Sexualidades migrantes. Género y transgénero - Feminaria
Sexualidades migrantes. Género y transgénero - Feminaria Sexualidades migrantes. Género y transgénero - Feminaria
Regresamos al año 1991 y nuestro primer contacto con CarlosJáuregui, 2 integrante de Gays por los Derechos Civiles. Llegamos aél buscando ayuda. Un grupo de compañeras había sido visitadaviolentamente por la policía en su domicilio particular. Jáuregui nosólo brinda el apoyo solicitado, también nos invita a organizarnos.De la mano de este dirigente gay nace nuestra primera organizaciónque, como dije antes, se llama ATA. Entretanto se estápreparando la “III Marcha del Orgullo Gay Lésbico”, para nosotrasla primera. El mismo Jáuregui nos recibió diciendo: “Esta es la pataque le faltaba al movimiento”. Sin embargo, no todos/as pensabanigual. Buena parte de las organizaciones gays y lesbianas deentonces, sentían nuestra presencia como una invasión. Las lesbianasdiscutían nuestro “femenino” y nos alentaban a realinearnoscon los gays, viéndonos como una de las tantas versiones de estaorientación sexual. Los gays oscilaban entre el maravillarse por elglamour travesti y el rechazo al mismo. Aquí se dio nuestra primeralucha por la visibilización. A la hora de juntar recursos para hacerel cartel que identificaría a los grupos de minorías en la marcha, lastravestis debían poner dinero pero no podían incluir su nombre.Fuimos excluidas de los volantes convocantes y el lugar concedidoa nuestro nombre en el cartel principal se caía casi de su contorno.Sin embargo, la participación travesti en la marcha fue no sólonuméricamente mayor a la de los otros grupos, nuestra coloridavestimenta nos destacaba también del conjunto. La decisión dellevar atuendos coloridos fue sin duda una estrategia alternativa ala invisibilización que se nos había impuesto.Un poco más adelante, la revista gay NX organiza encuentrospara debatir la problemática de las minorías sexuales y somosinvitadas a ellos. Nosotras ocupamos ese espacio para relatar anuestr@s compañer@s la experiencia de vida que teníamos comotravestis. Estos relatos fueron generando cierta sensibilidad, perosólo dentro de las minorías, y desembocan en el Primer EncuentroNacional Gay, Lésbico, Travesti, Transexual y Bisexual. Este serealiza en Rosario 3 y es organizado por el Colectivo Arco Iris. Enesta oportunidad, nosotras presentamos la obra “Una noche en lacomisaría”. Como el nombre lo dice, el eje de la obra era mostrarlos atropellos y maltratatos que pasábamos cinco travestis en una128 Berkins
comisaría y, simultáneamente, mostrar nuestros sueños y deseos.Dos cosas querría señalar con este evento. Por un lado, es laprimera vez que nuestra realidad es vista por otros/as que no sonla policía ni nosotras. Por otro lado, es la primera vez que nosotrasexpresamos nuestros sueños y deseos. Es decir, empezamos a decircómo nos vemos y cómo somos. Como resultado de esta participaciónen el encuentro, los gays y las lesbianas allí presentes pidendisculpas por los prejuicios que habían marcado la relación connosotras. Si bien Rosario marca un antes y un después no sólo parael conjunto de los grupos de minorías sino especialmente paranosotras mismas, se trata de un triunfo que no salta todavía lafrontera del movimiento GLTTB. 4 Nos instalamos allí fundamentalmentecomo víctimas, porque la autovictimización fue la estrategiaque usamos para ser aceptadas. Varios años deberán pasar paraautopercibirnos como personas con derechos o con una identidadpropia, ni masculina ni femenina.Estos temas nos llegan a través del feminismo. Conocer a lasmujeres feministas nos pone frente a una serie de preguntasvinculadas a nuestra identidad. ¿Qué somos las travestis? ¿Somosvarones? ¿Somos mujeres? ¿Somos travestis? ¿Qué quiere deciresto? En la búsqueda de respuestas a estos interrogantes, creamosdos organizaciones más: Asociación Lucha por la Identidad Travesti(ALIT) y Organización de Travestis Argentinas (OTRA). Transcurrepor entonces el año 1995. En la acotada binariedad masculino/femenino, comenzamos a usar el femenino como manera deinstalación en él y como un claro alejamiento de lo masculino y susimbolización.Aquella mirada de los medios centrada en el travestismo comoobjeto pintoresco y disponible al consumo, va sumando atributos.La preocupación es ahora nuestro comportamiento sexual. Sirevisamos los archivos periodísticos de aquellos años, las preguntasmás frecuentes eran: ¿es usted pasivo o activo? Nuestra estrategiafue no responder a esa pregunta, que volvía a instalarnos en labinariedad.Otros actores se irán sumando en este camino. El ámbitouniversitario, aunque al principio restringido, será uno de ellos. Allítejemos nuestras primeras alianzas con estudiantes y docentes. UnaUn itinerario político del travestismo 129
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comisaría y, simultáneamente, mostrar nuestros sueños y deseos.Dos cosas querría señalar con este evento. Por un lado, es laprimera vez que nuestra realidad es vista por otros/as que no sonla policía ni nosotras. Por otro lado, es la primera vez que nosotrasexpresamos nuestros sueños y deseos. Es decir, empezamos a decircómo nos vemos y cómo somos. Como resultado de esta participaciónen el encuentro, los gays y las lesbianas allí presentes pidendisculpas por los prejuicios que habían marcado la relación connosotras. Si bien Rosario marca un antes y un después no sólo parael conjunto de los grupos de minorías sino especialmente paranosotras mismas, se trata de un triunfo que no salta todavía lafrontera del movimiento GLTTB. 4 Nos instalamos allí fundamentalmentecomo víctimas, porque la autovictimización fue la estrategiaque usamos para ser aceptadas. Varios años deberán pasar paraautopercibirnos como personas con derechos o con una identidadpropia, ni masculina ni femenina.Estos temas nos llegan a través del feminismo. Conocer a lasmujeres feministas nos pone frente a una serie de preguntasvinculadas a nuestra identidad. ¿Qué somos las travestis? ¿Somosvarones? ¿Somos mujeres? ¿Somos travestis? ¿Qué quiere deciresto? En la búsqueda de respuestas a estos interrogantes, creamosdos organizaciones más: Asociación Lucha por la Identidad Travesti(ALIT) y Organización de Travestis Argentinas (OTRA). Transcurrepor entonces el año 1995. En la acotada binariedad masculino/femenino, comenzamos a usar el femenino como manera deinstalación en él y como un claro alejamiento de lo masculino y susimbolización.Aquella mirada de los medios centrada en el travestismo comoobjeto pintoresco y disponible al consumo, va sumando atributos.La preocupación es ahora nuestro comportamiento sexual. Sirevisamos los archivos periodísticos de aquellos años, las preguntasmás frecuentes eran: ¿es usted pasivo o activo? Nuestra estrategiafue no responder a esa pregunta, que volvía a instalarnos en labinariedad.Otros actores se irán sumando en este camino. El ámbitouniversitario, aunque al principio restringido, será uno de ellos. Allítejemos nuestras primeras alianzas con estudiantes y docentes. UnaUn itinerario político del travestismo 129