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584 ESPAÑA EN PARÍSoportunidades de influir en las deliberaciones fue mucho menor debido su escasonúmero de jurados.Además de una interpretación exagerada del potencial artístico españoldesplegado en las exposiciones universales de París en las crónicas españolas suele serhabitual la crítica a la selección practicada por los jurados de admisión españoles.Normalmente se cuestionan las exclusiones más que la nómina de artistas incluidos.Podría decirse que hay una gradación en las críticas: los comentarios más ácidos seregistran en la forma de instalar la colección y las críticas más tibias corresponden a lasimpresiones que provocan las obras expuestas. En un punto intermedio variable, segúnel gusto del cronista, se localizan sus opiniones sobre la selección practicada. Asísucede hasta la exposición de 1900, año en el que la sensibilidad nacional se encontrabaespecialmente susceptible y la crítica ejerció mayor activismo en todo lo referido a lapresencia española en la exposición de París.En 1867 Benito Pérez Galdós echa en falta a Haes, a Mercadé y a Fortuny, aquien ve capaz de aspirar ―al primer puesto entre las naciones que cultivan lapintura‖ 291 . Además considera que la selección realizada en la producción de Casado,Sans y Madrazo podría haber sido mejor si, en vez de enviar ―lo selecto‖ de la últimaexposición nacional de Bellas Artes, se hubiera elegido entre lo mejor de las realizadasdesde 1856. No obstante, opina que, en su conjunto, la colección de pintura españolaofrecía ―tal vez una excepciñn feliz en el concepto general que de la sección españoladebe formarse‖, brindando a un observador extranjero una idea aproximada sobre elestado de las artes en el país:―La colección aunque pequeña, es bella; si no puede dar una idea del estado deflorecimiento en que la pintura española se encuentra hoy, contribuye por lo menos ádestruir preocupaciones que los artistas y críticos estranjeros tienen respecto del arteespaðol del siglo XIX‖ 292 .Así pues, aunque incompleta, esta colección de lienzos mantiene viva latradición artística espaðola, mientras la pintura francesa manifiesta una ―lastimosa yvisible decadencia‖. Para don Benito la generaciñn de los grandes pintores franceses hadesaparecido: ―Los Gericault, los Vernet, los Delacroix, los Ingres, ya no existen‖ 293 .Únicamente se salvan de este estado Meissonier, Cabannel, Gérôme y Rosa Bonheur,291 SHOEMAKER, 1972, p. 420.292 íd., pp. 416-417.293 íd., p. 420.

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