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950 ESPAÑA EN PARÍSigual resultado. Para éste la colección agrícola portuguesa está mejor instalada que laespaðola ―bajo el punto de vista del arreglo de los objetos como por el tino y buen gustocon que están construidos y adornados los aparadores‖ 1021 . El mal efecto que produce lacontemplación de la exposición española procede tanto de la pobreza de envases yrótulos, como del sistema expositivo desplegado por España. Es lo que Manuel Casadodenomina ―sistema de apiñamiento‖, en virtud del cual las muestras se apilan sin criteriodando por resultado una imagen caótica y abigarrada, como culminación enfermiza delprincipio del horror vacui 1022 . Según este autor, esta situación se debe a la falta dedineros y también reprocha a los comisionados españoles el haberse demorado en lasnegociaciones con las autoridades francesas para pedir más espacio para España. Elresultado español en París no podía ser otro para Casado, pues cuestionaba la capacidadde la comisión nacional y, principalmente, de su presidente.En la siguiente exposición universal celebrada en 1862 en Londres, las crónicascomentarios de los visitantes destilan una frustración semejante ante la desafortunadainstalación española. A José de Castro y Serrano no le parece acertada la instalación deproductos españoles por su presentación, su colocación y, en general, por laambientación del departamento español:―cuando al entrar en la gran nave del palacio donde los objetos españoles estabancolocados, pudimos conocer, por la falta de gracia en la decoración, por el hueco debuen gusto en la dilatada y pintoresca línea, el exíguo lugar destinado a los productos denuestra industria. Es una pena que los españoles nos cuidemos poco de la forma en losasuntos que dependen esencialmente de la forma misma; y mucho más si se consideraque incurrimos en ese defecto desde 1851, que reincidimos en 1855, y que no hemosaprendido nada para 1862. Pobre local y modestísimo aparato distinguian á la nacionespañola entre el fasto y la elegancia de ingleses y franceses que nos rodeaban.Sencillos escaparates y humildes mesas contenian los objetos en monton ó comoescondidos, que no parece sino que temian las miradas escudriñadoras de lamultitud‖ 1023 .La colección expuesta en Londres, más avanzado el siglo, denota una nación ricaen productos naturales, pero carente de productores activos e interesados en este tipo deeventos. Tanto la selección como el aparato expositivo han dejado bastante que desear:―De los mil seiscientos treinta y siete expositores españoles que han llevado susproductos a Kensington, mil doscientos treinta y seis no han hecho más que meter encajones lo que Dios les deparara; y solo cuatrocientos uno han demostrado allí que la1021 CASADO, M., ―Exposiciñn Universal de París de 1855. Carta VII‖, Revista Española de AmbosMundos, XII-1855, p. 748.1022 CASADO, M., ―Exposicion Universal de París de 1855. Carta VI‖, Revista Española de AmbosMundos, XI-1855, pp. 562-569.1023 CASTRO Y SERRANO, 1863, pp. 45-46.

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