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558 ESPAÑA EN PARÍStestimonia― de los mayores elogios por cuantos visitan la secciñn española 209 . Lafigura acusa una notable inspiración en la estatuaria helénica, pues recuerda la posturade los atletas de Policleto y Praxíteles 210 .Lamarca encuentra la escultura ―de capa caída‖ no sólo en la exposición, sinotambién en la vida; la imagen que la universal ofrece en escultura no es sino el estado desu decadencia: ―se acabaron aquellos cinceles que condensaban en un grupo como elLaocoonte todo el interés, todo el horror de una tragedia, como el de Benvenuto Cellini,que en el rostro de Cristo sabía expresar toda la belleza del cristianismo‖ 211 . Tambiénpara Emilio Castelar ―nuestra escultura se halla muy decadente en la hora que corre‖ 212 .La escultura en el siglo XIX ha de salvar ―expresa Lamarca― dos extremos: lafrivolidad y el realismo. Además las exhibiciones de escultura han de superar un escollosemejante al que sufre la exposición de modelos y dibujos arquitectónicos. Ambassuscitan escaso interés en el público general:―Difícil es y casi siempre imposible que la mayoría del pueblo tenga un gusto tanexquisito y depurado, que le haga saborear las plácidas bellezas de la escultura: esto sehalla reservado para un cierto número de personas dotadas de mayor instrucción, ysobre todo educadas en la contemplación de obras verdaderamente bellas‖ 213 .El problema de instrucción afecta no sólo al aprendizaje o al entrenamiento paracontemplar imágenes complejas sino también para leer y entender los contenidos. Elpúblico en general desconoce, por ejemplo, los temas mitológicos. Lamarca y otrosautores como Eugenio Ochoa ―según se verá más adelante― consideran laArquitectura y la Escultura artes más intelectuales y por tanto alejadas del deleite de lasmasas.La colección escultórica española en la Exposición Universal de 1878―circunscrita a la Clase 3― se distribuye en las salas destinadas a la exhibición depinturas, mezclándose con ellas, aspecto que agrada a Ángel Fernández de los Ríos pueslos vivos colores de las telas ―contribuyen á animar la frialdad de los mármoles‖, adiferencia de la exposición de esculturas francesa, reunida en una sala específica.209 LAMARCA, L., Op. Cit., 16-VI-1867, pp. 34-35.210 El artista envía esta obra desde Roma, donde pasa varios años como pensionado en la década de 1860.Allí ejecuta la estatua de ―Dante‖, que envía a la Exposiciñn Nacional de 1864 en la que obtiene unasegunda medalla, la estatua de ―Petrarca‖, la de ―Himeneo‖, que participa en la Exposición Nacional de1867 ganando la primera medalla. También realiza el mausoleo del General O’Donell.211 LAMARCA, L., Op. Cit., 16-VI-1867, pp. 34-35.212 CASTELAR, 1875, p. 169.213 LAMARCA, L., Op. Cit., 16-VI-1867, pp. 34-35.

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