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Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado - Lengua ...

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<strong>Fontanarrosa</strong>, <strong>Roberto</strong> <strong>–</strong> <strong>El</strong> <strong>mundo</strong> <strong>ha</strong> <strong>vivido</strong> <strong>equivocado</strong> y otros cuentosREVELACIONES SOBRE UN ANTIGUO PLEITOHay un cuento infantil muy difundido que narra cómo una tortuga logra vencer enuna carrera contra una liebre, nada menos.En el cuento, la liebre termina siendo derrotada cuando, al confiarse en suvelocidad, se distrae y demora repetidas veces durante el trayecto de la competencia.Es posible que para muc<strong>ha</strong> gente este relato <strong>ha</strong>ya significado un ejemplo, unaenseñanza o simplemente una anécdota divertida. Pero en mi condición de estudioso delas especies animales, sus costumbres y características, el cuento significó por años unverdadero misterio, una obsesión cierta y un tema de discusión permanente.En el pabellón de Ciencias Naturales de Yverdon, cercano al lago Neuchâtel,mantuve mil y un altercados con numerosos etólogos con respecto a dicho relato. Yosostuve durante años la teoría de que casi ninguno de esos cuentos populares nacían porgeneración espontánea, sino que se basaban en hechos reales que luego erandeformados, exagerados y a veces, tergiversados.<strong>El</strong> profesor Milton Odilâo Ziraldo Nuñez Coimbra, eminente naturalista portugués,fundador de la corriente que postula al ratón lemúrido de Tasmania como continuadorde una política centrista en Sud África, sostenía, en cambio la tesis de que dichos relatosson tan sólo producto de la picaresca popular. Abrevaba su fundamentación en laconvicción de que nunca una tortuga puede llegar a derrotar a un lepórido en carrerafranca.Algunos de los destacados estudiosos y científicos con los cuales compartíamos elpabellón concordaban conmigo y otros se inclinaban por lo expuesto por el etólogoportugués. Las reyertas verbales eran, reitero, frecuentes, y llegamos a las manos en másde una ocasión, debiendo soportar suspensiones y duras reprimendas de parte de lasautoridades de ese alto instituto educacional.Pero en el año 1968 llegó a Isberne un naturalista colombiano dispuesto adoctorarse con una tesis sobre "Estructura social de las langostas saltonas del Orinoco".Era el profesor Rucio Javier Banderola Samper, quien aportó a la discusión un dato másque interesante. Me juró conocer el lugar y los protagonistas que <strong>ha</strong>bían <strong>vivido</strong> laincreíble anécdota de la carrera entre la liebre y la tortuga que luego daría pie al cuentoinfantil de mundial conocimiento.Convencido de que me <strong>ha</strong>llaba ante una evidencia que pondría en franca yterminante ventaja a mi teoría sobre las endebles lucubraciones del científico portuguésdebí convencer al profesor Banderola Samper para que me brindase mayor apoyo einformación al respecto. No me fue fácil pues el sudamericano se <strong>ha</strong>llaba muy imbuidoen sus estudios y debí comprar su colaboración dictándole por lo bajo su examen finalsobre ergometría computada en saltamontes, aun a riesgo de ser ambos ec<strong>ha</strong>dos de laalta casa de estudios. Agradecido, Banderola Samper me dio el nombre de un campesinode las cercanías de Cartagena, único testigo del hecho que quedaba con vida. Reconozcoque fue un golpe de suerte el <strong>ha</strong>ber dado con un dato de ese calibre ya que, auncomprendiendo que Isberne es un centro de estudios que recibe alumnos de todo el<strong>mundo</strong>, no dejaba de ser una flagrante casualidad conocer a alguien que pudieseinformarme de un suceso que podía <strong>ha</strong>berse originado en cualquier parte del globodonde existiese una persona con virtudes para narrar hechos poco comunes.Un mes después volé <strong>ha</strong>cia Cartagena y tras largas averiguaciones di con donMarcial Mercado Machuca, un costeño de 102 años, que sin ningún tipo de problemas seprestó a referirme la anécdota que, con los años, <strong>ha</strong>bía dado origen al cuento que nosocupa."Digamos, hermanito, que yo era un javión varanda de unos 35 años en esa épocay llevaba como cuatro añitos ya de mozo compelero sañino curtiendo cueros en lo de don30

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