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728 ESPAÑA EN PARÍS―algo hubiera podido esponerse, para dar á conocer los pequeños adelantos que hemoshecho en la industria naval. Poseyendo un litoral inmenso la nación española esesencialmente marítima: y si bien no necesitamos de grandes escuadras, siemprehabremos de atender al progreso de la marina militar, aun cuando no sea más que conobjeto de proteger nuestro comercio, y hacer respetar nuestra bandera en los mares áque concurren nuestros buques mercantes: por esto es doblemente sensible que nadahaya presentado de este ramo en la Esposicion universal la nación vencedora deLepanto, que en los días mejores de su gloria fue dueña absoluta de los mares‖ 613 .Por tanto, era ocasión de hacer un esfuerzo para mostrar al mundo la situaciónespañola del momento y, sobre todo, para intentar defender una exitosa, aunque pasada,trayectoria histórica.Asimismo en este año de 1855, el ingeniero de minas Casiano de Prado, trasdescribir varias máquinas extranjeras, se interroga sobre las causas del fracaso españolen la sección industrial. La primera característica que destaca de la participaciónespañola es su pequeñez, siendo también la fundamental. No sin dolor reconoce que, delos ―tesoros y maravillas‖ expuestos en París, sñlo pertenecen a Espaða una partemínima. Sin embargo, en las filas españolas se esperaba un buen resultado en el repartode galardones, pero los premios se correspondieron al volumen y prestigio de laparticipación; es decir, escasearon. Entonces, comenzaron a extenderse comentarios queintentaban desviar el defecto nacional hacia la organización francesa, aduciendo un tratodiscriminatorio por su parte, mientras que para Casiano de Prado este resultado, en granparte, pudo provenir:―de no haber dado muchos á la esposicion toda la importancia que debieran, ó de nohaber concurrido á ella otros que pudieran haberlo hecho con distinción, ¿de dóndeprocede esa indiferencia, ese desmayo deplorable, mientras que en otras nacioneshierven en los corazones de tantos hombres la noble ambicion de la gloria, las grandesaspiraciones, y el entusiasmo por los progresos de las ciencias, de las artes y de laindustria?‖ 614 .No obstante, cronistas tan reflexivos y críticos con la actuación española, comode Prado, incurren en contradicciones. Según avanza en sus valoraciones se inflama suamor patrio y llega a considerar que, pese a la parquedad de la exposición mecánica, laimagen la exposición española procede, en buena medida, a una imagen creada por losfranceses, según la cual se otorga a los españoles una tradición de escaso interés hacia elmundo científico. Y demuestra esta idea enumerando a científicos españoles grabadosen la cornisa y en los medallones del cuerpo central del Palacio de la Industria, dondesólo encuentra dos nombres: el benedictino Ponce, dedicado a la instrucción de613 íd., pp. 60-61.614 PRADO, 1856, pp. 28-29.

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