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72 ESPAÑA EN PARÍSestablecimientos que mediante su organización fomenten la armonía en el trabajo y eldesarrollo moral, intelectual y material de los obreros; si bien en este apartado tan sólose conceden doce premios 156 .El Príncipe imperial, presidente de la Exposición Universal de 1867, entrega al Emperadorla gran medalla de la Clase 94 (DUCUING, 1867, p. 161)El obrero que viene de la ciudad industrial, del barrio compacto, donde conmayor intensidad se optimiza el tiempo y el trabajo, acude a la ciudad efímera de lasexposiciones en busca de divertimento. Tomando la idea de Paul Sica, frente a la ciudadespecializada en el trabajo nace la ciudad especializada en el tiempo libre, de modo quela exposición universal se puede entender como la manifestación efímera de la segundade estas ciudades 157 . En ellas el tiempo libre además de utilizarse para la formación einformación del obrero ―en última instancia, actividades rentables para el sistemaproductivo―, se emplea en la trasgresión del orden productivo, participando en lafiesta, en las atracciones, permitiendo la huida, la evasión a un mundo fantástico,alejado del monótono trabajo. Las exposiciones universales marcan un nuevo ritual delconsumo del tiempo, practicando el ocio y el turismo. La necesidad de entretener ydistraer va comiendo espacio a la preocupación de enseñar mostrando. Y lasdistracciones, cada vez más, suelen asociarse a instalaciones exóticas.Precisamente una de las visiones exóticas más impactantes se refiere al mundofemenino, una parte casi por completo silenciada en las exposiciones universales. En laorganización de estos eventos no se documenta la participación de ninguna mujer, comotampoco ha sido posible registrar presencia femenina en las comisiones españolas que156 SCHROEDER-GUDEHUS y RASMUSSEN, 1992, p. 81.157 SICA, 1981.

2. PARÍS Y LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES 73sistematizan la colección nacional en París. Asimismo, de ellas queda una escasaincidencia en el apartado de participación como expositoras, pues pocas mujeresgestionan explotaciones industriales o agrícolas y son contadas las artistas conreconocimiento público. Normalmente, estos eventos son organizados por unas élitessociales que responden a un perfil masculino y occidental que se enfocan, como nopodía ser de otro modo, en los logros de las élites masculinas occidentales. En el casoespañol figura la excepcional participación de Emilia Pardo Bazán en calidad decronista de las exposiciones de 1889 y 1900, quien dedica, además, algunos comentariossobre cuestiones de interés para las mujeres como “trapos y moños” o el congresofeminista celebrado en 1900 en el que, por otra parte, participa a título personal 158 .La danza en el café moruno de la Exposición Universal de 1889 (DUMAS,1889, p. 377)Sin embargo, las exposiciones universales contemplan el mundo femeninoatendiendo a dos funciones: como público y como objeto expositivo. Buena parte de lascolecciones afectan al ámbito doméstico vinculado indefectiblemente a la mujer. Portanto, se cuida la presentación de estos productos, de modo que agraden a estaspotenciales consumidoras, mostrando interés por satisfacer las necesidades de lasmujeres de clase alta, a las burguesas o a aquellas de la clase trabajadora. De otro lado,la mujer es presentada como objeto expositivo en atracciones de tipo exótico-erótico,158 PARDO BAZÁN, E., “Cartas sobre la Exposición”, La España Moderna, T. IX, (septiembre-1889),pp.119-131. Cabe señalar que la primera visita organizada por dicho congreso es al Palacio del Traje.PARDO BAZÁN, 1900ca.

72 ESPAÑA EN PARÍSestablecimientos que mediante su organización fomenten la armonía en el trabajo y eldesarrollo moral, intelectual y material de los obreros; si bien en este apartado tan sólose conceden doce premios 156 .El Príncipe imperial, presidente de la Exposición Universal de 1867, entrega al Emperadorla gran medalla de la Clase 94 (DUCUING, 1867, p. 161)El obrero que viene de la ciudad industrial, del barrio compacto, donde conmayor intensidad se optimiza el tiempo y el trabajo, acude a la ciudad efímera de lasexposiciones en busca de divertimento. Tomando la idea de Paul Sica, frente a la ciudadespecializada en el trabajo nace la ciudad especializada en el tiempo libre, de modo quela exposición universal se puede entender como la manifestación efímera de la segundade estas ciudades 157 . En ellas el tiempo libre además de utilizarse para la formación einformación del obrero ―en última instancia, actividades rentables para el sistemaproductivo―, se emplea en la trasgresión del orden productivo, participando en lafiesta, en las atracciones, permitiendo la huida, la evasión a un mundo fantástico,alejado del monótono trabajo. Las exposiciones universales marcan un nuevo ritual delconsumo del tiempo, practicando el ocio y el turismo. La necesidad de entretener ydistraer va comiendo espacio a la preocupación de enseñar mostrando. Y lasdistracciones, cada vez más, suelen asociarse a instalaciones exóticas.Precisamente una de las visiones exóticas más impactantes se refiere al mundofemenino, una parte casi por completo silenciada en las exposiciones universales. En laorganización de estos eventos no se documenta la participación de ninguna mujer, comotampoco ha sido posible registrar presencia femenina en las comisiones españolas que156 SCHROEDER-GUDEHUS y RASMUSSEN, 1992, p. 81.157 SICA, 1981.

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