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650 ESPAÑA EN PARÍScomo de directores de centros. Fueron los técnicos dotados de celo profesional ―comose expresaban en la época― quienes intentaron mostrar una Espaða moderna en París,quienes viajaron hasta la capital francesa para conocer de primera mano las novedadespedagógicas del mercado internacional, agazapadas en las galerías expositivas o en lassalas de conferencias. Pese a los esfuerzos la exposición de 1900 cierra el periodo conun colectivo de productos españoles que no parece modificar radicalmente sus pautasexpositivas, sino todo lo contrario. La colección pedagógica finisecular pierde, incluso,el prestigio del número, pues ni siquiera destaca por la cantidad de materiales. Nodesciende al nivel de participación de 1855, pero tampoco supera los índices de 1867.Es algo de lo que se lamentaban César Silió y Juan Bautista Enseñat. Mas en medio deeste mar de insatisfacciones, de protestas y quejas quedaban islas con Robinsones. ParaSilió la excepción de la ridiculez y mezquindad expositiva aparecía en la instalación―verdaderamente decorosa‖ de la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, que exhibía enun gran mueble tallado varias colecciones de libros, mostrando ―el grado de adelanto desus alumnos‖ 427 . Mientras Enseðat incidía en los productos ―modestamente preciosos‖que habían seleccionado varios profesores de escuelas, en las aportaciones de la EscuelaNormal de Málaga, de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega (Cantabria) y deVillanueva y Geltrú (Barcelona), o en el alfabeto fonético presentado por José MaríaArteaga 428 . Este mismo autor, pero refiriéndose al mundo editorial, califica deinstalación remarcable la practicada por la casa editorial barcelonesa de Montaner ySimón. Su colección ―comenta― satisface a los visitantes ―en busca de algo más quede recreo para los sentidos‖, conteniendo varias obras lujosamente editadas con las que:―demuestra el grado de adelanto á que ha llegado en Espaða la industria editorial ydemuestra además que hay en nuestra patria algo más que esa plaga de flamenquismoque, no contenta con invadirlo ahí todo, ha querido ostentar aquí algo como larepresentación española, gracias, en parte, á complacencias de quienes mayor empeñodebieran haber puesto en impedirlo‖ 429 .A través de las impresiones de los cronistas se percibe notoriamente el intento demostrar y demostrar que el material y las aplicaciones de las artes liberales en España427 SILIÓ Y CORTÉS, 1900, p. 48.428 ENSEÑAT, J. B., ―Crñnicas de la Exposiciñn de París‖, La Ilustración Artística, nº 970, 30-VII-1900,p. 970.429 ENSEÑAT, J. B., ―Crñnicas de la Exposiciñn de París. Secciones espaðolas‖, La Ilustración Artística,nº 985, 5-XI-1900, p. 714. La notabilidad de las obras expuestas, como Diccionario EnciclopédicoHispano-Americano, La Historia de España de Lafuente, El Quijote, ilustrado por Balaca y Pellicer o LaHistoria del Arte, y la forma de presentarlas es señalada por este mismo autor en otro artículo publicadomeses antes ya citado: ―Crñnicas de la Exposiciñn de París‖, La Ilustración Artística, nº 970, 30-VII-1900, p. 970. Cabe recordar que esta editorial es propietaria de La Ilustración Artística, de ahí por tantoeste panegírico.

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