13.07.2015 Views

0de1.ABLPtomoI

0de1.ABLPtomoI

0de1.ABLPtomoI

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

866 ESPAÑA EN PARÍSintensidad, la producción de zinc y cobre 852 . La contribución española a la oferta mineramundial en la segunda mitad del siglo XIX significa la mitad el mercurio, el 22 por 100de plomo, el 10 por 100 de cobre y una parte nada desdeñable del hierro 853 .Esta progresión fue posible gracias a los cambios el mapa jurídico del sectorminero. En la década central del siglo XIX regía la ley minera promulgada en 1825durante el reinado de Fernando VII modificada levemente por las leyes de minas de1849 y 1859. Esta última disposición se mantuvo vigente hasta el año 1868, cuando seaprobó la Ley de Bases Generales de la Minería, que va a permanecer como marcolegislativo del sector hasta entrada la centuria siguiente. La legislación minera de esteperiodo se caracteriza por el paulatino abandono del intervencionismo estatal y laapertura de la actividad minera hacia la liberalización económica y hacendística,proceso que va a configurar un mapa favorable a la inversión extranjera, hasta el puntode que algunos economistas se han referido a este proceso como una colonizacióneconómica.De otra parte, la interpretación de las exportaciones de mineral como el signo yla causa de la decadencia del país al permitir la fuga de la riqueza nacional a manosextranjeras conecta con una visión catastrofista de la historia económica del siglo XIX.Esta perspectiva historiográfica desarrollada por Jordi Nadal responde al paradigma delfracaso de la revolución industrial en España, debido a que perdió la oportunidad decolocarse al mismo nivel de progreso que otros países europeos. Nadal establece lacomparación principal con que el modelo británico de industrialización y la situaciónespañola no resulta coincidente con aquella en absoluto. No se partió de una revoluciónagrícola, la construcción del ferrocarril tampoco auguró el establecimiento de un tejidoindustrial y empresarial para abastecer esta demanda, ya que fue construido porcapitales extranjeros. Esta corriente historiográfica parece beber directamente de lasfuentes decimonónicas marcadas por el complejo de inferioridad de los españoles frenteal desarrollo industrial espectacular al que asistieron Gran Bretaña, Francia o Alemania.Una revisión de esta época ha permitido matizar un panorama de fracaso hacia unaperspectiva de atraso. A partir otros datos se ha logrado percibir un crecimientodinámico de la producción industrial, de modo que durante la segunda mitad del sigloXIX ésta se multiplicó por cinco 854 . Además a partir del segundo tercio del siglo XIX es852 GONZÁLEZ ENCISO y MATÉS MARCO, 2006, pp. 196-198.853 NADAL, 1992, p. 297.854 GONZÁLEZ ENCISO y MATÉS MARCO, 2006, p. 188.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!