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Escuelas de Tiempo Completo desde la perspectiva del Derecho a la Educación

El Derecho a la Educación que inicialmente se consideraba como el desarrollo de la personalidad del individuo ha pasado de la procuración de las libertades fundametales del ser humano a la eficiencia y eficacia escolar, ejemplo de ello el Programa Escuelas de Tiempo Completo en México.

El Derecho a la Educación que inicialmente se consideraba como el desarrollo de la personalidad del individuo ha pasado de la procuración de las libertades fundametales del ser humano a la eficiencia y eficacia escolar, ejemplo de ello el Programa Escuelas de Tiempo Completo en México.

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ESCUELAS DE TIEMPO COMPLETO DESDE LA PERSPECTIVA DEL DERECHO A LA EDUCACIÓN<br />

Este p<strong>la</strong>nteamiento se contrapone a <strong>la</strong> concepción positivista, que a nuestro parecer es <strong>la</strong><br />

ejercida para llevar a cabo <strong>la</strong> implementación <strong>de</strong> <strong>la</strong> ampliación <strong>de</strong> <strong>la</strong> jornada esco<strong>la</strong>r en el PETC<br />

para mejorar <strong>la</strong> calidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> educación. En este sentido: “Es a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> recurrencia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

prácticas asociadas con los usos <strong>de</strong>l tiempo, como este último adquiere un canon normativo<br />

<strong>de</strong> auto-regu<strong>la</strong>ción y auto-disciplina que obliga a toda persona a experimentar todo suceso y a<br />

<strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r finalida<strong>de</strong>s específicas con cierta frecuencia.” (Pérez, et.al., 2015: 510)<br />

El tiempo es un dispositivo importante en <strong>la</strong> organización <strong>de</strong> <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s como mecanismos<br />

institucionales para regu<strong>la</strong>r los usos <strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong>l espacio bajo intencionalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> carácter<br />

general que prescriben <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> realizar <strong>la</strong>s activida<strong>de</strong>s esco<strong>la</strong>res, los tiempos concedidos<br />

para su concreción, así como los lugares idóneos para ser emprendidas.<br />

Hargreaves (1992) consi<strong>de</strong>ra al tiempo como un elemento <strong>de</strong> singu<strong>la</strong>r relevancia en <strong>la</strong><br />

estructuración <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong>l profesor <strong>de</strong>bido a que es a partir <strong>de</strong> éste que se instituyen <strong>la</strong>s<br />

expectativas <strong>de</strong> mejora <strong>de</strong>l proceso educativo. Este autor divi<strong>de</strong> el tiempo en dos aspectos:<br />

por un <strong>la</strong>do, <strong>de</strong> carácter técnico-racional pensado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> administración educativa como un<br />

factor objetivo que actúa como condición instrumental <strong>de</strong> organización para cubrir <strong>la</strong>s<br />

necesida<strong>de</strong>s institucionales <strong>de</strong>l momento. Este factor resulta <strong>de</strong> interés porque favorece un<br />

aprovechamiento efectivo <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> acuerdo con <strong>la</strong>s exigencias particu<strong>la</strong>res en <strong>la</strong>s <strong>la</strong>bores<br />

<strong>de</strong> enseñanza a fin <strong>de</strong> garantizar los cambios pedagógicos. Por otro <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> un<br />

tiempo fenomenológico como expresión <strong>de</strong> una experiencia vivida y sujeta a interpretaciones<br />

diversas don<strong>de</strong> coexisten proyectos individuales con intereses y propósitos <strong>de</strong> vida.<br />

Re<strong>la</strong>cionado con lo anterior, Watts y Castle (1992) p<strong>la</strong>ntean que “al interior <strong>de</strong> <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s<br />

existe una dificultad no solo para lograr que los cambios se acepten, sino también para llevarlos<br />

a cabo en los tiempos requeridos por quienes diseñan <strong>la</strong>s políticas educativas. Esto <strong>de</strong>bido a<br />

que mientras en <strong>la</strong> sociedad se imponen nuevas formas <strong>de</strong> usar y distribuir el tiempo en el<br />

ámbito <strong>de</strong> <strong>la</strong> producción, el consumo, <strong>la</strong> tecnología, etcétera, en los p<strong>la</strong>nteles hay culturas y<br />

estructuras distintivas que marcan sus propios ritmos in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> los programas<br />

educativos emergentes” (Pérez, et.al., 2015: 512).<br />

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