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— 30 —tigar los puertos holandeses y â molestar â losempleados de la Compania; habia ésta construidootra factoria en Japasa, en el imperio de Mataram, y en ella igualmente eran inquietadossus agentes. En este punto habia un almacenalgo fortificado, pero no lo bastante para defenderlas mercancias y los empleados contra ungolpe de mano. Entdnces se sintió la necesidadde establecer en la isla un punto central de lascolonias, situado mâs convenientemente queAmboyna, y fuerte como para defenderse de lashostilidades de los jefes indigenas.Muy lójos estaba la Compania de pensar enconquistas, limitando sus deseos â la posesion defactorias y de un punto central de operacionespara su naciente comercio ; pero la fuerza de lascircunstancias, la rivalidad con los Portugueses,y la necesidad de contener en el respeto â los in-*digenas, la movieron mâs tarde â erigirse en dominadora,y por lo mismo, â recurrir â las armaspara afirmar su poder. Los paciflcos comerciantesse convirtieron en guerreros, en conquistadoresy soberanos.El gobemador general Koen, el cuarto quellevd este titulo, recibió la orden de elegir unlugar conveniente para fijar en él la capital dela colonia. Proponianse â su election los lugares