<strong>Perfil</strong> <strong>de</strong> salud <strong>de</strong> las mujeres y los hombres en el Perú 2005Gráfico 53Prevalencia <strong>de</strong> violencia física y sexual <strong>de</strong> toda la vida contra las mujerespor parte <strong>de</strong> sus parejas, según países que participaron en el estudiomulticéntrico 2000-2002Elaborado sobre la base <strong>de</strong> WHO Multicountry Study on Women's Health andDomestic Violence Against Women. 2005.El estudio multicéntrico <strong>de</strong> la OMS sobre salud <strong>de</strong> la mujer y violencia domésticareporta una alarmante cifra <strong>de</strong> prevalencia <strong>de</strong> violencia física y sexual. Entre los 12países participantes, el Perú (Cusco) ocupa el primer lugar en violencia física (61%)y el tercer lugar en violencia sexual (47%).Gráfico 54Prevalencia <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> la violencia contra la mujer por parte <strong>de</strong> su pareja enLima Metropolitana y en el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong>l Cusco 2000110Elaborado sobre la base <strong>de</strong> A. Güezmes, N. Palomino y M. Ramos. Violencia sexual yfísica contra las mujeres en el Perú. Estudio multicéntrico <strong>de</strong> la Organización Mundial <strong>de</strong>la <strong>Salud</strong>, Flora Tristán y Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, 2002.
La situación <strong>de</strong> saludEl estudio nacional <strong>de</strong> violencia sexual encontró que tanto en Lima Metropolitanacomo en Cusco la violencia física es frecuente, si bien aparece en un porcentajesignificativamente más alto en el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong>l Cusco. Se reportó tanto violenciafísica como sexual por parte <strong>de</strong> la pareja en más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> las mujeresentrevistadas.Según el nivel educativo, encontramos un dato que rom<strong>pe</strong> con el paradigma <strong>de</strong>que la violencia física está asociada o restringida al bajo nivel educativo. Laprevalencia <strong>de</strong> la violencia física contra mujeres en edad fértil es similar en lasmujeres sin educación (43%), con primaria (45%) y con secundaria (43%), y sóloalgo menos frecuente entre las que tienen educación su<strong>pe</strong>rior (30%).La búsqueda <strong>de</strong> ayuda institucional por parte <strong>de</strong> las mujeres que han sufridoviolencia también da cuenta <strong>de</strong> que ésta no disminuye en forma significativa conrelación al mejor nivel <strong>de</strong> educación <strong>de</strong> la mujer. Así, la ENDES 2000 reporta que <strong>de</strong>ltotal <strong>de</strong> mujeres violentadas que buscaron ayuda institucional, 21% no tieneneducación, 23% tienen educación primaria, 17,4% tienen educación secundaria y16,9% cursaron estudios su<strong>pe</strong>riores.Consi<strong>de</strong>rando los últimos 12 meses, una <strong>de</strong> cada tres mujeres en el Cusco y una<strong>de</strong> cada dos en Lima Metropolitana refirieron haber sufrido violencia física o sexualpor parte <strong>de</strong> su pareja.Durante el embarazo, la violencia física también está presente en una <strong>de</strong> cuatromujeres en el Cusco y en 15% <strong>de</strong> las entrevistadas en Lima Metropolitana. El hecho<strong>de</strong> que la etapa <strong>de</strong>l embarazo no sea un factor que disminuya la violencia contra lamujer pue<strong>de</strong> sustentar la hipótesis <strong>de</strong> que las relaciones sexuales están marcadaspor vínculos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y subordinación, que para el caso <strong>de</strong>l embarazo no significanuna etapa <strong>de</strong> tregua ni <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la salud ni <strong>de</strong> la dignidad <strong>de</strong> la mujer.Con relación a la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l agresor, el mismo estudio reitera la constante <strong>de</strong>que en la mayoría <strong>de</strong> casos <strong>de</strong> violencia contra la mujer, el agresor es un familiar ouna <strong>pe</strong>rsona cercana al entorno familiar, <strong>de</strong> sexo masculino; en segundo lugar, elagresor es una <strong>pe</strong>rsona ajena a este entorno. En 15% a 20% <strong>de</strong> los casosanalizados, el agresor es el padre, el padrastro o un amigo <strong>de</strong> la familia.Asimismo, en el estudio realizado por Demus sobre feminicidio se encontró queen 16% <strong>de</strong> los casos el asesino fue un familiar, en 11% se trataba <strong>de</strong>l esposo y en9% <strong>de</strong>l conviviente. A<strong>de</strong>más, una <strong>de</strong> cada cinco mujeres asesinadas había sufridoanteriormente violencia por parte <strong>de</strong>l agresorTambién resulta sorpren<strong>de</strong>nte que muchas mujeres agredidas consi<strong>de</strong>ren que laviolencia física no ha afectado su salud corporal o mental. Sólo una <strong>de</strong> cada cuatro,tanto en el Cusco como en Lima Metropolitana, consi<strong>de</strong>ró que la agresión "la afectómucho". La violencia contra la mujer parece ser <strong>pe</strong>rcibida como "normal" y "natural",111