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El duende quiso madrugar. nº 2

Ante todo, sea la cultura la máxima expresión que intentamos representar mediante la literatura, y esa parte de la historia que siempre la acompaña. El legado de las letras siempre continuará, a pesar de los intentos de ciertas personalidades por parar dicho avance. Aunque las institu-ciones decaigan, siempre estarán las motivaciones particulares por transmitir por escrito el pensamiento del ser humano a través de los tiempos. No morirán las letras ni aunque las quemen.

Ante todo, sea la cultura la máxima expresión que intentamos representar mediante la literatura, y esa parte de la historia que siempre la acompaña. El legado de las letras siempre continuará, a pesar de los intentos de ciertas personalidades por parar dicho avance. Aunque las institu-ciones decaigan, siempre estarán las motivaciones particulares por transmitir por escrito el pensamiento del ser humano a través de los tiempos. No morirán las letras ni aunque las quemen.

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LECTURA RECOMENDADA<br />

<strong>El</strong> hombre mediocre, de José Ingenieros.<br />

José Ingenieros, autor de este libro, se propuso<br />

estigmatizar las funestas lacras morales que se llaman rutina,<br />

hipocresía y servilismo, deseando ser útil a los jóvenes<br />

que, estando en edad propicia para evitarlas, pueden<br />

formarse ideales y ennoblecer su vida; tiene ya sobradas<br />

muestras de que su esfuerzo no fue estéril. Pero más que<br />

en la eficacia de su palabra, ha creído en la de su ejemplo:<br />

desde que pronunció en la cátedra estas lecciones terminando<br />

su «carrera» exterior a una edad en que todos se<br />

preparan a comenzarla ha vivido conforme a sus corolarios,<br />

renunciando a beneficiarse de complicidades y costumbres<br />

que considera nocivas. Se ha dicho, con rigurosa<br />

verdad, que los más despreciables sujetos son los predicadores<br />

de moral que no ajustan su conducta a sus palabras.<br />

Sabe el autor que muy pocos moralistas podrían escribir<br />

esto mismo sin que les temblara el pulso.<br />

Aunque el libro suele apartarse de la disciplina<br />

científica del autor, ha sido, para éste, una admonición<br />

permanente para vivir conforme a los principios de moral estoica, que tiene por mejores. Mirando la dignidad<br />

en la cima de las virtudes humanas, ha puesto creciente empeño en la conquista de su personalidad<br />

interior, por el trabajo y por el estudio, fuentes de libertad y de optimismo. Como escritor, prefiere un<br />

solo convencido a cien admiradores literarios; sería feliz si algún joven, por la lectura de estas páginas, se<br />

propusiera ser, simplemente, el más virtuoso de sus contemporáneos.<br />

<strong>El</strong> hombre mediocre, de José Ingenieros<br />

Grupo editorial Éxodo<br />

México, D.F., 2009<br />

PÁGINA 24

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