13.07.2015 Views

Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado - Lengua ...

Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado - Lengua ...

Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado - Lengua ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Fontanarrosa</strong>, <strong>Roberto</strong> <strong>–</strong> <strong>El</strong> <strong>mundo</strong> <strong>ha</strong> <strong>vivido</strong> <strong>equivocado</strong> y otros cuentosUNA VIDA SALVAJE(Abundar en detalles sobre el controvertido escritor y dramaturgo Percy Erdmann nossuena a innecesario. Más que nada luego del sonado conflicto que mantuvo con WellersBooks, la editorial que <strong>ha</strong>bitualmente publicaba sus obras, y que lo llevó a golpearsalvajemente a Rita Nicholas, jefa de programática a la sazón. <strong>El</strong> suceso terminó conErdmann en un calabozo durante una semana y con la Nicholas en un hospital privado deReno por más de dos meses. Por si esto no refrescara la mente de los lectores, cabría <strong>ha</strong>cerreferencia al publicitado accidente sufrido por Erdmann años atrás cuando se estrelló conun ala delta contra uno de los soportes del Brooklyn Bridge, o el escándalo periodístico quelevantó su reportaje en el San Francisco Chronicle a Eremian Oswald Fourcett, líder delmovimiento homosexual de California, donde Erdmann lo acusó públicamente de <strong>ha</strong>bermantenido relaciones con mujeres. Suponemos que este pequeño prólogo basta para ubicaral lector frente al nuevo trabajo del resistido y talentoso Percy Erdmann que a continuaciónpublicamos).EL EDITORCuando me avisaron que <strong>ha</strong>bían metido entre rejas a Budd Anderson reconozcoque me sorprendí. Lo <strong>ha</strong>bían detenido mientras vendía drogas en estado de ebriedad. Yono sabía que Budd fuese un alcohólico, siempre <strong>ha</strong>bía tenido la idea de que se tratabasólo de un necrófílo. Le conocía también ciertas inclinaciones sexuales perversas comocuando se le comprobó <strong>ha</strong>ber abusado de tres niñas de siete, cinco y cuatro añosrespectivamente. Al menos en esa ocasión, dijo aquella vez su abogado defensor, Budddemostró que no sentía inclinaciones homosexuales.Yo <strong>ha</strong>bía conocido a Budd cuando aquel asunto de necrofilia, pero no quisieraextenderme sobre el tema en procura de ahorrarles un mal momento a mis lectores,porque la cosa se desarrolló en una morgue y algunos detalles que vi allí, especialmentecon el cadáver de una anciana pordiosera, me llevaron a refugiarme durante catorceaños en el duro respaldo del alcohol.Recuerdo que esa vez <strong>ha</strong>blé un largo rato con él, acodados los dos en una camillade autopsia. Me pareció simplemente un bastardo, una persona enferma, sin ningunabrillantez, con la única particularidad de experimentar una excitación libidinosa ante elmero paso de una carroza fúnebre.Me confesó que veía una corona de flores y se masturbaba. Que <strong>ha</strong>bía llegado aintentar extorsionar a un abogado de Texas mediante una fotografía, que Budd mismo<strong>ha</strong>bía tomado, donde se veía el cadáver de la suegra del abogado en cuestión mientrasera maquillado en la funeraria. Para Budd aquello era un hecho de un altísimo contenidomorboso que podría sumir en la vergüenza a su víctima destrozando su carrera en lasleyes. Sólo obtuvo por respuesta una carta con una soberbia puteada de parte deljurisconsulto y una sugerencia para que publicase la foto en el house-organ de lasmortuorias Medgar.Pero mi segundo encuentro con Budd Anderson me llamó a la reflexión. Fue unaño después; yo cubría policiales para el California Daily, cuando a Budd lo metieron enchirona por exhibir sus atributos masculinos frente a una cámara de televisión quealimentaba el circuito cerrado de control de una de las grandes tiendas Sears, en NewYork. Obtuve permiso para entrevistar a Budd en la cárcel y lo <strong>ha</strong>llé aún luciendo el viejoy sucio piloto gris que abrió de par en par frente a la cámara televisiva a los efectos dellevar <strong>ha</strong>sta los televidentes toda la verdad sobre las dimensiones de su miembro viril. Enesa oportunidad, Budd logró que yo variase mi opinión sobre su persona. Tenía un79

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!