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954 ESPAÑA EN PARÍScatálogo, procedencia, etc.) Faltaba personal para que dispusieran a tiempo todos losproductos remitidos y, además, daba la impresión de que se carecía de un sistemametódico de instalación. Luego el volumen de errores crecía a ritmo exponencial.Otra de las deficiencias —ya señalada— que se achaca a la sección españolasuele ser la publicación tardía del catálogo; en 1867 es posterior a la distribución depremios, por lo que los jurados internacionales no pudieron utilizarlo durante suexamen. Asimismo se reprocha la carencia de catálogos específicos que expliquenpartes especiales de la sección española, como se reclama en 1867 para la colección dematerias primas enviadas por las colonias. En este año, Francisco de Orellana señala eldeplorable estilo empleado en la exhibición de la colección de maderas de la isla deCuba. Se utiliza una especie de mosaico en el que cada minúscula tesela representa unavariedad de madera asociada a un número y, dicho número, figura registrado en unlistado manuscrito en el que aparece el nombre de la especie. Orellana considera que:―Esto es pobrísimo y deplorable. ¿Quién ha de tener paciencia para leer aquella lista?¿Quién, aunque la tenga y le interese, podrá hacerlo, necesitando para ello interceptar elpaso de la gente? ¿Y no es de temer que aquel cuaderno manuscrito provoque unasonrisa, en un pais donde lo ridiculo mata?‖ 1034 .La forma de exhibir la colección agrícola en París mejora considerablemente en1878, atendiendo a las referencias realizadas por los cronistas, que coinciden en señalarel notable perfeccionamiento expositivo desplegado. Uno de los formidables éxitos deeste certamen corresponde a la gruta de los vinos, así descrita por Alfredo Escobar:―Tres arcos airosos y elegantes, formados con el único material que ha entrado en laconstrucción de la gruta, con botellas de vino, arcos dignos de Juan de Bolonia ó Juande Herrera, la dan entrada. En el vestíbulo, y apoyados en el muro, dos arcos deherradura recuerdan las construcciones de Toledo. Hasta los vivos colores que resultande las cápsulas y de las etiquetas y del diferente matiz del licor, prestan á sus dibujos unaspecto oriental. Ondulantes pámpanos y racimos de uvas, ya de ámbar, ya de azabache,cuelgan del techo, reproduciéndose en los espejos que forman la puerta de los arcos yrepiten su elegante perspectiva hasta el infinito. Pirámides con las conservas de laCoruða y de Santander en plateadas cajas, semejan la escalera de la gruta‖ 1035 .Las botellas son las protagonistas absolutas de esta instalación; con ellas seforman composiciones caprichosas, como grandes jarrones, estalactitas en el techo y,tendidas en el suelo, vierten líquido formando una cascada sobre un lago formado conespejos. Por ejemplo, las botellas remitidas por González Byass y el marqués de Mudelacrean sendos monumentos arquitectónicos que ocupan los laterales de la sala. Escobarreconoce en esta estancia una gruta de hadas cuya sola visión ya embriaga. Y es que la1034 ORELLANA, 1867, pp. 50-51.1035 ESCOBAR, A., Op. Cit., pp. 30-31.

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