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Fontanarrosa, Roberto – El mundo ha vivido equivocado - Lengua ...

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<strong>Fontanarrosa</strong>, <strong>Roberto</strong> <strong>–</strong> <strong>El</strong> <strong>mundo</strong> <strong>ha</strong> <strong>vivido</strong> <strong>equivocado</strong> y otros cuentosproverbial memoria del criollo de nuestra tierra que lo <strong>ha</strong>ce recordar <strong>ha</strong>sta los másmínimos detalles ya sean históricos o geográficos, y ahí está el ejemplo siempre presentede los baqueanos, yo le quería preguntar, don Urbano, si usted no recuerda el nombre deaquel zaguero que hiciera pareja con Alejo Marcial Benítez en Racing, que luego fueratransferido a Atlanta, allá por el año...—Bueno, amigo Ortiz Acosta, para serle sincero yo...—Tal vez estoy abusando de su sapiencia, don Urbano...—No, lo que pasa es que yo quería contarle algo que...—¡A ver... ¡Un momentito, don Urbano, un momentito! Creo que ya tenemoscomunicación con Tonopah, en el estado de Nevada, Estados Unidos de Norteamérica.Creo que ya la tenemos. Un momentito... ¡Sí, sí, adelante señor Santiago Collar desdeTonopah, Estados Unidos de Norteamérica, adelante!—Buenas tardes, Ortiz Acosta.—¡Buenas tardes, buenas tardes, amigo Collar, aunque para ustedes, calculo debeser ya de noche en el gran país del Norte! ¡Señor Collar, lo voy a poner en contacto conun gaucho argentino, un criollo de ley, que en estos momentos está cumpliendo un raid,una verdadera <strong>ha</strong>zaña a lomo de dos caballos argentinos y que <strong>ha</strong>bla con usted desde laciudad de Petrogrado en Rusia!—Cómo no, señor Ortiz Acosta, será un placer para mí y además...—Atención en Petrogrado, don Urbano Javier Ochoa, lo dejo conversando con elseñor Santiago Collar, un relevante ingeniero argentino que se encuentra trabajando enlos yacimientos carboníferos de Tonopah, Nevada, 150 metros bajo tierra. <strong>El</strong> ingenieroCollar es presidente de la "Peña Argentina Amigos de Radio Laboral" agrupación formadatotalmente por mineros compatriotas nuestros que están trabajando allá en esasformidables vetas carboníferas y que se reúnen religiosamente, don Urbano, paraescuc<strong>ha</strong>r los encuentros de fútbol que Radio Laboral les <strong>ha</strong>ce llegar <strong>ha</strong>sta las oscurasprofundidades del socavón. ¡Adelante, adelante ustedes, señor Santiago Collar, desdeTonopah!—¿Cómo le va, señor Ochoa? Es para mí una gran emoción...—Perdón. Escudero lo escuc<strong>ha</strong>, señor Collar, el masajista de San Lorenzo.—Mucho gusto, señor Escudero, bueno, sería interesante si yo pudiera <strong>ha</strong>blar conel señor Ochoa, allá en Rusia...—¡Adelante, señor Ochoa desde Petrogrado, adelante!—Bueno, amigo Ortiz Acosta, lo que yo quería comentarle desde acá, desdePetrogrado, es que está sucediendo algo extraño. La gente acá está muy asustada, <strong>ha</strong><strong>ha</strong>bido varias explosiones atómicas, <strong>ha</strong>n caído misiles sobre muc<strong>ha</strong>s ciudades rusas, se<strong>ha</strong>bla de un ataque nuclear norteamericano, y a decir verdad, señor Ortiz Acosta, yotambién estoy bastante asustado, mis animales están nerviosos, no se sabe bien quépasa...—¡Qué pena, don Urbano, qué pena, qué pena que nos da todo esto que usted noscuenta, realmente nos aflige como argentinos, esa situación que usted está viviendo antela intemperancia que reina en algunas regiones del <strong>mundo</strong> por las cuales usted estátransitando como verdadero símbolo de paz, don Urbano! ¡Qué pena que ocurran estascosas, gente que no sabe disfrutar un domingo en paz, tranquilamente!—Sí, amigo Ortiz Acosta, se dice que el aire está contaminado...—¡Un momentito, un momentito, don Urbano, que acá avanza River, puede <strong>ha</strong>berpeligro, se van en contraataque el conjunto de la banda roja, entró al área Menegussi,midió, tiró, la pelota cruza frente a los palos, llega el once, cuidado...! ¡Qué lástima,Cattamarancio! Solo frente a los palos la quiso reventar y en lugar de tocarla la fusilósobre la bandeja alta...—Es de no creer, Ortiz Acosta. Con todo el arco a su disposición, el wing izquierdomillonario la tiró a cualquier parte. Lo <strong>ha</strong>bíamos dicho.—¡No quiera creer usted el gol que perdió Cattamarancio, amigo Collar, allá enEstados Unidos! ¡Adelante usted!53

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