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— 325 —familias, que viven juntas y formanuna especiede pequena republics, ; de este modo se ponen âcubierto de las maquinaciones de los malayos,quienes temen los azares de un ataque en camporaso; mascuandoel pobre dajak, seducidopor laflngida bondad de aquellos, se aleja de su domicilioybaja âlallanurapara estaren mâs contactocon sus pérfidos opresores, entdnces éstos se conviertenen seiiores y castigan la imprevisora temeridaddel dajak, bien oprimiéndole con todogenero de exacciones, ó bien privândole de sulibertad. Las mâs de las veces los jefes malayosse contentan con quitar â estos desgraciados sucosecha de arroz , cuyo cultivo desdenan sus holgazanesdominadores. Siempre que éstos los despojande la mayor parte de sus recursos, se venreducidos â tener que mantenerse, hasta la cosechainmediata, con legumbres , raices , hojas ycortezas de ârbol ; por eso las mâs de las vece*strasportan sus pénates â gran distancia de susavaros seiiores, colocândolos en lugares inaccesibles,donde conflan vivir tranquilos por alguntiempo y fuera del alcance de los invasores de supais, anteriormente ocupado por sus pacifîcos predecesores.Frente â este cuadro desconsolador, que haceestremecer â la humanidad y â la fîlantropia, co-28