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— 330 —servar â costa de las rnayores concesiones y de losmas grandes sacrificios.No es ciertamente un vano deseo de dar â conocerla organizacion de unas colonias que noson nueslras lo que nos ha movido â présentai' ânuestro pais el cuadro que â grandes rasgos dejamostrazado. Ya en un priijcipio apuntamosnuestro pensamiento. En los mares donde se encuentranlas posesiones holandesas de la Sonda,estân tambien las fertiles islas Filipinas, unade las ma s ricas joy as de la monarquia espanola.Tan ridicula es, en nuestro sentir, la mania deimitar todo lo ajeno, como impertinente el pruritode una absoluta originalidad : lo util y lobueno no tiene patria, ó mejor dicho, su patriaes el mundo. Si hemos hecho la reseiia que antecede,si no hemos ocultado los azares que sufrieronlos holandeses al establecerse en los archipiélagosindicos, ha sido para hacer resaltaren medio de tantos ensayos el que ha aseguradoel bienedlar de aquellas posesiones, manantialde riqueza para la metrdpoli.A la Espana no ha costado tantos sacrificios laposesion do Filipinas , y sin embargo, la Espanano tiene que envidiar â la Holanda sus productivascolonias, porque el archipiélago donde flotanuestra bandera es tan fértil como el de la Sou-