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— 330 —sus gastos de armamento, al sosten de los parasitesque los rodean, y â la ociosa vida que llevanentre las delicias del harem. Ademas de lasderramas de arroz, madera, etc., que exigen âlas tribus de los dajaks, todavia encuentran mediopara despojar â estos miseros aborigenas delo poco que les queda para poder subsistir miéntrasreina la monzon de Sudoeste. Entdnces tienenlugar esas bârbaras y devastadoras expediciones,que el soberano, en union de los principesde su cdrte y â la cabeza de hordas armadas, emprende contra los distritos de los dajakspara despojarles completamente de los reducidosfrutos ó productos que han reservado para suprécisa subsistencia. Gada cual saquea y roba enellas cuanto le viene â la mano, y el desgraciadodajak, privado de los ünicos recursos queposeia para poder vivir, se considéra dichoso todaviasi logra salvar su libertad con una fugaprecipitada. Llaman â estas correrias de los principesy de sus satélites armados, sarah's (distributionde regalos), porque efectivamente eldéspota les reparte algunos punados de sal y pedazosde hierro, en cambio de los cuales, regresacargado con los despojos de sus sübditos, âquienes ha dejado sumidos en la miseria mâs espantosa.