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5. LA COLECCIÓN MATERIAL 511hallaban retenidas en la frontera ya que la aduana de Irún se negaba a despacharlas. Lacuestión quedó zanjada a finales del mes de diciembre cuando el Senado envió larelación de obras que habían participado en la exposición para que pudieran circular conlibertad de derechos.Según relata doña Emilia el viaje tuvo una afortunada consecuencia en la obra dePradilla, pues al descolgarla de su emplazamiento original se vio que la humedad estabapudriendo el lienzo que de forma unánime los senadores se negaban a prestar temiendopor su conservación, cuando la obra estaba sentenciada a ―muerte poremparedamiento‖ 69 . Esta humedad fue provocada al encajar el cuadro sobre un revoquefresco a su vuelta de la exposiciñn de Munich para ―sujetar el cuadro á la pared de talmodo, que resultase casi imposible desprenderlo‖ evitando así posibles viajes futuros 70 .Con la dotación espacial de la colección artística de 1900 no sucederá como enla anterior edición universal, ya que la sección española se expone en esta nueva ediciónmás apretada. Para contener la colección artística se levanta un edificio exento en losCampos Elíseos, el Grand Palais. Según se desprende de las reclamaciones de loscomisionados españoles, las autoridades francesas no fueron tan dadivosas en estaocasión, pues únicamente ofrecieron la mitad del espacio que España reclamaba parasus obras artísticas. El local de España estaba orientado hacia el lado suroeste de esteedificio, entrando por la avenida de Nicolás II, y constaba de planta baja y galería alta.La escasez de metros para colgar las obras empujó al director de Bellas Artes, JuanJiménez Fernández, a construir un muro que dividiera la sala 71 . Sin embargo, estamedida no dignificó el local, que para varios españoles era un resto, lo que nadie habíaquerido. El pintor Luis Jiménez Aranda se manifiesta en este sentido. Para él, esteespacio carecía de las condiciones mínimas para instalar obra artística. Fallaba lailuminación, tanto por exceso como por defecto, faltaba pared lisa debido a la existenciade recovecos, puertas, arcos, ventanas… y la decoraciñn tampoco había sido muyafortunada 72 . Estas circunstancias forman el ―pero‖ que otorga César Siliñ a la colecciñnde pinturas espaðola; en sus palabras: ―está instalada en pésimas condiciones, repartida69 PARDO BAZÁN, 1889, p. 210.70 íd., p. 208.71 SAINT-AUBIN, A., ―Arte y artistas‖, El Heraldo de Madrid, 11-VI-1900. Recorte de periódico.Archivo del Museo de Sorolla, R. P. S./ 156.72 S. A. [SAINT-AUBIN, A.], ―Arte y artistas‖; El Heraldo de Madrid, V-1900. Reproduce la carta que elpintor Luis Jiménez envía al director del periñdico bajo el título ―A mis compaðeros los artistas queresiden en Espaða‖. Recorte de noticia. Archivo del Museo Sorolla, R. P. S./ 155.

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