13.07.2015 Views

Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado - Lengua ...

Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado - Lengua ...

Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado - Lengua ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Fontanarrosa</strong>, <strong>Roberto</strong> <strong>–</strong> <strong>El</strong> <strong>mundo</strong> <strong>ha</strong> <strong>vivido</strong> <strong>equivocado</strong> y otros cuentos—Bueno, mire, señor comisario —retomó de inmediato— como yo le contaba acá ala señora apenas me enteré de... todo este asunto... yo anoche fui con mi marido a cenaral comedor del club. Nosotros casi nunca salimos con mi marido, pero anoche justo sedio de que yo tuve que ir al centro a la tarde y se me hizo tarde para volver entoncescuando volvió mi marido le dije que por qué no íbamos a comer algo ligero al club parano tener que ponerme a cocinar y todo eso, lavar platos y demás. Bué, y cuando fuimosal club me acuerdo perfectamente que ese señor... —señaló a Pendino— estaba con otrosdos amigos en otra mesa, en una mesa de más allá, más cerca de la mesa de billar. Y meacuerdo patente que yo le comenté a mi marido, le dije: "Mira, viejo, qué manera detomar vino esos muc<strong>ha</strong>chos, qué manera de tomar vino".Pendino se revolvió, nervioso, en su asiento.—Porque le aseguro, comisario —prosiguió la mujer— que yo no soy de fijarme enlo que <strong>ha</strong>cen los demás, por mí que cada uno <strong>ha</strong>ga lo que quiera pero era increíble lo quetomaban esos muc<strong>ha</strong>chos. Increíble. ¡Las botellas de vino sobre la mesa! Tanto que mimarido, que mire que para que mi marido <strong>ha</strong>ble, mi marido me acuerdo que me dijo: "Escierto". Hasta él se asombró, que no se asombra de nada, con eso le digo todo.<strong>El</strong> comisario hizo girar lentamente un lápiz que sostenía con ambas manossujetándolo por los extremos. Miró a Pendino. Enarcó las cejas, inquisitoriamente.—¿Es cierto eso?Pendino se cruzó de brazos, echó el cuerpo <strong>ha</strong>sta recostarse contra el respaldo,estiró la pierna derec<strong>ha</strong>, meneó la cabeza desestimando y agitó luego la mano izquierdaen el aire como mostrando en la mano un papel inexistente.—Ehhh... ¿Qué <strong>ha</strong>bremos tomado?... —continuó buscando la frase justa—. ¿Quésabe esta... señora? ¿Qué...? ¿Estaba llevando la contabilidad de lo que nosotrostomábamos acaso?—Mire joven... —la señora de Quesada echó el cuerpo <strong>ha</strong>cia adelante, la narizcomo una proa y depositó la punta de los dedos de su mano derec<strong>ha</strong> sobre su tórax—...si yo digo eso es porque...—Déjeme de joder —Pendino viró su cuerpo <strong>ha</strong>cia el otro lado, hizo un gesto defastidio con la mano—. Mire, déjeme...—Yo no le estaba llevando la contabilidad... —explicó la señora de Quesada,rectificó ella también la dirección de su torso quedando enfrentada al comisario Marconi,al observar que Pendino le daba prácticamente la espalda— yo no le estaba llevando lacontabilidad, señor comisario, pero yo estaba de frente a la mesa de los señores y por esolo veía perfectamente, no era que yo los estuviera vigilando ni nada, pero estaba defrente...—Hablan al reverendo pedo... —masculló como para sí, y mirando <strong>ha</strong>cia otro ladoPendino, aún cruzado de brazos.—...y entonces por eso los veía —se hizo la que no lo oía la mujer— y meimpresionó, porque le juro que me impresionó, comisario, la cantidad de botellas de vinoque tenían en la mesa...—...vieja de mierda, se la pasan al pedo en la casa y... —continuó como en unrezo, Pendino.—Por eso es que se lo puedo decir... —lejos de amilanarse, se hizo más enérgica lavoz de la mujer— con toda seguridad, señor comisario. Y si no lo cree, está mi esposoque no me deja mentir, y que si no vino es porque está en el trabajo, pero mañana o estanoche, si usted quiere que venga él viene porque él también lo vio, señor comisario.Marconi le hizo un gesto como para demostrarle que su testimonio ya erasuficiente.—¡Son borrachos, comisario, son borrachos! —se envalentonó el señorBustamante—. Son borrachos que cuando toman de más <strong>ha</strong>cen cosas como la que hizoeste hijo de puta, ¡porque otra cosa no se le puede llamar a este hijo de puta! ¡Si todoslos conocen en el club, a él y a sus amigos, todos ya lo conocen bien, muy bien loconocen!68

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!