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582 ESPAÑA EN PARÍSmucho á la altura de otras naciones, sí, es un hecho evidente, y fuera gratuidad negarlo:que la Exposicion española ha dado de nosotros una idea inferior á lo que realmentevalemos, sin que esto sea decir que debamos estar contentos y satisfechos, tambien esverdad‖ 289 .Sin embargo, esa afirmación puede ser precisada con el valor numérico de laparticipación y de las recompensas, así como con el valor intrínseco de dichasrecompensas. En el caso de 1855, de 54 expositores solamente 4 son premiados ―y 3son menciones de honor―, siendo Federico de Madrazo y Kunt el único artistaagraciado con una medalla de primera clase por su colección de catorce retratos y supintura de asunto religioso ―Las santas mujeres en el sepulcro de Cristo‖ (Palacio Real,Madrid). Este grupo ocupa el cuarto lugar en cuanto a cantidad de expositores y suincidencia por el número y la relevancia de premios es muy baja.En 1867 la cantidad de expositores de obras de arte es comparativamente muchomenor al contabilizado en 1855. De hecho, por delante de este grupo se encuentran otros6 más numerosos, quedando también a la cola en cuanto a la evaluación de los premiosrecabados. De los 75 expositores registrados reciben premio 7 de ellos: 3 bronces, 3platas y una medalla de oro. Esta colección se encuentra en el séptimo puesto, tanto porsu nivel de participación como por el número de galardones que reúne. Sigue ocupando,por consiguiente, lugares muy poco destacados, aunque el índice de premios en relaciónal número de expositores mejora.Atendiendo a la estadística del comisario delegado español de 1878, en esaexposición participan 190 expositores españoles. Por primera y única vez la colecciónartística española en París supera el centenar de expositores. No obstante, sigueocupando el séptimo lugar respecto al volumen total de participantes, es decir, laparticipación española crece con la misma intensidad en todos los grupos de productos,por lo que sigue establecida a la cola de la participación nacional 290 . De estos 190expositores tan sólo 15 son premiados. Se trata, nuevamente, de un conjunto deagraciados muy poco numeroso dentro del medallero nacional y se halla casi al final delestadillo de galardones ―en el segundo lugar por la cola―. A pesar de ello,289 ORELLANA, 1867, pp. 131-133.290 SANTOS, t. I, 1880, Gráficos VII y XIX. Sin embargo, atendiendo a los números que ofrece elcatálogo publicado por la Comisaría general francesa España cuenta con 121 expositores y un total de 230obras. Exposition Universelle Internationale de 1878 à Paris. Catalogue Officiel…, t. I, 1878, pp. 249-257. Pero esta fuente tampoco es muy fiable; por ejemplo, no figuran en el listado de expositores, algunostan destacados como Raimundo y Federico de Madrazo. En cambio el Catálogo publicado por laComisión General de España cita 137 expositores de Bellas Artes, pero no contabiliza los expositores deCuba, Filipinas y Puerto Rico ni aquellos que han enviado directamente la obra a París. Catálogo de laSección Española publicado por la Comisión General de España…, 1878, p. 714.

5. LA COLECCIÓN MATERIAL 583comisionados, cronistas y corresponsales de prensa inciden en la importancia de lacolección artística española, capaz de conseguir las más altas distinciones del JuradoInternacional. Se ven alentados ―quizá cegados― por la medalla de honor que obtieneFrancisco de Pradilla con su lienzo sobre Juana la Loca, pero España recibe otraveintena de ellas aunque su impacto mediático sea menor. La colección de objetosmecánicos consigue cinco grandes premios, mas los cronistas no interpretan el datocomo indicativo del potencial español en este sector productivo.La participación española de 1889 en las artes ocupa el quinto puesto respecto alvolumen total de participantes. Son 95 expositores y, atendiendo a la cantidad depremios acumulados, esta colección se encuentra también en niveles bajos,concretamente el sexto, con 24 medallas. Es, por tanto, un cuerpo de expositores yproductos de impacto intermedio. Sin embargo, la proporción entre el número total deexpositores y el número total de premiados mejora de forma ostensible; prácticamenteun expositor de cada cuatro es premiado. En esta ediciñn el cuadro titulado ―Una sala dehospital‖, realizado por Luis Jiménez Aranda, recibe el galardñn más prestigioso delcertamen, un gran premio.En 1900 el total de artistas que exponen en París casi no varía con respecto a laanterior ediciñn ―ahora son 94―, pero aumenta considerablemente la importancia deeste grupo en el medallero español. La colección artística del final de siglo recibe 72premios, con lo que se coloca entre los grupos más galardonados de toda la colecciónespañola; concretamente se sitúa en el tercer puesto del estadillo de galardones. Es elaðo en que triunfa Sorolla, quien recibe el gran premio por ―Triste herencia‖, comotambién es un año victorioso para Mariano Benlliure, igualmente galardonado con ungran premio por su colección de esculturas.Los números cifrados anteriormente no corroboran la idea de que España es unapotencia artística, que sólo envía arte a París, donde la colección es intensamentevalorada. No obstante, cabe recordar que las deliberaciones de los juradosinternacionales registraron un grado considerable de manipulación. La organizaciónfrancesa permitió de forma evidente y constante la interferencia de los circuitoseconómicos y políticos en la configuración de los jurados internacionales. En primerlugar, puede decirse que las valoraciones de esta institución fueron, en realidad,realizadas mayoritariamente por jurados franceses. Por otra parte, España no tuvo elmismo tratamiento que otros países europeos ―como Gran Bretaða―, ya que sus

5. LA COLECCIÓN MATERIAL 583comisionados, cronistas y corresponsales de prensa inciden en la importancia de lacolección artística española, capaz de conseguir las más altas distinciones del JuradoInternacional. Se ven alentados ―quizá cegados― por la medalla de honor que obtieneFrancisco de Pradilla con su lienzo sobre Juana la Loca, pero España recibe otraveintena de ellas aunque su impacto mediático sea menor. La colección de objetosmecánicos consigue cinco grandes premios, mas los cronistas no interpretan el datocomo indicativo del potencial español en este sector productivo.La participación española de 1889 en las artes ocupa el quinto puesto respecto alvolumen total de participantes. Son 95 expositores y, atendiendo a la cantidad depremios acumulados, esta colección se encuentra también en niveles bajos,concretamente el sexto, con 24 medallas. Es, por tanto, un cuerpo de expositores yproductos de impacto intermedio. Sin embargo, la proporción entre el número total deexpositores y el número total de premiados mejora de forma ostensible; prácticamenteun expositor de cada cuatro es premiado. En esta ediciñn el cuadro titulado ―Una sala dehospital‖, realizado por Luis Jiménez Aranda, recibe el galardñn más prestigioso delcertamen, un gran premio.En 1900 el total de artistas que exponen en París casi no varía con respecto a laanterior ediciñn ―ahora son 94―, pero aumenta considerablemente la importancia deeste grupo en el medallero español. La colección artística del final de siglo recibe 72premios, con lo que se coloca entre los grupos más galardonados de toda la colecciónespañola; concretamente se sitúa en el tercer puesto del estadillo de galardones. Es elaðo en que triunfa Sorolla, quien recibe el gran premio por ―Triste herencia‖, comotambién es un año victorioso para Mariano Benlliure, igualmente galardonado con ungran premio por su colección de esculturas.Los números cifrados anteriormente no corroboran la idea de que España es unapotencia artística, que sólo envía arte a París, donde la colección es intensamentevalorada. No obstante, cabe recordar que las deliberaciones de los juradosinternacionales registraron un grado considerable de manipulación. La organizaciónfrancesa permitió de forma evidente y constante la interferencia de los circuitoseconómicos y políticos en la configuración de los jurados internacionales. En primerlugar, puede decirse que las valoraciones de esta institución fueron, en realidad,realizadas mayoritariamente por jurados franceses. Por otra parte, España no tuvo elmismo tratamiento que otros países europeos ―como Gran Bretaða―, ya que sus

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