el dueño de este monte...<br />
la boa cachetona nos puede comer...<br />
Emeʉ́mɨ ́ ɨ ́he duérmase ya ―así lo<br />
arrullaba.<br />
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Aabéváa í lléébone diíbye áákoho,<br />
diítyechi éllevʉ́ ʉkááveiñʉ́ h<br />
í kyʉguábapañévʉ.<br />
Entonces, la boa al escucharlos<br />
entró al dormidero en el hueco del palo.<br />
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Áámʉ́ chidiʉ́ váa ʉ́ ʉ́ jeteébe neetéh:<br />
―Aaaj, ámʉhchihaáka eéne ooke me memenʉ́ hijkya.<br />
―Mʉh éée táhdi.<br />
―Aaaj, kánaboh chiíñe majchíva.<br />
Tsáhaváa diíbye áñʉjkʉtʉ́ ne.<br />
―Kánaboh chiíñe kʉguátsoh,<br />
ʉhnej díñahbeke ʉ kʉguátsoíjkyadʉ ―tsáhaváa<br />
chiíñe diíbye áñʉjkʉtʉ́ ne.<br />
―Chiíñe ʉ majchívátʉhájchiíjʉ ámʉhchike o dóóhi.<br />
Al estar cerca de ellos dijo:<br />
―Aaah…ustedes dos son los que me nombran.<br />
―Si abuelo ―respondieron los dos hermanos.<br />
―Aaah... canten otra vez ―dijo la boa.<br />
Pero Boguákyo no respondió.<br />
―A ver! Haga dormir otra vez a su hermano como usted lo hace.<br />
Pero nuevamente no le respondió.<br />
―Si usted no vuelve a cantar, los voy a comer ―dijo la boa.<br />
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Aane apííchotʉ́ váa<br />
teéne í kyʉguábapañétʉ,<br />
ʉ́ mɨ́vamʉ́ chi kájtʉ́ kʉ́ iñʉh.<br />
Diíbyeváa Boguákyo ʉ́ mɨhe jʉʉva<br />
ʉ́ niʉ́ vʉ páátanʉ́ meityenáa,<br />
Emeʉ́ mɨ́ɨ ́he áátajɨ́ lliíñévʉ.<br />
Aane boonétʉváa<br />
diíbye áákoho, diítyéchikye<br />
téhbapañe iñehkohijkyaronée<br />
oómih.<br />
De miedo los hermanos se escaparon del<br />
dormidero. Boguákyo fue a esconderse<br />
a un lado del camino de la chagra,<br />
y Emeʉ́mɨɨ́<br />
́he entró al ortigal.<br />
La boa los buscó en el dormidero en el hueco<br />
del palo, y al no encontrarlos se regresó.<br />
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84
Techiílle páátanʉ́ meimʉ́ chi ijkyanáa<br />
kaanimʉ́ chi guajtsɨ́h.<br />
Aamʉ́ chiváa ɨɨtévarah<br />
iévebare í kyʉguába.<br />
Áánetʉváa tsɨɨjʉ́ nééh:<br />
― ¿Kiarah íjtyechi?<br />
Aánellííheváa diíbye ajyʉ́ nééhi:<br />
―Áákoho guadsɨŕohokobaʉbahjáne<br />
dóó diítyéchikye.<br />
Mientras, ellos estaban escondidos,<br />
los papás llegaron. Al ver, que no había nadie<br />
en el dormidero, la mamá dijo:<br />
― ¿Dónde están mis dos hijos?<br />
Entonces, el papá contestó:<br />
―Yo creo que la boa cachetona ya se los comió.<br />
85
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Aanéváa í kyʉguábapañétʉ<br />
ijchívelle kéévaterah:<br />
― ¡Boguákyooo! Díñahbeke<br />
Emeʉ́ mɨ́ɨ ́heke chivaa ―daíhañeváa.<br />
Chiíñeváa:<br />
― ¡Boguákyooo!<br />
Emeʉ́ mɨ́ɨ ́heke chivaa ―daíhañe.<br />
Al ver que no había nadie,<br />
la mamá salió del dormidero y empezó a llamar:<br />
― ¡Boguákyooo!<br />
Traiga a su hermano Emeʉ́mɨɨ́<br />
́he ―nadie le<br />
contestaba. Volvió a llamar:<br />
― ¡Boguákyooo! Traiga a Emeʉ́mɨɨ́<br />
́he ―nadie le<br />
contestaba.<br />
87
88
Chiíñeváa:<br />
― ¡Boguákyooo!<br />
Díñahbeke Emeʉ́ mɨ́ɨ ́heke chivaa.<br />
― ¡O ijkyahi guáha, o ijkyahi! ―<br />
néébereváa kachiñíívebe<br />
kájtʉ́ kʉ́ teh.<br />
Volvió a llamar:<br />
― ¡Booguakyo! Traiga a su hermano<br />
Emeʉ́mɨɨ́<br />
́he.<br />
― ¡Aquí estoy mamá, aquí estoy! ―<br />
saliendo de repente de donde estaba<br />
escondido.<br />
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Tsɨɨjʉ nééh:<br />
― ¿Kiavʉ́ jʉ́ korah díñahbe Emeʉ́ mɨ́ɨ ́he?<br />
―Maáhʉ́ ʉje guáha, tsah o guajákʉtʉ́ neh.<br />
Áánellííheváa, kaani nééhi:<br />
―Tsʉ́ ʉ́ kájáʉbahjáne áákoho<br />
guadsɨŕohokoba diíbyeke dójokóóhi.<br />
Diíbye nééronáakaváa chiíñe kéévalle:<br />
― ¡Emeʉ́ mɨ́ɨ ́heee!<br />
Diílle kéévaronáa:<br />
― ¡O ijkyahi guáha, o ijkyahi! ―néébere<br />
áátajɨ́ lliíñétʉ kajtʉ́ kʉ́ teh.<br />
― ¿Dónde está su hermano Emeʉ́mɨɨ́<br />
́he? ―dijo<br />
la mamá.<br />
―No sé mamá, no sé nada de él.<br />
Entonces, el papá dijo:<br />
―Yo creo que la boa cachetona ya se lo comió.<br />
Aunque él dijo esto, la mamá siguió llamando:<br />
― ¡Emeʉ́mɨɨ́<br />
́heee!<br />
En ese momento, ella escuchó:<br />
― ¡Aquí estoy mamá, aquí estoy! ―saliendo<br />
inesperadamente de las matas de ortiga.<br />
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92
―Aaaj, ijkyáromʉ́ chihaáka ―Iñéénemaváa,<br />
diítyéchikye í ʉjkʉne í kyʉguábapañévʉ<br />
ʉkááveiñʉ́ me.<br />
―Aaah, están vivos ―La mama diciendo<br />
esto, tomó a los dos hijos y entraron juntos al<br />
dormidero en el hueco del palo.<br />
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Ʉguáábojʉ<br />
Iñe ʉ́ ʉ́ balléjʉ meéke ʉguááboh kaanímʉ́ hakye:<br />
tsah mʉʉne chijtye píhllo me ɨɨtetʉne,<br />
tsah chíjtyeke me áábootʉ́ neh,<br />
ímiñere me ihjyʉ́ va chijtyedítyʉ,<br />
tsɨɨme í lléébone, ɨmɨánejkʉtʉ́ re pahdʉ́ ʉ́ bema,<br />
diítye í íhjyʉ́ vaki íávajari kiah í ʉlléhʉlle.<br />
Ɨmɨájʉ́ me ʉbééveebeke<br />
pahdʉ́ ʉ́ be meéke guajyʉ́ hi,<br />
tsah chijtye mehdi mʉnaávetʉ́ ne,<br />
íjyʉ ʉ́ ʉ́ kʉmemʉ ʉ́ ʉ́ balléjʉ néhdʉʉ.<br />
Palabra de consejo<br />
Este cuento enseña a los padres:<br />
a no burlarse de los defectos de los demás,<br />
ni a poner apodos que los lastimen, se debe hablar bien.<br />
Así, los niños al escuchar, tratarán de la misma forma<br />
respetuosa a otras personas. Como pasó en este cuento,<br />
los padres nombraban a la boa, -boa cachetona-,<br />
y así hicieron que los hijos lo apodaran de esta forma.<br />
Si tenemos buena educación en el corazón,<br />
al visitar otros lugares la gente<br />
nos apreciará y no tendremos enemistades,<br />
como los <strong>pequeño</strong>s tintines en este cuento.<br />
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Aprende de la vida amazónica y de las enseñanzas<br />
de una abuela indígena Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>–<br />
Aprende de las historias vividas por nuestros ancestros en la selva<br />
amazónica. Mientras que lees, vas a aprender de nuestra lengua y<br />
conocerás nuestro mundo amazónico, es decir, nuestra vida cotidiana, la<br />
naturaleza, las plantas, los animales, de las transformaciones y de como<br />
se obtiene la fuerza de una danta.<br />
Los tres cuentos, que fueron narrados, transcritos, traducidos a español<br />
e ilustrados por nuestras familia Ʉmɨjɨjte –<strong>Bora</strong>–, te enseñarán sobre<br />
valores de convivencia, vida y amor. Este libro se hizo con la intención<br />
de despertar la educación tradicional en nuestras familias y de compartir<br />
nuestra forma de enseñar y practicar los valores de vida.<br />
¿Quieres leer y aprender más?<br />
Busca el libro (digital) de nuestros compañeros indígenas Muinane:<br />
Mo ikaaba joomɨ faagoojɨ jɨɨbegeejɨ jɨɨbogo aame<br />
faabeedi i´ikano. Las aves cuentan consejos y<br />
enseñanzas para el mundo desde la amazonía<br />
colombiana.<br />
ISBN: 978-958-46-8297-0