Desarrollo social inclusivo: una nueva generación de políticas para superar la pobreza y reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe

América Latina y el Caribe logró en el último decenio notables avances en materia de desarrollo social. Sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer. Persisten, como desafíos ineludibles, la definitiva superación de la pobreza y la sustancial reducción de la desigualdad que, además de ser un imperativo ético, constituyen una condición imprescindible para avanzar en el desarrollo sostenible, en sintonía con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, recién aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pese al actual escenario económico mundial, más complejo e incierto que el de los años anteriores y que, al menos en el corto plazo, será menos favorable para la región, es fundamental asegurar los avances en materia de desarrollo social alcanzados en el último decenio y no postergar las asignaturas pendientes en ámbitos en que el progreso ha sido insuficiente. América Latina y el Caribe logró en el último decenio notables avances en materia de desarrollo social. Sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer. Persisten, como desafíos ineludibles, la definitiva superación de la pobreza y la sustancial reducción de la desigualdad que, además de ser un imperativo ético, constituyen una condición imprescindible para avanzar en el desarrollo sostenible, en sintonía con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, recién aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pese al actual escenario económico mundial, más complejo e incierto que el de los años anteriores y que, al menos en el corto plazo, será menos favorable para la región, es fundamental asegurar los avances en materia de desarrollo social alcanzados en el último decenio y no postergar las asignaturas pendientes en ámbitos en que el progreso ha sido insuficiente.

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Desarrollo social inclusivo: una nueva generación de políticas para superar la pobreza... por parte de los 15 países de la región que lo han ratificado. Es necesario también fortalecer los mecanismos de protección de los derechos de los pueblos indígenas implementados en el sistema de las Naciones Unidas, con miras a la aplicación efectiva del conjunto de recomendaciones existentes y el monitoreo del cumplimiento de los estándares internacionales. En el plano nacional, si bien se reconocen importantes progresos, estos continúan siendo insuficientes y las desigualdades étnicas aún son profundas. En un contexto de mayores dificultades económicas, la consolidación de estos avances requiere voluntad política y que los Estados redoblen los esfuerzos, especialmente para promover la participación y respetar la autonomía de los pueblos indígenas (CEPAL, 2014b). La población afrodescendiente de América Latina también sufre una exclusión y discriminación estructural que se sigue reproduciendo en diversos ámbitos de la vida económica, social y política. Para enfrentar esta situación de desventaja, los afrodescendientes han actuado colectivamente exigiendo el respeto de sus derechos y el cumplimiento de los compromisos adquiridos en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, que obliga a los Estados a reducir la exclusión, la discriminación y la pobreza en que viven sus pueblos como consecuencia del racismo (CEPAL, 2009). Se requiere avanzar hacia nuevas formas de ciudadanía, basadas en el combate a todas las formas de discriminación y en la implementación de políticas activas de promoción de la igualdad de oportunidades y de trato. En los últimos años, los Estados, los organismos internacionales y la sociedad civil han realizado grandes esfuerzos en ese sentido, pero el avance es desigual en los distintos países. Mientras unos han creado cuerpos legales y organismos para la promoción de la igualdad racial o han implementado políticas de acción afirmativa de diversos tipos, otros aún se encuentran en una fase de reconocimiento o exploración de la problemática. En cada país, los ritmos de implementación de políticas, instituciones, programas y acciones han dependido de diversos factores, entre los que se cuenta la voluntad política, la capacidad estatal, el desarrollo de la democracia y, sobre todo, la capacidad de los grupos afectados para posicionar la temática en la opinión pública y en la agenda social (CEPAL, 2009). Tanto en el caso de los pueblos indígenas como en el de los afrodescendientes, es necesario redoblar los esfuerzos para fomentar programas de promoción de la igualdad y mejoramiento de las condiciones de vida, entre los que se encuentran los programas de transferencias de ingreso y las políticas de empleo y acceso a trabajo decente, educación y vivienda, así como de acceso a tierras y demás recursos productivos que incluyan la gestión y el resguardo de los recursos naturales y la biodiversidad. Se requiere, además, la implementación de programas de salud integrales, destinados a esas poblaciones en áreas rurales y urbanas, y modelos educativos con vocación multicultural. Transformar las condiciones que permiten la discriminación incluye el acceso a mejores condiciones de vida, pero también la participación y la toma de decisiones en las estructuras de poder y en los órganos de representación popular (CEPAL, 2009; Hopenhayn, Bello y Miranda, 2006). E. Reducir las desigualdades territoriales La desigualdad regional y la heterogeneidad entre las entidades territoriales subnacionales en cuanto a sus niveles de ingresos, pobreza, productividad, acceso al bienestar y dotación de recursos naturales, ha sido un rasgo histórico y estructural de varios países de América Latina y el Caribe (CEPAL, 2012c). Las desigualdades territoriales limitan a la población el ejercicio de sus derechos, lo que adquiere mayor intensidad y un significado particular en el caso de los pueblos indígenas, ya que el territorio es fundamental en la definición de su identidad 27 . Para lograr una mayor igualdad es indispensable reducir las brechas entre los territorios —tomando especialmente en cuenta las condiciones del medio rural— y adoptar políticas públicas que contemplen no solo la convergencia productiva, sino también la convergencia espacial (CEPAL, 2010a) (véanse el recuadro IV.5 y el recuadro IV.6). 27 Si bien la legalización de los territorios indígenas constituye una condición imprescindible del derecho territorial, junto con ello se requieren otras medidas efectivas que permitan garantizar logros tangibles en el mejoramiento de las condiciones económicas y sociales de estos pueblos (CEPAL, 2014c). Capítulo IV 141

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) A partir de los años sesenta, las políticas de desarrollo regional han sido el mecanismo más utilizado por los países de América Latina para lograr la convergencia espacial. Su objetivo central era reducir las disparidades que existían entre los territorios, específicamente las desigualdades entre las localidades más dinámicas y las más atrasadas dentro de cada país. La estrategia más utilizada fue industrializar, mediante la localización de industrias de carácter básico y estratégico para los países, aunque también se utilizaron incentivos económicos y mejoramientos de la infraestructura social y productiva. En todas las iniciativas, el elemento dominante fue la responsabilidad casi exclusiva de las autoridades centrales en la elaboración de las políticas (Cuadrado, 2012). A partir de la década de 1990 surgió y se consolidó una amplia gama de políticas públicas sensibles al desarrollo territorial en distintos niveles (CEPAL, 2010a). En la elaboración de las políticas han aparecido nuevos actores e instituciones a nivel local y regional, con lo que se evita la Recuadro IV.5 Evolución de las políticas de desarrollo regional condición exclusivamente central y estatal del pasado. Esto ha llevado a la aplicación de una familia de políticas regionales —más que una gran política única y exclusiva— que es acorde a la diversidad de situaciones en materia de desarrollo regional e inequidades territoriales, y que considera factores sociales, ambientales y políticos —y no solo productivos— en los rubros a incentivar (Ramírez, Silva y Cuervo, 2009). En el campo institucional, las estrategias más importantes y significativas han sido la descentralización en los países unitarios y la consolidación del federalismo en los países federales. Además, se ha democratizado la manera de elegir a los gobernantes locales y regionales y se han ampliado los recursos fiscales generados por los territorios y transferidos hacia ellos. Las responsabilidades locales se han perfilado hacia la gestión de los programas sociales (educación y salud) y la provisión de infraestructura básica (saneamiento y equipamiento local) (Ramírez, Silva y Cuervo, 2009). Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de J.C. Ramírez, I. Silva y L. Cuervo, Economía y territorio en América Latina y el Caribe: desigualdades y políticas, Libros de la CEPAL, N° 99 (LC/G.2385-P), Santiago, CEPAL, 2009; J. R. Cuadrado, “Las políticas de desarrollo regional y el conflicto eficiencia-equidad”, Desarrollo regional en América Latina: el lugar importa. Memoria del Seminario Internacional, realizado en Santiago los días 19, 20 y 21 de octubre de 2010, serie Seminarios y Conferencias, Nº 70 (LC/L.3454), Santiago, CEPAL, 2012; y CEPAL, La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir (LC/G.2432(SES.33/3)), Santiago, 2010. Las zonas rurales de América Latina y el Caribeen las cuales vive alrededor del 20% de la población regional— por lo general representan las áreas más pobres de los países de la región. En consecuencia, las políticas rurales con un enfoque territorial también deben ser un pilar central en las políticas de desarrollo. Por una parte, deberían acrecentarse los ingresos provenientes de la producción agrícola mediante el fomento y desarrollo productivo, pero, al mismo tiempo, las nuevas políticas han hecho hincapié en el mercado de trabajo rural, especialmente en reconocer la especificidad del empleo rural y las múltiples categorías que a él se asocian (empleo temporal, agrícola, familiar no remunerado y otras) (FAO, 2013). Por otra Recuadro IV.6 Políticas rurales con enfoque territorial parte, las transferencias públicas a los hogares, como parte del componente no contributivo de la protección social —como los programas para combatir la precariedad en la vejez rural o los programas de transferencias condicionadas— aparecen como nuevas alternativas para contrarrestar la pobreza rural (Rossel, 2012). Finalmente, para las áreas rurales es muy importante la preservación de la biodiversidad y los equilibrios ecosistémicos. En la actualidad, al menos desde el punto de vista formal, hay una inquietud específica por los efectos ambientales de la ocupación y explotación de las zonas rurales, lo que ratifica la diferencia respecto de los programas de asentamiento de población del pasado, que no consideraron estos asuntos (CEPAL, 2012c). Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Pobreza rural y políticas públicas en América Latina y el Caribe, Santiago, 2013; C. Rossel, “Protección social y pobreza rural en América Latina”, documento presentado en el VII Seminario Internacional “Seguridad alimentaria, pobreza rural y protección social en América Latina y el Caribe”, Santiago, 22 y 23 de noviembre de 2012; y CEPAL, Población, territorio y desarrollo sostenible. Síntesis (LC/L.3475(CEP.2/4)), Santiago, 2012. En materia social, la ejecución de muchos de los programas de reducción de la pobrezaentre ellos los programas de transferencias condicionadas— es descentralizada. También destacan las políticas dirigidas a mejorar la infraestructura social, como la construcción y mejora de escuelas y servicios sanitarios en zonas vulnerables y aisladas, la instalación de servicios de agua potable e infraestructura de riego en sectores donde se carece de agua para regadío, y el mejoramiento de la conectividad de acceso a Internet. Esta última medida, en particular, hace posible reducir las brechas territoriales de acceso, calidad y tratamiento oportuno de los problemas de salud por medio de la telemedicina, con servicios como las interconsultas o una segunda opinión vía Internet en zonas aisladas (CEPAL, 2010a). También se han hecho esfuerzos en políticas relacionadas con la infraestructura productiva, con medidas entre las que destacan la construcción de infraestructura o el establecimiento de vías para la conectividad física y virtual, que facilitan la comercialización de productos locales y la distribución de alimentos, la promoción de acuerdos comerciales, y el impulso de estrategias que evitan que los pequeños productores queden excluidos de los procesos de producción y comercialización. Asimismo, se han promovido modelos de asociatividad de múltiples actores para actividades productivas locales (CEPAL, 2012c) y, de manera progresiva, se ha ido incorporando en las políticas de fomento productivo, capacitación y formación laboral, investigación y tecnología, la noción de territorio como un instrumento para gestionar su desarrollo. Capítulo IV 142

<strong>Desarrollo</strong> <strong>social</strong> <strong>inclusivo</strong>: <strong>una</strong> <strong>nueva</strong> <strong>g<strong>en</strong>eración</strong> <strong>de</strong> <strong>políticas</strong> <strong>para</strong> <strong>superar</strong> <strong>la</strong> <strong>pobreza</strong>...<br />

por parte <strong>de</strong> los 15 países <strong>de</strong> <strong>la</strong> región que lo han ratificado. Es necesario también fortalecer los mecanismos <strong>de</strong><br />

protección <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los pueblos indíg<strong>en</strong>as implem<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> <strong>el</strong> sistema <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Naciones Unidas, con<br />

miras a <strong>la</strong> aplicación efectiva <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> recom<strong>en</strong>daciones exist<strong>en</strong>tes y <strong>el</strong> monitoreo <strong>de</strong>l cumplimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> los<br />

estándares internacionales. En <strong>el</strong> p<strong>la</strong>no nacional, si bi<strong>en</strong> se reconoc<strong>en</strong> importantes progresos, estos continúan si<strong>en</strong>do<br />

insufici<strong>en</strong>tes y <strong>la</strong>s <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s étnicas aún son profundas. En un contexto <strong>de</strong> mayores dificulta<strong>de</strong>s económicas, <strong>la</strong><br />

consolidación <strong>de</strong> estos avances requiere voluntad política y que los Estados redobl<strong>en</strong> los esfuerzos, especialm<strong>en</strong>te<br />

<strong>para</strong> promover <strong>la</strong> participación y respetar <strong>la</strong> autonomía <strong>de</strong> los pueblos indíg<strong>en</strong>as (CEPAL, 2014b).<br />

La pob<strong>la</strong>ción afro<strong>de</strong>sc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te <strong>de</strong> <strong>América</strong> <strong>Latina</strong> también sufre <strong>una</strong> exclusión y discriminación estructural que<br />

se sigue reproduci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> diversos ámbitos <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida económica, <strong>social</strong> y política. Para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar esta situación <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sv<strong>en</strong>taja, los afro<strong>de</strong>sc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes han actuado colectivam<strong>en</strong>te exigi<strong>en</strong>do <strong>el</strong> respeto <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rechos y <strong>el</strong> cumplimi<strong>en</strong>to<br />

<strong>de</strong> los compromisos adquiridos <strong>en</strong> <strong>la</strong> Confer<strong>en</strong>cia Mundial contra <strong>el</strong> Racismo, <strong>la</strong> Discriminación Racial, <strong>la</strong> X<strong>en</strong>ofobia<br />

y <strong>la</strong>s Formas Conexas <strong>de</strong> Intolerancia, que obliga a los Estados a <strong>reducir</strong> <strong>la</strong> exclusión, <strong>la</strong> discriminación y <strong>la</strong> <strong>pobreza</strong><br />

<strong>en</strong> que viv<strong>en</strong> sus pueblos como consecu<strong>en</strong>cia <strong>de</strong>l racismo (CEPAL, 2009).<br />

Se requiere avanzar hacia <strong>nueva</strong>s formas <strong>de</strong> ciudadanía, basadas <strong>en</strong> <strong>el</strong> combate a todas <strong>la</strong>s formas <strong>de</strong> discriminación<br />

y <strong>en</strong> <strong>la</strong> implem<strong>en</strong>tación <strong>de</strong> <strong>políticas</strong> activas <strong>de</strong> promoción <strong>de</strong> <strong>la</strong> igualdad <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> trato. En los<br />

últimos años, los Estados, los organismos internacionales y <strong>la</strong> sociedad civil han realizado gran<strong>de</strong>s esfuerzos <strong>en</strong> ese<br />

s<strong>en</strong>tido, pero <strong>el</strong> avance es <strong>de</strong>sigual <strong>en</strong> los distintos países. Mi<strong>en</strong>tras unos han creado cuerpos legales y organismos<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> promoción <strong>de</strong> <strong>la</strong> igualdad racial o han implem<strong>en</strong>tado <strong>políticas</strong> <strong>de</strong> acción afirmativa <strong>de</strong> diversos tipos, otros<br />

aún se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> <strong>una</strong> fase <strong>de</strong> reconocimi<strong>en</strong>to o exploración <strong>de</strong> <strong>la</strong> problemática. En cada país, los ritmos <strong>de</strong><br />

implem<strong>en</strong>tación <strong>de</strong> <strong>políticas</strong>, instituciones, programas y acciones han <strong>de</strong>p<strong>en</strong>dido <strong>de</strong> diversos factores, <strong>en</strong>tre los que<br />

se cu<strong>en</strong>ta <strong>la</strong> voluntad política, <strong>la</strong> capacidad estatal, <strong>el</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>mocracia y, sobre todo, <strong>la</strong> capacidad <strong>de</strong> los<br />

grupos afectados <strong>para</strong> posicionar <strong>la</strong> temática <strong>en</strong> <strong>la</strong> opinión pública y <strong>en</strong> <strong>la</strong> ag<strong>en</strong>da <strong>social</strong> (CEPAL, 2009).<br />

Tanto <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso <strong>de</strong> los pueblos indíg<strong>en</strong>as como <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>de</strong> los afro<strong>de</strong>sc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, es necesario redob<strong>la</strong>r los<br />

esfuerzos <strong>para</strong> fom<strong>en</strong>tar programas <strong>de</strong> promoción <strong>de</strong> <strong>la</strong> igualdad y mejorami<strong>en</strong>to <strong>de</strong> <strong>la</strong>s condiciones <strong>de</strong> vida, <strong>en</strong>tre<br />

los que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran los programas <strong>de</strong> transfer<strong>en</strong>cias <strong>de</strong> ingreso y <strong>la</strong>s <strong>políticas</strong> <strong>de</strong> empleo y acceso a trabajo<br />

<strong>de</strong>c<strong>en</strong>te, educación y vivi<strong>en</strong>da, así como <strong>de</strong> acceso a tierras y <strong>de</strong>más recursos productivos que incluyan <strong>la</strong> gestión<br />

y <strong>el</strong> resguardo <strong>de</strong> los recursos naturales y <strong>la</strong> biodiversidad. Se requiere, a<strong>de</strong>más, <strong>la</strong> implem<strong>en</strong>tación <strong>de</strong> programas<br />

<strong>de</strong> salud integrales, <strong>de</strong>stinados a esas pob<strong>la</strong>ciones <strong>en</strong> áreas rurales y urbanas, y mo<strong>de</strong>los educativos con vocación<br />

multicultural. Transformar <strong>la</strong>s condiciones que permit<strong>en</strong> <strong>la</strong> discriminación incluye <strong>el</strong> acceso a mejores condiciones<br />

<strong>de</strong> vida, pero también <strong>la</strong> participación y <strong>la</strong> toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones <strong>en</strong> <strong>la</strong>s estructuras <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y <strong>en</strong> los órganos <strong>de</strong><br />

repres<strong>en</strong>tación popu<strong>la</strong>r (CEPAL, 2009; Hop<strong>en</strong>hayn, B<strong>el</strong>lo y Miranda, 2006).<br />

E. Reducir <strong>la</strong>s <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s territoriales<br />

La <strong>de</strong>sigualdad regional y <strong>la</strong> heterog<strong>en</strong>eidad <strong>en</strong>tre <strong>la</strong>s <strong>en</strong>tida<strong>de</strong>s territoriales subnacionales <strong>en</strong> cuanto a sus niv<strong>el</strong>es<br />

<strong>de</strong> ingresos, <strong>pobreza</strong>, productividad, acceso al bi<strong>en</strong>estar y dotación <strong>de</strong> recursos naturales, ha sido un rasgo histórico<br />

y estructural <strong>de</strong> varios países <strong>de</strong> <strong>América</strong> <strong>Latina</strong> y <strong>el</strong> <strong>Caribe</strong> (CEPAL, 2012c). Las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s territoriales limitan<br />

a <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción <strong>el</strong> ejercicio <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rechos, lo que adquiere mayor int<strong>en</strong>sidad y un significado particu<strong>la</strong>r <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso<br />

<strong>de</strong> los pueblos indíg<strong>en</strong>as, ya que <strong>el</strong> territorio es fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad 27 .<br />

Para lograr <strong>una</strong> mayor igualdad es indisp<strong>en</strong>sable <strong>reducir</strong> <strong>la</strong>s brechas <strong>en</strong>tre los territorios —tomando especialm<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta <strong>la</strong>s condiciones <strong>de</strong>l medio rural— y adoptar <strong>políticas</strong> públicas que contempl<strong>en</strong> no solo <strong>la</strong> converg<strong>en</strong>cia<br />

productiva, sino también <strong>la</strong> converg<strong>en</strong>cia espacial (CEPAL, 2010a) (véanse <strong>el</strong> recuadro IV.5 y <strong>el</strong> recuadro IV.6).<br />

27<br />

Si bi<strong>en</strong> <strong>la</strong> legalización <strong>de</strong> los territorios indíg<strong>en</strong>as constituye <strong>una</strong> condición imprescindible <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho territorial, junto con <strong>el</strong>lo<br />

se requier<strong>en</strong> otras medidas efectivas que permitan garantizar logros tangibles <strong>en</strong> <strong>el</strong> mejorami<strong>en</strong>to <strong>de</strong> <strong>la</strong>s condiciones económicas y<br />

<strong>social</strong>es <strong>de</strong> estos pueblos (CEPAL, 2014c).<br />

Capítulo IV<br />

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