Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado - Lengua ...
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Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado y otros cuentosClaro usté dirá: "Vaya a saber contra quién jugaba ese Salvatierra", no vaya acreer. No vaya a creer. No hay que engañarse. En esas zonas, en esas ligas, en esostorneos hay cada nene que se la cuento, jugadores estraordinarios, cada número nueveque ya lo querrían tener más de uno de los equipos de primera. Había un nueve quetenía la Academia, el Toro Medina, que era un fenómeno. Un tanque. Se lo quería llevarHuracán, lo fueron a buscar a Rosario y todo, pero al negro le gustaba el escabio. Estuvounos meses en Huracán y después se volvió. ¿Sabe qué jugador era ése? Cuando teníaque jugar contra Palito se venía loco. No podía creer que este otro sin correr, sin pegarleuna patada, le sacaba todas las pelotas. Loco se venía. No lo podía creer.Y hace poco lo vi de nuevo a Palito. Íbamos por calle San Martín me acuerdo en elauto de mi sobrino, el Chelo. Porque él tiene un tasi y a veces yo lo acompaño, paracharlar un rato, hacerle compañía. Y me acuerdo que íbamos por San Martín y, ya delejos lo veo al Palito. Lo reconocí enseguida, se imagina verlo caminar nomás me dicuenta que era él, estaba un poco más gordo, no mucho pero un poco más gordo peronomás de espalda me di cuenta que era él. Hacía años que no lo veía. Y le digo al Cheloque aminore un poco la marcha y bajo el vidrio de la ventanilla y cuando paso al lado legrito: "¡Hijo de puta!" Hijo de puta que el gol en contra que se hizo en un partido contraCabildo no tiene nombre.49
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<strong>Fontanarrosa</strong>, <strong>Roberto</strong> <strong>–</strong> <strong>El</strong> <strong>mundo</strong> <strong>ha</strong> <strong>vivido</strong> <strong>equivocado</strong> y otros cuentosClaro usté dirá: "Vaya a saber contra quién jugaba ese Salvatierra", no vaya acreer. No vaya a creer. No <strong>ha</strong>y que engañarse. En esas zonas, en esas ligas, en esostorneos <strong>ha</strong>y cada nene que se la cuento, jugadores estraordinarios, cada número nueveque ya lo querrían tener más de uno de los equipos de primera. Había un nueve quetenía la Academia, el Toro Medina, que era un fenómeno. Un tanque. Se lo quería llevarHuracán, lo fueron a buscar a Rosario y todo, pero al negro le gustaba el escabio. Estuvounos meses en Huracán y después se volvió. ¿Sabe qué jugador era ése? Cuando teníaque jugar contra Palito se venía loco. No podía creer que este otro sin correr, sin pegarleuna patada, le sacaba todas las pelotas. Loco se venía. No lo podía creer.Y <strong>ha</strong>ce poco lo vi de nuevo a Palito. Íbamos por calle San Martín me acuerdo en elauto de mi sobrino, el Chelo. Porque él tiene un tasi y a veces yo lo acompaño, parac<strong>ha</strong>rlar un rato, <strong>ha</strong>cerle compañía. Y me acuerdo que íbamos por San Martín y, ya delejos lo veo al Palito. Lo reconocí enseguida, se imagina verlo caminar nomás me dicuenta que era él, estaba un poco más gordo, no mucho pero un poco más gordo peronomás de espalda me di cuenta que era él. Hacía años que no lo veía. Y le digo al Cheloque aminore un poco la marc<strong>ha</strong> y bajo el vidrio de la ventanilla y cuando paso al lado legrito: "¡Hijo de puta!" Hijo de puta que el gol en contra que se hizo en un partido contraCabildo no tiene nombre.49