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5. LA COLECCIÓN MATERIAL 593sortis avec une sorte de nouvelle et éclatante jeunesse, qui fait l’étonnement etl’admiration des visiteurs du Champs de Mars‖ 317 . Se encuentra ante una colección quedenota superación, renovación, vigor y, en fin, la quimera del siglo: progreso.Del mismo modo, Lamarre y Louis-Lande inciden sobre la idea de progreso alanalizar la colección artística de 1878. Para ellos los expositores seleccionados están encontacto con las modernas corrientes artísticas, denotan progreso y, junto a ciertas notaspintorescas características de la tradición nacional, encarnan una de las escuelas máspersonales, interesantes, potentes y vitales del certamen universal 318 . Parece que lacolección española de esta edición había sorprendido a más de uno en París, hastaconsiderarla ―una revelaciñn, tanto por sus méritos, como por tener caracteres propios yoriginales‖. Con ella se conquista ―un puesto muy envidiable‖, recuperando ―en lapintura el honroso puesto que nos correspondía‖ 319 .En 1889 doña Emilia reconoce que los pintores españoles se hombrean con lospintores extranjeros, haciendo valer la tradición de los grandes maestros españoles.Velázquez es, nuevamente, de obligada cita. Las aptitudes artísticas de los pintoresespañoles van mejorando en cada exposiciñn universal, con su hacer ―opina ArmandGouzien― ―la patria de Velázquez y Murillo, Zurbarán y Goya, puede estar orgullosade sus sucesores‖ 320 . Hasta el presidente Carnot reconoce al visitar la sección españolaque este país ―siempre será el más artístico y el más hidalgo‖ 321 .Sin embargo, no es posible hallar en las críticas un consenso relativo alrenacimiento de la escuela artística española, como tampoco existe acuerdo en las basessobre las que se asienta. En 1900 el crítico de Le Monde Moderne señala los aspectoscaracterísticos del estilo español: pintura fogosa, vibrante y colorista y ausencia de losefectos de la naturaleza. Además destaca la permanencia de escenas de costumbres,como la carrera de carros de Ulpiano Checa; o del retrato, como la dama vestida con unsombrero de Madrazo, pero, en general, nada encuentra de especial más allá de losPirineos 322 . Una visión más optimista es la que ofrece Georges Lafenestre―conservador de pinturas y dibujos del Museo del Louvre― en sus consideracionessobre la pintura española. Aprecia el esfuerzo que ésta ha realizado para recuperar el317 LAMARRE y LOUIS–LANDE, 1878, p. 177.318 íd., p. 181. Después de las alabanzas recuerdan que la escuela española es alumna de la escuelafrancesa, de la que toma gustos, métodos y procedimientos añadiendo algunos rasgos propios.319 BOUTELOU, 1879, pp. 47, 191-192.320 GOUZIEN, A., Op. Cit., 22-VIII-1889, pp. 103-106.321 ―Exposiciñn Universal de 1889 en París. Inauguraciñn del concurso el 6 del actual. Iluminaciñn de laTorre Eiffel‖, I. E. A., 22-V-1889, pp. 298-299.322 QUANTIN, 1900, pp. 41-42.

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