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74 ESPAÑA EN PARÍScomo en los espectáculos de flamenco y otros más subidos de tono, como la danza delvientre. Entre las bailarinas árabes fue muy famosa “la bella Fatma”, debido tanto a subelleza de odalisca como a la ejecución de sus bailes; sin embargo, de ella se decía―según recoge Benito Pérez Galdós― que: “es tonta, que es un hermoso animal y nadamás”, asumiendo con esta valoración su carácter de mujer-objeto, apta exclusivamentepara su contemplación 159 .No obstante las exposiciones universales asientan un rol femenino circunscrito alámbito doméstico, como esposas, madres y ángeles del hogar. De nuevo, colaboran enla difusión de una imagen burguesa de la sociedad y de la mujer que sólo despierta antela presión hegemónica del hombre avanzado el siglo en las exposiciones universalesnorteamericanas, donde el movimiento sufragista saca a la escena pública la opiniónfemenina más tempranamente 160 .2.6. EL DISCURSO POLÍTICO: PROPAGANDA NACIONAL YRELACIONES EXTERIORESComo señala el periodista Antonio Escobar, las exposiciones universales soncomo “un pequeño mundo levantado por Francia para los demás pueblos” 161 , donde sejuntan, bajo el signo del enciclopedismo, dilatadas colecciones de objetos querepresentan la producción nacional: obras de arte, alimentos, máquinas… Lasexposiciones universales ofrecen una gran oportunidad para mostrar la afinidad, lascaracterísticas y peculiaridades de una nación a sus habitantes, pues cada paísparticipante configura en estos certámenes su autorretrato y su autobiografía.Bien sea país anfitrión o país invitado, todos ellos experimentan este proceso dela propia construcción de una imagen nacional. A este respecto, Wolfram Kraiser opinaque las exposiciones universales potenciaron intensamente la construcción de unaimagen de Francia común a todos los franceses en torno a la idea de nación intelectual ycivilizadora 162 . Por ello la organización de estos eventos parte de una iniciativa estatal ysu desarrollo adquiere carácter de cuestión nacional registrable tanto en las exposicionesuniversales celebradas durante el Segundo Imperio como durante la Tercera República.159 SHOEMAKER, 1973, p. 368. Carta publicada el día 15 de octubre de 1889.160 ROCHE, 2000, pp. 78-82; GREENHALGH, 1988, pp. 174-197.161 ESCOBAR, A., “La Exposición Universal de París”, I. E. A., 8-IV-1878, p. 223.162 KAISER, 1999, pp. 227-244.

2. PARÍS Y LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES 75Francia se proyecta a través de las exposiciones universales como una naciónculturalmente superior lo que la permite, no sólo consolidar su imperio colonial, sinotambién ser la “maestra” europea. De hecho, en las décadas últimas del OchocientosFrancia incide, más aún, en su imagen de nación misionera, en su labor educativa en loscontinentes africano y asiático.Sin embargo, la identidad nacional francesa distaba mucho de ser uniforme entodo el país, tanto al inicio de la serie decimonónica de exposiciones universales como asu término. A lo largo de estos cincuenta años París extiende su poderío cultural sobreel resto del país en un equilibrio tenso con las provincias. Paul A. Tenkotte explica esteproceso mediante la creación de una asociación entre los conceptos de formas culturalesy espacio geográfico. Considera que las tensiones para definir una cultura nacional enrelación a la unidad nacional dentro de la cual se integran diversidades regionales yétnicas se solucionan identificando el concepto cultura con el concepto lugar, procesoque se desarrolla durante la segunda mitad del siglo XIX en las exposicionesuniversales, entre otros foros. Era necesario mostrar un orden mundial o una visiónordenada del mundo sobre un horizonte de progreso pero, a la vez, contemplando laexistencia de un mundo heterogéneo. Para ello se utilizó un sistema de visualizaciónque combinaba imágenes panorámicas y caleidoscópicas. En opinión de Tenkotte, estaasociación de cultura-lugar enraíza en la última década del Ochocientos considerándoseplenamente consolidada en 1893 cuando se celebra la Columbian Exposition enChicago 163 . En el caso de Francia, el éxito cultural de París ―extensible a todo elpaís― radicó en asociarse a la idea de lugar central de la modernidad.Por otra parte la celebración de estos eventos vino a complementar las agendaspolíticas de los gobiernos nodriza y de sus patrocinadores. Estos proyectos permitenrestaurar la imagen de la clase política dirigente, tanto entre la comunidad internacionalcomo en el ámbito doméstico, puesto que colaboran fuertemente a legitimarpolíticamente a sus organizadores, canalizando las tensiones internas hacia el éxito delevento. En el caso francés es posible vincular la celebración de una exposición universala una importante crisis nacional; así, en 1855 se intenta superar la participación en laguerra de Crimea homenajeando a los soldados muertos y festejando las victoriasmilitares en los Campos Elíseos.163 TENKOTTE, 1987, p. 6.

2. PARÍS Y LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES 75Francia se proyecta a través de las exposiciones universales como una naciónculturalmente superior lo que la permite, no sólo consolidar su imperio colonial, sinotambién ser la “maestra” europea. De hecho, en las décadas últimas del OchocientosFrancia incide, más aún, en su imagen de nación misionera, en su labor educativa en loscontinentes africano y asiático.Sin embargo, la identidad nacional francesa distaba mucho de ser uniforme entodo el país, tanto al inicio de la serie decimonónica de exposiciones universales como asu término. A lo largo de estos cincuenta años París extiende su poderío cultural sobreel resto del país en un equilibrio tenso con las provincias. Paul A. Tenkotte explica esteproceso mediante la creación de una asociación entre los conceptos de formas culturalesy espacio geográfico. Considera que las tensiones para definir una cultura nacional enrelación a la unidad nacional dentro de la cual se integran diversidades regionales yétnicas se solucionan identificando el concepto cultura con el concepto lugar, procesoque se desarrolla durante la segunda mitad del siglo XIX en las exposicionesuniversales, entre otros foros. Era necesario mostrar un orden mundial o una visiónordenada del mundo sobre un horizonte de progreso pero, a la vez, contemplando laexistencia de un mundo heterogéneo. Para ello se utilizó un sistema de visualizaciónque combinaba imágenes panorámicas y caleidoscópicas. En opinión de Tenkotte, estaasociación de cultura-lugar enraíza en la última década del Ochocientos considerándoseplenamente consolidada en 1893 cuando se celebra la Columbian Exposition enChicago 163 . En el caso de Francia, el éxito cultural de París ―extensible a todo elpaís― radicó en asociarse a la idea de lugar central de la modernidad.Por otra parte la celebración de estos eventos vino a complementar las agendaspolíticas de los gobiernos nodriza y de sus patrocinadores. Estos proyectos permitenrestaurar la imagen de la clase política dirigente, tanto entre la comunidad internacionalcomo en el ámbito doméstico, puesto que colaboran fuertemente a legitimarpolíticamente a sus organizadores, canalizando las tensiones internas hacia el éxito delevento. En el caso francés es posible vincular la celebración de una exposición universala una importante crisis nacional; así, en 1855 se intenta superar la participación en laguerra de Crimea homenajeando a los soldados muertos y festejando las victoriasmilitares en los Campos Elíseos.163 TENKOTTE, 1987, p. 6.

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