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62 ESPAÑA EN PARÍSEn cuanto a la imagen de la nación el discurso se sustenta sobre tres pilares:historia, geografía y etnografía; estas disciplinas resultan cruciales para reconocer eltiempo, el territorio y las características nacionales que conforman Estados legítimos.Las exposiciones universales fijan la historia, la geografía y la etnografía de lasnaciones participantes en oposición a las otras; permiten identificar al “otro” exterior,ajeno, distinto 131 . Al tiempo, muestran las peculiaridades existentes dentro de cadanación, reconociendo la diversidad interna, la alteridad dentro de las propias fronteras.En extenso, contribuyen a avalar la idea de la unidad cultural de la civilizaciónoccidental, a la vez que legitiman la superioridad europea sobre el resto de continentes yel colonialismo en su versión civilizadora.Las galerías de la exposición materializan una alegoría de la industria. Son “lasmodernas catedrales” 132 donde se presentan los nuevos dioses de la modernidad: latécnica, el consumo, el trabajo, el progreso, el ocio. De hecho, la tipología edificatoriade las exposiciones universales recuerda a José de Castro y Serrano la tradición clásicade los primeros templos cristianos:“Dos mil años despues, las exposiciones universales de la industria y de las artes secelebran en la misma basílica romana, ó en edificios que difieren poco de la traza ydisposicion general que á ella le eran adecuados y característicos. Una sola varianteesencial se advierte entre ambos templos: en el romano los dioses se quedaban á lapuerta; mientras que en el europeo de los tiempos actuales, el verdadero Dios lo pueblay reside todo” 133 .En ellas se asiste al nacimiento de una relación novedosa entre objeto y hombre:el fenómeno del fetichismo, que de manera temprana es desentrañado por Karl Marx 134 .Las exposiciones universales contribuyen a glorificar el valor de cambio de lamercancía que eclipsa al valor intrínseco de las mismas. Según Marx, en el sistemacapitalista las relaciones entre los hombres son en realidad relaciones entre objetos, peroobjetos con valores sociales o artículos de consumo, lo que llama mercancías. Lasmercancías alcanzan el fetiche, por lo que pueden rendir, principalmente por laexperiencia que proporcionan, y no tanto en cuanto a su calidad y al valor del trabajocon el que han sido producidas. La mercancía recibe un carácter fetichista, es objeto dedeseo:“La producción no aporta sólo materiales a las necesidades, aporta también unanecesidad a los materiales. Cuando el consumo sale de su tosquedad primitiva pierde su131 INIESTA GONZÁLEZ, 1999, pp. 59-72.132 BENSAUDE-VINCENT, 1983, pp. 275-286.133 CASTRO Y SERRANO, 1867, p. 110.134 MARINAS, 1995, pp. 7-26.

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