Alpe d'Huez Nº4

V I CEN T E B L AN CO ‘ EL COJO’
otros. Una auténtica y fenomenal
locura. Eso produjo que
una cuarta parte de los ya inscritos,
se retiraran al saber del
recorrido. Pero no Vicente. Entrenó
como el que más y se
preparó para ser, como hace
pocos años se supo, el segundo
español en participar
en el Tour de Francia.
Cogió su bicicleta, un zurrón,
algo de dinero y un maillot de
lana y partió desde Bilbao
hasta París, donde llegó sin
apenas fuerzas justo el día
anterior a la salida de la
prueba, en la víspera de la carrera,
con la bici partida en
dos, hambriento y exhausto.
Un mecánico español fue su
salvador. Le prestó otra bicicleta
y le inscribió en la carrera.
Le otorgaron el dorsal
155 en la categoría de 'isolés',
los que no llevaban ningún
acompañante, los que iban totalmente
a la aventura. Pero
su aventura finalizó a las primeras
de cambio. Como él relataría
años más tarde: “Me
retiré porque la aventura más
peligrosa era marchar en solitario.
Las carreteras eran estrechas,
y no solamente había
que ir sorteando los baches,
salvando las piedras que se
cruzaban, sino que había que
guardarse mucho del polvo
que levantaba el corredor de
delante, impidiendo ver las
cunetas”, diría años más tarde.
Fue en la primera etapa, París-
Roubaix, de 272 km. y salida
nocturna. Sufrió caídas sobre
el pavé, miles de pinchazos,
pasó hambre y sed, y sucumbió
extenuado y enfermo.
Llegó fuera de control. No
volvió a probar suerte en la
ronda francesa, pero volvió a
Bilbao como un héroe. Y lo
era. Y lo fue. Y lo es.
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Maillot de lana, botines, bici singlespeed y
mostacho. ¿Un hipster de Gràcia o Malasaña?
No, amigos, un tipo con pelotas, y de
Bilbao: Vicente Blanco. Foto: Wikipedia
Octave Lapize se impuso en el Tour de Francia
de 1910, el primero que incluyó etapas
de alta montaña. Foto: Wikipedia
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